Con la EMA hoy Barcelona sería el centro de Europa

Aunque los jueces del Tribunal Supremo definieron el procés como una suerte de ensoñación, no lo fue tanto para los que decidieron descartar a la capital catalana de la carrera por albergar la sede de la Agencia Europea del Medicamento, lo que habría convertido a la Ciudad Condal en el foco mediático europeo de la pandemia

Si no fuera por el cóctel indepe-Colau Barcelona, sería hoy el centro de Europa. La política y las acciones subversivas de separatistas y comunes tuvo como consecuencia que en noviembre del año pasado se cumplieran tres años del fiasco para Barcelona de la elección de la sede de la Agencia Europea del Medicamento (EMA).

Más allá de que en este tiempo Barcelona ha dejado de recibir más de 100.000 visitantes de negocio, y que los sectores clave de la economía –como el turismo, inmobiliario o educativo– hayan tenido un lucro cesante de 230 millones de euros, lo más relevante es que hoy alrededor de la Agencia del Medicamento, en Glòries, habría directivos de AstraZeneca, Pfizer, Moderna, Johnson gestionado permisos, negociando plazos, moviendo contratos. 

Hoy alrededor de la Agencia del Medicamento, en Glòries, habría directivos de AstraZeneca, Pfizer, Moderna, Johnson gestionado permisos, negociando plazos, moviendo contratos. 

Es el tema del momento, quizás el más importante al que Europa ha hecho frente desde su creación. Salir de la crisis económica, social y de salud pública es el principal reto y objetivo que todo el mundo debe tener, la UE también y Barcelona sería –si la EMA estuviera aquí– uno de los centros de atención. ¿Por qué la acreditación europea es más lenta que la americana? ¿Van a validar las vacunas rusas o chinas como han hecho en Emiratos? Horas de información de interés, desde Barcelona (España) entrando en todas las casas y empresas de los 26 estados miembros. 

Además del impacto económico, el conflicto entre la UE y AstraZeneca coloca a las farmacéuticas en el centro del debate público y el liderazgo se gana por la economía pero también por ser tendencia en muchos otros campos.

En el marco de la peor crisis económica que nuestro país vive, según datos oficiales, desde la Guerra Civil (1936-1939) colocar Barcelona y con ella a España en el centro del mapa político y económico hubiera sido lo mejor que nos podía suceder.

La tensión de 2017: causa ‘fatal’ que descartó a Barcelona

El Tribunal Supremo dejó escrito en su sentencia en el juicio a los políticos sediciosos, hoy en tercer grado, que la tentativa independentista tenía que considerarse a título de ensoñación, pero para los que tenían que votar donde ubicar la sede de la EMA no parece que la declaración unilateral de la independencia de Puigdemont del 27 de octubre fuera una fantasía: días más tarde le dieron un portazo imprevisto a Barcelona y se fueron a Ámsterdam, donde la adjudicación les pilló tan de improviso que los 890 trabajadores de la agencia y los más de 35.000 visitantes anuales se ubicaron en una sede provisional durante más de un año.

Nos hemos acostumbrado tanto a autolesionarnos que nada nos parece relevante, pero como todo en la vida, toda acción u omisión tiene consecuencias y en Cataluña –vistas las encuestas electorales– aún no hemos tomado consciencia del nivel de autoodio que ejercemos hacia nosotros mismos.

Los medios de comunicación europeos conectarían hoy desde Diagonal Mar para explicar a los europeos, ávidos de vacunas y de salir de esta pandemia maldita, que se cuece en el edificio de Jean Nouvel.

Barcelona dejaría de ser foco de noticias negativas –calles ardiendo, los CDR invadiendo aeropuertos o la permisividad de los poderes públicos para cortar vías públicas– para ser centro neurálgico de decisión, y eso no tiene precio en el prestigio y proyección de una ciudad. Cuando se reflexiona sobre los costes del populismo y del independentismo, que son lo mismo, hay que pensar en consecuencias concretas como esta, de efectos nefastos tanto de inmediato como a largo plazo en el posicionamiento mundial de Barcelona.

Barcelona dejaría de ser foco de noticias negativas para ser centro neurálgico de decisión, y eso no tiene precio en el prestigio y proyección de una ciudad

Holanda hizo públicos datos sobre el impacto de la EMA: 1350 empleos de alto nivel y el impulso de un sector de gran valor añadido como el farmacéutico. El ejecutivo barcelonés Soly Sakal, experto en inversión y temas inmobiliarios cree que el sector de real state ha perdido 112 millones de euros.

 En Cataluña se afronta una campaña que parece debatirse entre dos opciones funestas: o seguir con la coalición independentista, o resucitar el tripartito. Hemos olvidado que es la autocrítica, no tenemos ningún grado de autoxigencia y nos hemos abonado a la autocomplacencia y justificación lastimera. 

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