Barones del PSOE acusan a Sánchez de dejar el partido como “un solar»

Dirigentes socialistas temen el rumbo personalista de Pedro Sánchez y la desarticulación de los valores y principios del PSOE

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Barones y dirigentes socialistas temen que después de Pedro Sánchez no quede partido que levantar. La aritmética parlamentaria, subrayan, hace innecesario el apoyo de Bildu para tramitar los presupuestos, pero el Gobierno ha decidido ir de la mano de los abertzales.

La mayor preocupación de los críticos ahora se centra en el futuro del PSOE. Un partido con más cien años de historia que siempre ha defendido el constitucionalismo y unos valores contrarios, en su opinión, al de los “extraños socios”, tal y como los describe el presidente aragonés, Javier Lambán.

La memoria es frágil, pero muchos socialistas recuerdan cuando los barones tenían voz y voto sobre el candidato y el PSOE no era «el proyecto personal de Pedro Sánchez”, tal y como sostiene Joaquín Leguina que ocurre ahora.

Sánchez intentó en su momento sacar su investidura adelante sin necesitar a los independentistas. En ese Comité Federal de 2016, “todos estuvimos de acuerdo en que no se debía de pactar ni con nacionalistas ni con los independentistas”, asegura un dirigente socialista. 

“Yo no voy a permitir, con todos los respetos hacia los votantes de ERC, que la gobernabilidad de España descanse en partidos independentistas”, dijo Sánchez por aquel entonces.

Pero la irrupción de nuevos jugadores en el tablero (Podemos y Ciudadanos), se defienden los de Sánchez, ha provocado que “utilicemos todas las fichas, no solo dos”

Los históricos responden que “esto no va de ganar”, sino de “mantener unos principios que son buenos para todos”. “Va a dejar el partido como un solar, ¿y después qué?”, se pregunta un dirigente territorial preocupado al ver que su partido se deja llevar por la deriva de Pablo Iglesias con el apoyo de Bildu.

Otegi “no va a dar estabilidad”

En el Consejo de Ministros, en realidad, también existe preocupación. No tanto por el futuro del PSOE en su caso, sino por la estabilidad de la legislatura.

Varios ministros confiesan en privado su preocupación por el acercamiento a Bildu. No es lo mismo, argumentan, un respaldo puntual a la investidura que condicionar las políticas de Estado e, incluso, su continuidad al frente del Gobierno.

El vicepresidente segundo del Gobierno, Pablo Iglesias (d) conversa con la portavoz en el Congreso de EH Bildu, Mertxe Aizpurua (i) / EFE

Por ello, el debate sobre hacia dónde llevar la legislatura comienza ahora más que nunca con las dos vías posibles abiertas para sacar adelante los Presupuestos Generales del Estado. Si tender la mano a Cs y al PNV o a los socios de investidura, lo que incluye a Bildu e independentistas.

“Otegi no va a dar estabilidad a largo plazo”, sostienen en voz baja desde el ‘ala’ del Consejo de Ministros crítica con la sociedad con los abertzales.

El exdiputado socialista Eduardo Madina lo traduce alto y claro: “Bildu tiene que estar presente en las instituciones, pero una cosa bien distinta es que la gobernabilidad de España dependa de Bildu. Yo nunca habría aceptado la ‘mayoría Frankenstein’, pero en esta batalla de los Presupuestos había una alternativa”, aseguró en una entrevista para Onda Cero.

Podemos, a por el cambio de régimen

En Podemos lo ven desde otro prisma más estratégico, que podría responder al juego del ‘Risk’. Los morados ven más allá de los Presupuestos, ven una alianza de poder cimentada junto a regionalistas y soberanistas de toda España.

De ahí el mensaje de Pablo Iglesias desde la tribuna del Congreso: “La derecha no volverá a gobernar en España durante mucho tiempo” y también el deseo del vicepresidente Iglesias de que Bildu forme parte de las estructuras del Estado.

Fuentes gubernamentales desvelan a Economía Digital que el líder de Podemos estaría presionando a sus compañeros de Consejo de Ministros para sellar los pactos con los socios de investidura y dejar atrás las políticas centristas de Ciudadanos.

Un pulso que varios ministros sostienen, al menos para aliviar a sus compañeros socialistas, que siguen disgustados y en constante goteo en los medios para sulfurar a Sánchez.

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