México agrieta las cuentas de Telefónica en Hispanoamérica

El operador en el país azteca, al que se le ha colocado el cartel de 'se vende', sigue lastrando sus resultados por la regulación sobre el espectro

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Telefónica reunirá a su consejo de administración la próxima semana. Pese al poco tiempo transcurrido desde la cumbre de septiembre, en la que la compañía acordó un plan de salidas incentivadas para adecuar su estructura y seguir monetizando sus torres, la compañía sigue con retos por delante. Entre ellos están las desinversiones, una vía utilizada este año tras la venta de algunos de sus negocios no estratégicos y de filiales. Y entre los señalados habituales, México, país que ha estado en varias ocasiones en el escaparate, sigue lastrada por la regulación del país.

Sus últimos resultados lo demostraron al empañar las cifras totales de Hispam Norte, demarcación geográfica en la que se enmarcan otros países además del azteca, como son Colombia, Ecuador, Venezuela y la región de Centroamérica.

«Las finanzas siguieron marcadas por México, donde el oibda se ve muy afectado por el reconocimiento de tarifas de espectro», explicó Laura Abasolo, directora de Finanzas y Control de Telefónica, en la conferencia ante analistas, cuando habló de Hispam Norte. Los datos: pese a que el desempeño comercial hizo que los ingresos totales de Telefónica México crecieran un 5,2%, el oibda, medida que se utiliza para reflejar la rentabilidad, cayó en un 26%, un descenso muy severo si se compara con el resto de países de Hispam Norte.

Telefónica México aumentó sus ingresos durante el tercer trimestre, pero los efectos derivados de la regulación del país echó por tierra el resultado

Telefónica, que opera en México bajo la marca Movistar, siempre ha defendido que los recursos invertidos en compra y renovación de espectro suponen un precio a pagar al Estado muy por encima al de la media internacional, ya que en otros mercados ese tipo de cuotas están por debajo.

La muestra de esta presión en las cuentas de Telefónica se observa al ver que el pasado año la compañía pagó 135 millones por renovar espectro en México, una cifra que supone casi la mitad de lo que ha ingresado durante la primera mitad de este 2019 y que está por encima de lo que ha pagado en otros países durante el mimo periodo, como España (122 millones).

Un mercado agresivo

La compañía, además, pelea en un entorno difícil porque los ingresos no crecen al mismo ritmo que lo hacen los compromisos para estas inversiones. El sector está dominado en el país por Telcel, propiedad de Carlos Slim, y AT&T viene pisando fuerte por detrás, presionando los precios a la baja.

La misma Telefónica reconocía los riesgos del mercado en su folleto de septiembre, en el que explica cómo continuaba adaptando su oferta comercial de prepago, donde tiene la mayoría de clientes, al contexto de mercado. Su oferta sigue enfocada en “planes lealtad”, un programa de incentivos sobre las recargas para incrementar la frecuencia.

Por otro lado, en el apartado de clientes de contrato, la compañía ha lanzado un nuevo plan para reforzar la oferta comercial enfocada hasta marzo 2019, dentro del plan ilimitado que ahora incluye en su oferta Movistar TV. En el negocio de venta de móviles se eliminó el subsidio y se incluyó un score crediticio como barrera de entrada.

Cambios y rumores de venta

La posición en el mercado de Telefónica México y su resultado ha llevado al grupo a colocar el cartel de se vende en distintas ocasiones sobre la filial. «No estamos contentos con México», afirmó el presidente de Telefónica, José María Álvarez Pallete, ante los medios de comunicación en la presentación anual de resultados de 2018. «Tenemos la obligación de mejorarlo (el resultado) desde el punto de vista orgánico o inorgánico», así como «explorar acuerdos para compartir redes con otros operadores y así mejorar el retorno del capital», explicó el presidente.

Las informaciones que han aparecido apuntaban a que la compañía tenía a dos candidatos interesados: el fondo de inversión Cerberus y Advent. La compañía, preguntada por este medio sobre una posible venta, no quiso hacer comentarios.

Los rumores de venta, total o parcial, sobre Telefónica México llevan tiempo sobre la mesa. Deshacerse de la compañía en el país azteca encajaría en las líneas maestras del plan estratégico que el propio Álvarez-Pallete tiene para la compañía y que fueron anunciadas hace casi justo un año (el 29 de noviembre) en la Caja Mágica en Madrid. Se trata de, en palabras del presidente, “aumentar el retorno sobre capital empleado”, es decir, decidir qué mercados son más rentables para el grupo.

Pero ante la imposibilidad de que fructificara una operación de compra, llegaron cambios en México. Fue el 23 de agosto cuando Telefónica relevó a Carlos Morales y puso como sustituto a Camilo Aya Caro, quien pasó a ser presidente y consejero delegado de Telefónica México.

Solo cinco días después de asumir el mandato, Caro asistió al Instituto Federal de Telecomunicaciones (IFT) de Insurgentes Sur para debatir con los reguladores sobre los costes económicos de comprar, retener y explotar espectro radioeléctrico.

El escaparate de Telefónica

Vender México supondría dar salida a una pieza más del escaparate de Telefónica, del que ha obtenido ya más de 2.000 millones de euros. Es lo que ya ha sucedido con la venta de otras filiales, como las de Panamá, Nicaragua y Costa Rica.

También han sido vendidos centros de datos (algunos de ellos precisamente en México), que han ido a parar a manos de Asterion. El fondo de inversión especializado en infraestructuras en Europa se hizo con estos activos por un importe total de 550 millones de euros.

Otros activos, en este caso las torres de telefonía, han sido traspasadas a Telxius. Esta operación fue uno de los puntos analizados en la cumbre de Telefónica de septiembre, en la que se acordó vender más torres de telefonía para seguir reduciendo deuda. La compañía opera a través de una cartera de unos 130.000 torres de telefonía en todo el mundo y es propietaria, directamente o a través de diferentes filiales, de una importante cartera repartida en 12 mercados.

En un grupo de ventas más pequeñas, por lo que respecta al volumen de las operaciones, se enmarca la venta de su filial aseguradora Antares a Seguros Santalucía, la reciente venta de su sede en Barcelona o la del medio de comunicación económico Invertia.

Cristian Reche

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