Bendito dólar, maldito dólar

En Estados Unidos, las tecnologías de la comunicación y la información, así como la energía, se han reforzado

En 2024, el demógrafo y ensayista francés Emmanuel Todd, en su trabajo La derrota de Occidente, diseñó el PIR (Producto Interior Real) de los Estados Unidos con la intención de averiguar el valor monetario real de sus bienes y servicios. Nuestro autor dudaba del PIB de los Estados Unidos, que consideraba inflado. Vale decir que la duda surge cuando, durante el primer semestre de 2023, Estados Unidos fue incapaz de producir las armas que Ucrania necesitaba por aquel entonces.

Petróleo, gas, `software´ y poco más      

Emmanuel Todd reconoce los puntos fuertes indiscutibles de su economía como, por ejemplo, el Silicon Valley o el aumento de la producción de petróleo y gas. De 4 millones de barriles diarios en 1940 a 12,2 millones de barriles en 2019 gracias al fracking. De 489.000 millones de metros cúbicos anuales de gas en 20005 a 934.000 millones en 2021. Estados unidos es hoy el primer exportador mundial de gas licuado. Todo ello, sin olvidar el software.     

En Estados Unidos, las tecnologías de la comunicación y la información, así como la energía, se han reforzado. No ocurre lo mismo, sin embargo, con una industria que se mueve entre el estancamiento y el retroceso. En definitiva –concluye Emmanuel Todd-, Estados Unidos no produce nada en cantidad suficiente. Incluidos los misiles que necesita o necesitaba Ucrania para defenderse de la invasión de Rusia.

Estados Unidos y la Unión Europea son víctimas de la globalización y China se aprovecha

Sostiene el ensayista que la globalización orquestada por Estados Unidos ha socavado su hegemonía industrial. Los datos: en 1928, su producción industrial suponía el 44,8 % de la producción mundial; en 2019, había caído al 16,8 %. Algo parecido ha ocurrido con el Reino Unido (del 9,3 % al 1,8 %), Alemania (del 11,6 % al 5,3 %), Francia (del 7,0 % al 1,9 %), Italia (del 3,2 % al 2,1 %) o España (0,91 % en 2019).  

Pregunta: ¿quién se ha beneficiado de la caída de la producción industrial occidental? China ha alcanzado el 28,7 % de la producción y Japón el 7,8 %. Por su parte, Rusia –según datos oficiales- se estanca en el 1 %. Atención: según parece, Rusia tendría una industria sigilosa u oculta equiparable a la de los Estados Unidos.

Si profundizamos en los datos, resulta que en 2018 China fabricó el 24,8 % de la maquinaria global mientras que el conglomerado Alemania, Austria y Suiza alcanzó el 21,1 %. Al respecto, Japón llegó al 15,6 %, Italia al 7,8 %, Estados Unidos al 6,6 %, Corea del Sur  5,6 %, Taiwán al 5,0 %, India el 1,4 %, Brasil el 1,1 %, Francia el 0,9 % y el Reino Unido el 0,8 %. ¿Rusia? Invisibilidad estadística.

Los números indican que el grupo Estados Unidos/Unión Europea suma el 37, 2 % y el extra occidental el 53,5 % de fabricación de la maquinaria. ¿De quién dependen  Estados Unidos y la Unión Europea cuando necesitan maquinaria? Probablemente, nadie calculó las consecuencias negativas de la globalización. 

El PIR de Estados Unidos

Mucha tecnología digital de última generación y mucho petróleo y mucho gas. Pero, pocas máquinas. E industria Si nos adentramos en el PIR estadounidense, se percibe también, pongamos por caso, el declive de la producción de trigo: mientras Rusia pasó de 37 millones de toneladas en 2012 a 80 millones en 2022, Estados Unidos pasó de 65 millones de toneladas en 1980 a 47 millones en 2022. Y así sucesivamente -del PIB teórico al PIR real: hay que despojar el PIB de sus sectores inútiles y ficticios para evaluar la riqueza, dice Emmanuel Todd- se pone de manifiesto el descenso de la producción de bienes tangibles estadounidenses.

Las consecuencia/resultado de todo ello: el brutal desequilibrio de la balanza comercial de unos Estados Unidos que consumen mucho más de lo que producen. Una diferencia que no se cubre con exportaciones –escasas, visto lo visto- sino con la emisión de dólares/bonos del Tesoro. El dólar.

Lo que ocurre en Estados Unidos

Lo que sorprende del caso –razona nuestro autor- es que el incremento del déficit comercial persiste a pesar de la política proteccionista implementada por Barack Obama, reforzada por Donald Trump en su primer mandato y continuada por Joe Biden. A lo que habría que añadir el nuevo refuerzo de Donald Trump en su segundo mandato. ¿Qué ocurre aquí?

Estados Unidos, con más del doble de población que Rusia, genera un tercio menos de ingenieros que Rusia; la multiplicación de diplomados –el sector servicios con especial atención a las escuelas de negocios, gestión, contabilidad y ventas- fabrica parásitos; los estudios superiores de derecho, finanzas o empresariales, lejos de mejorar la capacidad productiva del sistema, manifiestan una mayor capacidad de depredación de la riqueza producida por sistema. A lo que se debe añadir la crisis de la educación y de la moral cívica.

Indios, chinos, vietnamitas y mexicanos entre otros

Estados Unidos depende de la importación de científicos y técnicos bien formados. Dato: en el año 2000, los científicos y técnicos nacidos en el extranjero eran el 16,5 % de todos los trabajadores del denominado STEM workers o science, technology, enginee ring or mathematics. En 2019, la proporción era del 23,1 %, es decir, dos millones y medio de trabajadores importados. Origen, entre otros: 722.500 indios, 273.000 chinos, 100.000 vietnamitas y 119.000 mexicanos. Otro dato: el 67,3 % de los trabajadores del STEM nacidos en Estados Unidos tenían licenciatura, frente al 86,5 % de los inmigrantes.        

 El dólar o la superenfermedad holandesa de Estados Unidos

Sostiene Emmanuel Todd que Estados Unidos es víctima de la Dutch disease,  o enfermedad holandesa, también denominada la maldición de los recursos naturales. En este caso, estaríamos ante la abundancia de petróleo y gas. Un recurso natural que limitaría el desarrollo de muchos otros sectores económicos. A ello, hay que añadir otro recurso “natural” que obstaculizaría la economía estadunidense: el dólar.

Concluye Emmanuel Todd: “producir la moneda mundial a un coste mínimo o nulo hace que todas las actividades que no sean la creación de dinero no resulten rentables y, por tanto, sean poco atractivas”. Es más fácil producir dinero que bienes. De ahí, que los jóvenes y menos jóvenes prefieran estudiar finanzas o empresariales. Por eso, el proteccionismo frente a la industria extranjera no resulta suficiente. ¿Quién se pondrá a trabajar en una industria cuando la fuente pródiga está en otro lugar?  Hay que acercarse a “las fuentes sagradas de las que mana el dólar”, remata Emmanuel Todd. Bendito dólar, maldito dólar.

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