Altos cargos, palmeros mediocres y bajos fondos

Ha pasado todo un fin de semana y siguen sin rectificar ni pedir perdón

Bajo el sanchismo, cada día tiene su escándalo. El cúmulo de mentiras y corruptelas es democráticamente insoportable. El Gobierno de Pedro Sánchez es el más caro de nuestra historia: ministros que no caben en la mesa del Consejo, asesores que desbordan la capacidad del complejo monclovita, y una administración hipertrofiada que responde más a la lógica del clientelismo que a la del servicio público. Estamos ante una gigantesca elite extractiva que empobrece económica y moralmente nuestro país. 

Los enchufes sobrecargan la red. El sistema puede explotar en cualquier momento. Por ahora, el pan y circo funciona. La cultura del favor y el reparto de cargos ha anestesiado la conciencia cívica de no pocos ciudadanos. El sanchismo, lejos de avergonzarse, se siente arropado por una red de intereses cruzados que se retroalimentan. El Estado, que debería ser garante de la neutralidad y la meritocracia, se ve reducido a un botín en manos de quienes confunden el interés general con la supervivencia política propia. Es su modus vivendi,y la verdad no lo va a cambiar.

Ha pasado todo un fin de semana y siguen sin rectificar ni pedir perdón. Sostienen el bulo de la bomba lapa. No hay enmienda, porque sí hay estrategia. Sabían desde el principio que mentían. Ya sabíamos todos que mentían, pero, a pesar de todo, los ministros socialistas y los palmeros, tan mediáticos como mediocres, seguían propagando el falaz relato. Siempre había pensado que Sánchez no tenía un plan para establecer una autocracia, aunque tampoco tuviera la intención de cuidar la democracia. En estos momentos, empiezo a dudar del primer aserto. Como todo aspirante a dictador, Sánchez parece fabular con un intento de magnicidio que legitime, ante su masa acrítica, la demolición de los controles y los contrapoderes. Persigue la total impunidad.

El sanchismo se siente acorralado. Y es más peligroso que nunca. Va con todo. TVE está dejando TV3 a la altura de la BBC. Chamuscada toda su credibilidad van a manipular todo lo que puedan para que no se desmorone el muy lucrativo chiringuito político-mediático. Son el epítome de la posverdad, es decir, no buscan que les creamos; solo pretenden ensuciarlo todo para que la verdad deje de importarnos. Así, la democracia se despeña por el barranco de la indiferencia. A su lado, Donald Trump es un simple aprendiz.

Evolución degenerativa

El PSOE apretará filas hasta conseguir su anhelada igualdad, ya que cada uno de sus cargos alcanzará el mismo estatus ético que Leire, la “fontanera”. Nunca lo olviden: Sánchez aseguró que Koldo era el modelo, era “un ejemplo para la militancia”. Hay aquí una evolución degenerativa. Lo peor triunfa en el partido, porque es lo útil para el jefe. Los bajos fondos estipulan los estándares éticos.

Pero no sólo es el PSOE, también son sus socios. PNV y Junts, por no hablar de las diferentes facciones de la extrema izquierda, se han convertido en cómplices activos del sostenimiento de una mafia política. El Gobierno de España es débil y ellos lo saben y se aprovechan para fragmentar el Estado y debilitar la Nación. El gobierno de España es débil y ellos pueden pillar más del tres por ciento. Mucho más.

Nunca se han visto en una como esta. España se debilita a través de su propio gobierno, que ha hecho de la fractura social un método de supervivencia. Es el sueño húmedo de todo separatista: España se autodestruye sin que sus líderes tengan que mover un dedo. Ya no necesitan la sedición. El procés lo culmina el propio gobierno español. El separatismo ha logrado su única jugada maestra y lo ha conseguido sin necesitar los votos de la población ni tener que arriesgarse a incumplir la ley. La ambición y la inmoralidad de Sánchez y sus secuaces han hecho el trabajo sucio por ellos.

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