Aranceles transatlánticos: una amenaza para la economía gallega que exige respuestas inmediatas

Galicia no puede permitirse perder competitividad ni talento por una política comercial errática y unilateral; su tejido empresarial ha demostrado una resiliencia notable en las últimas décadas, superando crisis financieras, pandemias y transformaciones industriales profundas

El presidente de Estados Unidos, Donald Trump

El presidente de Estados Unidos, Donald Trump

La globalización de los mercados ha generado una economía interconectada en la que las decisiones de una potencia como Estados Unidos pueden tener repercusiones inmediatas en regiones tan aparentemente alejadas como Galicia. En este contexto, la reciente escalada arancelaria promovida por la administración estadounidense —con gravámenes que alcanzan hasta el 25% en productos clave como acero, aluminio o automóviles, y la amenaza de un nuevo arancel recíproco del 20%— ha puesto en jaque la competitividad del tejido empresarial gallego. Desde la Confederación de Empresarios de Galicia (CEG), consideramos que se trata de un momento crítico que requiere medidas urgentes, coordinadas y eficaces por parte de las administraciones públicas para evitar consecuencias económicas irreversibles.

Galicia en el tablero global: afectación directa e indirecta

Aunque el mercado estadounidense representó en 2024 el 2,6% de las exportaciones gallegas —por debajo del promedio nacional del 3,1%—, su impacto real trasciende este porcentaje. Estados Unidos fue históricamente un mercado prioritario, y para sectores como el alimentario, pesquero, químico o automotriz, la relación comercial con este país ha significado una palanca fundamental para el crecimiento, la innovación y el empleo.

Solo en 2024, las exportaciones gallegas a EE.UU. ascendieron a 801,47 millones de euros, con un incremento del 37% respecto a 2019. Sin embargo, tras aplicar los aranceles ya en vigor y los previstos, se estima un impacto económico negativo de hasta 236,93 millones de euros. Esta cifra no sólo refleja pérdidas directas, sino también el debilitamiento de sectores estratégicos y el posible retroceso de avances logrados en la internacionalización de nuestras empresas

Sectores golpeados: del mar a la industria

Uno de los sectores más castigados será, sin duda, el de alimentación, bebidas y tabaco. Galicia ha visto cómo sus exportaciones en este ámbito se han disparado un 84% desde 2019. No obstante, la penalización por aranceles amenaza con revertir esta tendencia. Especialmente vulnerables son las exportaciones de productos del mar, donde Galicia lidera a nivel nacional con un 33,66% del volumen y un 27,12% del valor total. Mariscos, pulpo congelado, conservas de cefalópodos y mejillones —en su mayoría libres de arancel hasta ahora— se enfrentan a una repentina pérdida de competitividad en su principal destino fuera de la UE

Las semimanufacturas, que ya representan el 37,41% de las exportaciones de Galicia a EE.UU., también sufrirán los embates de estas medidas, con aranceles del 25% al aluminio y otros metales. En el sector del automóvil, donde Galicia tiene un importante polo de producción y exportación, las cifras son alarmantes: en 2024, las ventas de componentes de automóvil a EE.UU. crecieron un 111%, pero este crecimiento está seriamente amenazado por los aranceles del 25% y el riesgo de desincentivar inversiones a medio plazo.

El textil gallego también vive momentos de incertidumbre. Cabe esperar un incremento de los costes de producción, por la elevación de los precios de los bienes intermedios y las materias primas, que se trasladaría en parte al precio del producto final. Además, las cadenas de suministro, ya afectadas por la volatilidad internacional, pueden verse gravemente tensionadas, elevando los costes de aprovisionamiento y distribución.

No pedimos ayudas, pedimos herramientas

Hemos señalado con contundencia que el mercado de EE.UU. no es fácilmente sustituible de la noche a la mañana, por ello más que ayudas pedimos herramientas. En nuestra visión estratégica, no se trata solo de compensar pérdidas, sino de dotar al ecosistema empresarial de recursos para resistir y adaptarse. La promoción exterior, el respaldo financiero, la fiscalidad adecuada y el apoyo a la diversificación son los pilares que deberían articular una respuesta coordinada a este desafío.

También advertimos del riesgo real de deslocalización de empresas gallegas si la situación se prolonga: Las empresas toman decisiones basadas en costes, estabilidad jurídica y acceso a mercados. Si esos factores se deterioran, algunas valorarán alternativas. Esta declaración no es una amenaza ni una profecía catastrofista, sino una advertencia técnica fundada en la experiencia y en el análisis económico riguroso.

¿Qué pedimos desde la CEG?

Desde la Confederación de Empresarios de Galicia hemos presentado una batería de propuestas concretas y realistas que buscan aliviar la presión actual y preparar a nuestras empresas para un futuro más resiliente:

Alivio fiscal: Reducción de impuestos directos e indirectos, facilitación de aplazamientos y simplificación del régimen tributario para evitar deslocalizaciones.

Energía más competitiva: Reducción de la dependencia de combustibles fósiles y medidas que favorezcan el establecimiento de precios más asequibles que no penalicen la actividad productiva.

Desburocratización y flexibilidad normativa: Para facilitar la internacionalización y la adaptación a nuevas circunstancias de mercado.

Apoyo al crecimiento empresarial: Especialmente de las pymes, que necesitan escalar para poder asumir los desafíos del comercio exterior.

Ayudas directas: Ágiles, sin condicionantes desproporcionados y centradas en las empresas que más lo necesiten.

Monitoreo continuo de la situación: Tanto en exportaciones como en importaciones, para poder reaccionar con agilidad ante cualquier agravamiento del entorno.

Fortalecimiento del marco multilateral: Evitando una escalada de medidas proteccionistas y apostando por el diálogo en el seno de la UE y con EE.UU.

Como entidad empresarial, nuestra responsabilidad es construir puentes, no levantar muros.

No a una guerra comercial, sí a una respuesta firme

La imposición unilateral de aranceles por parte de EE.UU. responde, en parte, a una táctica negociadora que busca beneficios inmediatos, pero que pone en riesgo las relaciones económicas globales. Desde Galicia, debemos abogar por una Unión Europea fuerte y cohesionada, que actúe como un bloque unido en defensa de sus intereses. Hace falta más Europa. La única forma de contrarrestar este tipo de políticas es reforzando el mercado interior y coordinando respuestas proporcionales, inteligentes y con visión de largo plazo.

Conclusión: proteger el tejido productivo es proteger el futuro

Galicia no puede permitirse perder competitividad ni talento por una política comercial errática y unilateral. El tejido empresarial gallego ha demostrado una resiliencia notable en las últimas décadas, superando crisis financieras, pandemias y transformaciones industriales profundas. Esta nueva amenaza necesita una respuesta adecuada, porque lo que está en juego no son solo cifras de exportación: es el empleo, la cohesión social y la capacidad de Galicia para competir en el mundo.

En definitiva, desde la CEG reafirmamos nuestro compromiso con la economía gallega y con una visión de futuro basada en la estabilidad, la innovación y la internacionalización. Para lograrlo, necesitamos herramientas, no obstáculos. Y sobre todo, necesitamos altura de miras para que Galicia siga creciendo, dentro y fuera de sus fronteras.

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