Casa Alfonso, la tasca

C/ Roger de Lluria, 6 www.casaalfonso.com 93-301-97-83

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No es el mejor restaurante de la ciudad, incluso yo diría que más que un restaurante es una tasca, de esas que apenas quedan en Barcelona, pero que abundan en Madrid y otras ciudades españolas.

Tiene encanto, que no es poco. Sillones de mimbre –no demasiado cómodos-, larga barra de mármol, viejos cristales, luces tenues, espejos, fotografías de visitantes famosos y carteles publicitarios antiguos confieren a Casa Alfonso un aire acogedor, antiguo y bohemio.

También expone en sus paredes obra pictórica a la venta de artistas locales. Fue inaugurado en 1934 y, a pesar de las reformas que ha sufrido a lo largo de sus 75 años de vida, conserva el ambiente original.

Quizá tampoco sea el mejor lugar para una comida de negocios formal, pero el hecho de que esté abierto desde las 8:30 de la mañana hasta medianoche permite utilizarlo a cualquier hora para comer algo mientras se despachan asuntos de trabajo.

Es lugar de encuentro matutino de profesionales amantes del almuerzo con cuchillo y tenedor que dan cuenta de las especialidades de la casa: charcutería de todas partes de España –jamón de Salamanca, de Teruel, embutidos catalanes- con una coca con tomate excelente. Está cerca de la zona de los teatros y del Palau de la Música, por lo que también es el lugar elegido para hacer un resopón nocturno.

Entre sus habituales hay gente del mundo del arte, del espectáculo y las variedades para ser más exactos, como atestiguan las fotos. También de la gastronomía, no en vano Casa Alfonso está a pocos metros de Gay, la tienda donde acuden los profesionales para comprar útiles de cocina y las últimas tecnologías culinarias.

Cuando las redacciones de los diarios de Barcelona estaban en el centro de la ciudad, esta casa era lugar de cita frecuente de los periodistas. Su horario les permitía cenar tarde. Muy cerca estaba El Noticiero Universal y El Periódico de Cataluña en su primera época; El Correo Catalán, el Avui y La Vanguardia también estaban relativamente próximos. Algunos de los periodistas más veteranos de estas cabeceras aún son asiduos.

La tercera generación de la familia propietaria ha incorporado algunas ofertas, como la de catering, y se mantiene muy al día. El establecimiento y el edificio donde se ubica han sido utilizados para el rodaje de películas y series de televisión con ambientes de época.

Pero a la vez, Casa Alfonso tiene la presencia muy intensa en las redes sociales a través de Facebook, Twitter, Flickr y de su propio blog. Informan a sus seguidores de noticias no únicamente relacionadas con la casa, como el otro día cuando comunicaban la última visita del actor Joan Pera, uno de los famosos habituales. También hacen aportaciones informativas sobre acontecimientos relacionados con el mundo de la gastronomía, recetas y productos de temporada, incluso hablan de otros restaurantes.

La carta es un poco liosa, la verdad. Con preeminencia del tapeo expuesto en la barra –croquetas y buñuelos de bacalao muy buenos- y en el mostrador de la charcutería, presenta después las sugerencias del chef y platos propiamente de cocina. Yo diría que es demasiado amplia, y que ahí radica su complejidad. Bien la ensalada de lentejas con chipirones, el bacalao a la llauna, la hamburguesa con pisto manchego, aunque en los arroces no es raro encontrar fallos.

La relación de vinos es corta, aunque suficiente para este local, que incluye jarras de vino de la casa a 8,16 euros; la cerveza está bien tirada y el café –Novell- muy correcto. Comer con un entrante de tapeo y un segundo de cocina sale por unos 30 euros.

Economía Digital

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