El Estado

El Estado funciona pese a los avatares de la política, mal les sepa a los que demonizan su existencia, y es clave en la recuperación tras la pandemia

Hoy sabemos que es posible que salgamos de la crisis sanitaria sin llegar a tener un gobierno de la Generalitat, preparándose los partidos políticos para las elecciones municipales y con unas elecciones generales que algunos sitúan a principios del 2022. La crisis nos ha enseñado que el Estado es capaz de funcionar al margen de los avatares políticos y que, gracias a ello, ha sido posible ir sorteando la crisis pandémica.

El Estado, al que tanto se critica y se degrada considerándolo un mecanismo que corrompe las libertades y abusa de la buena fe de los ciudadanos, está siendo clave para preservar la cohesión, el orden y la estabilidad social. Los que critican al Estado, el conjunto de instituciones que dan continuidad y solidez a un país, ahora advierten como el imperfecto y corrompido Estado está intentando conducir una crisis económica y pandémica.

Nos encontramos ante un momento decisivo de la crisis donde, a diferencia de la primera etapa, cuando todas las decisiones políticas estaban condicionadas a la incertidumbre marcada por la pandemia, es determinante saber cómo actuará el Estado para lograr vacunar lo antes posible a la población y cómo se repartirán los fondos europeos para la recuperación económica.

El vicepresidente de la Generalitat en funciones, Pere Aragonès, se dirige hacia la reunión semanal del Govern celebrada hoy, después de que ERC haya lanzado un ultimátum a JxCat para cerrar antes del 1 de mayo
El vicepresidente de la Generalitat en funciones, Pere Aragonès, se dirige hacia una reunión semanal del Govern

Ahora que el Estado tiene todas las condiciones para abordar ambos retos porque dispone de los recursos económicos necesarios, de infraestructuras y de personal cualificado, así como la capacidad tecnológica para salvar esta crisis, el gobierno de España deberá decidir cómo utilizar todas estas potencialidades. Las contradictorias decisiones sobre la estrategia de vacunación, la política decidida a golpe de sondeos electorales que dificultan la gestión adecuada de la situación y la lentitud en la concesión de las ayudas europeas para la recuperación económica son factores que deben ser imputables al gobierno y no al Estado.

El Estado tiene todas las condiciones para abordar ambos retos porque dispone de los recursos económicos necesarios, de infraestructuras y de personal cualificado, así como la capacidad tecnológica para salvar esta crisis

Los que consideran que la fortaleza de nuestra democracia descansa en los ciudadanos y en las instituciones que los representan saben que la salud del Estado descansa en la confianza entre ambos y que los intereses de partido no pueden ser el mayor factor de su desestabilización.