El Barça os vigila… por vuestra seguridad

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El periodo preelectoral en el Barça está resultando de lo más convulso. La lucha por el control de un club que el año que viene tiene previsto ingresar 405 millones de euros ha adquirido tintes de novela de espías que casi podría estar firmada por Frederic Forsyth o John Le Carré.

Este jueves, El Periódico de Catalunya contaba que Joan Oliver, director general del club, ordenó en abril espiar a cuatro de los cinco vicepresidentes sin que ninguno de ellos supiera nada. Todos ellos aspiran, o aspiraban, a presentar su candidatura o a encabezar la continuista de la era Laporta, quien, por cierto, tampoco sabía nada del asunto.

Una vez conocida la noticia, Oliver ha comparecido en rueda de prensa para explicar que efectivamente hizo seguir a los vicepresidentes Jaume Ferrer, Joan Boix, Joan Franquesa y Rafael Yuste, pero no para espiarlos sino para “velar por su seguridad” y realizar una “auditoría de seguridad” sobre sus personas.

El director general del Barça ha afirmado que el caso se inició a partir de una petición de ayuda de Joan Franquesa, que según Oliver, “viene a nosotros porque tenía indicios de que estaba siendo seguido, y nos pide que investiguemos por su seguridad». Oliver se prestó a ayudar a Franquesa, pero ni corto ni perezoso extendió el seguimiento a los otros tres vicepresidentes sin notificárselo. “Se hizo con discrección y es la forma habitual de trabajar del club».

A comienzos de abril, según Oliver, el club recibió los resultados que «se comparten con los cuatro vicepresidentes». «Reaccionan de manera normal, no lo consideran ofensivo, aunque emocionalmente a ninguno le gusta que se metan en su vida. Se habló y no hubo problema».

El coste de la auditoría de seguridad ha sido de 56.000 euros, «un 1% del presupuesto de seguridad del club, que se cifra en 4 millones de euros», aclaró Oliver, quien explicó de qué se ha tratado con el seguimiento a los vicepresidentes: «Con esta auditoría se verifican las informaciones que hay en los registros y en los lugares públicos sobre esta persona y se pregunta en determinados ambientes si hay informaciones relevantes sobre ella. No se hace un seguimiento a la persona ni se intervienen teléfonos ni correo».

Aunque Oliver ha negado de forma tajante que el espionaje no quería perjudicar a ninguno de los potenciales candidatos a las elecciones, no deja de ser curioso que los hechos se hayan producido justo un año antes de la cita con las urnas. La batalla por la sucesión se perfila dura y sin concesiones dentro de la misma junta directiva, aunque parece claro que el favorito de Laporta es Xavier Sala i Martín, quien, por cierto, se libró de los detectives.

A todos estos posibles candidatos, hay que añadir los “externos”, como Ferran Soriano, que nunca ha cerrado la puerta a presentarse a la presidencia del Barça, o Sandro Rosell, exmano derecha de Laporta y que, de momento, guarda un silencio sepulcral. De momento, los dos exdirectivos del Barça deben de estar atónitos ante el último episodio.

Economía Digital

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