Los cuatro descuidos más repetidos que entregan tu dinero a los estafadores

La banca móvil abre nuevas puertas a los timos con tarjetas y cuentas corrientes; aunque las medidas de seguridad son cada vez más eficaces, no te puedes relajar

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El uso de la banca on line en España se ha duplicado desde 2008, y ya es usado por el 40% de la población de 16 a 74 años, según un estudio de BBVA Research. Sin embargo, este índice se encuentra por debajo de la media europea (46%), y lejos de países como Noruega (90%), Finlandia (86%), Dinamarca y los Países Bajos (85%).

Pero el proceso de digitalización, imparable, también deriva en bancos que solamente operan con el móvil, como Imaginbank, de Caikabank. Si bien las medidas de seguridad son cada vez más efectivas, cabe extremar las precauciones porque un uso incorrecto de la banca móvil puede causar un serio problema con las cuentas.

Estos son los cuatro descuidos más repetidos por los españoles y que dan pie a las estafas en la banca a distancia.

1 Desatender las cuentas

Hay que consultar los movimientos de las cuentas bancarias regularmente, si es posible cada día, y detectar cualquier uso fraudulento en ellas o en las tarjetas vinculadas. Si en algún momento se percibe un cargo extraño, hay que ponerse en contacto cuanto antes con el banco y proceder a bloquear la tarjeta, cambiar las contraseñas para evitar un uso fraudulento y denunciar los descuentos sospechosos de una cuenta corriente.

2 Descuidar las contraseñas

Ser negligente con las contraseñas puede acarrear más de un disgusto. Es cierto que la mayoría de los bancos incorporan medidas de seguridad adicionales para garantizar las operaciones de sus clientes (usuario y contraseña para acceder a la banca a distancia, código o tarjeta de coordenadas y recepción de SMS para confirmar las operaciones o una combinación de ambas), pero cabe tener una cuota de precaución extra.

Lo ideal sería disponer de una contraseña para cada cuenta y no dejarla anotada nunca apps fácilmente localizables (como la sección de notas del móvil), ni mucho menos apuntarla junto con el usuario o los datos de la cuenta a los que da acceso. Al igual que se debe cuidar el código PIN de las tarjetas, hay que tener mucha precaución con las contraseñas de las cuentas.

3 Confiar en las páginas web

Cuando un usuario llega a una página web en la que se deben introducir datos sensibles como un número de tarjeta o una contraseña, hay que asegurarse de que se trata de una web segura. Basta comprobar si en la barra del navegador aparecer un candado de color verde junto a la URL del sitio y que esta empieza por «https».

Esta denominación indica al usuario que los datos que introduzcan en la página estarán encriptados, y que en el caso de que un tercero pudiera interceptarlos, los recibiría cifrados y no podría ni capturarlos ni usarlos.

4 Aceptar cualquier correo electrónico

El «phishing» –suplantación de identidad- es cada vez más frecuente, y uno de los trucos más frecuentes para «robar» los datos personales es que los estafadores envíen un correo electrónico, simulando ser del banco, con el que piden ingresar los datos para actualizar la contraseña.

Los bancos nunca envían este tipo de correos electrónicos. Si hay algún mail que adjunta un enlace al banco, tampoco conviene entrar por esta vía: lo más probable es que sea una página falsa con un diseñado similar al de la entidad.

También hay que desconfiar de cualquier llamada telefónica que hagan en nombre del banco y pidan los datos personales, o las posiciones de la tarjeta de coordenadas. Si hay dudas, lo mejor es colgar y llamar al banco para comprobar si realmente eran ellos los que estaban al teléfono.

Economía Digital

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