Las divergencias entre los Sánchez Vicario no remiten

El segundo embarazo de Arantxa consolida un matrimonio que la familia rechazaba y que derivó en ruptura patrimonial

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La familia tenística española por excelencia no acaba de resolver sus problemas. El matrimonio de Arantxa Sánchez Vicario con Josep Santacana, que tuvo lugar en septiembre de 2008, jamás fue bendecido por los padres de la ex campeona ni por algunos de sus hermanos. Las diferencias se acrecentaron con el nacimiento de la primera hija de la pareja. Ahora, la tenista está embarazada por segunda vez y en su círculo de amistades se señala que este hecho consolida todavía más a la pareja.

Al poco de contraer matrimonio, Arantxa decidió que su patrimonio familiar lo gestionaría ella directamente y no sus padres y su hermana Marisa, que se habían ocupado de la fortuna durante años.

Aquella ruptura fue dolorosa para las partes. Hubo incluso cruces de burofax en los que se exhortaba a los padres a abandonar una vivienda propiedad de la tenista en la que habitaban. En el entorno de Arantxa se insistía en que la laureada deportista deseaba vivir una vida diferente a la que le proponía la familia y que pasaba por la explotación de su imagen en todo tipo de eventos, relaciones públicas y publicidad.

En la otra parte se apuntaba directamente al marido de la tenista como inductor de las desavenencias. El corolario del desencuentro se produjo en el Real Club de Tenis de Barcelona, cuando Marisa Vicario y Juan Sánchez presentaron el libro Forja de campeones, en el que retrataban cómo habían cimentado una saga de campeones como la suya. Estaba toda la familia, salvo Arantxa y su esposo.

Economía Digital

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