¡Indignaos!

Una parte de la sociedad española ha quedado atrapada en la ira y el ajuste de cuentas.

El alegato de Stéphane Hessel con el título ¡Indignaos! publicado en España en el  2011 pretendía movilizar a la sociedad, en plena crisis económica, contra la indiferencia en la que ésta había caído para abordar sus problemas. Su contenido sigue siendo actual.

Su acertada apelación moral contra la violencia advierte que cuando se desata en una sociedad es porque una parte de ella ha dado la espalda a la esperanza. Hoy, diez años después de su publicación, que supuso un éxito de ventas, sabemos que la esperanza a la que se refería es aquella que permite afrontar el futuro y que es capaz de neutralizar la resignación ciudadana.  

La violencia que se vivió entre manifestantes “antifascistas” y Vox en la plaza de la Constitución,  denominada “la plaza roja” de Vallecas, muestran hasta qué extremo una parte de la sociedad española ha quedado atrapada en la ira y el ajuste de cuentas.

Este acto de violencia es un preocupante síntoma de descomposición social que puede llegar a mayores cuotas cuando la crisis económica se revele en la sociedad con toda su potencia. Lo ocurrido revela hasta qué punto las coreografías del odio que se van construyendo virtualmente a través de la retórica y las redes sociales se convierten en actos de violencia real.

Esta violencia culmina en un acto electoral y se ha ido construyendo en despachos y con estrategias políticas. La soberbia de algunos líderes políticos les lleva a creer poder controlar la ira de los ciudadanos sin percatarse, o no querer hacerlo, de que puede convertirse en odio social.

Este salto de escala conlleva una enorme irresponsabilidad, como bien expresó el filósofo Remo Bode al manifestar que “a través de la ira lo que yo quiero es causar a quien me ha menospreciado el mismo dolor que él me ha infligido a mí, mientras que con el odio lo que yo pretendo es su aniquilación”.

Este acto de violencia es un preocupante síntoma de descomposición social que puede llegar a mayores cuotas cuando la crisis económica se revele en la sociedad con toda su potencia

Una vez se produce el salto de escala, la sociedad queda atrapada en una fe ciega que le lleva a actuar con odio como catarsis para afrontar sus miedos y desconfianzas. Decimos que los extremos se tocan y se retroalimentan; pero lo que realmente hacen es construir las bases para un conflicto duradero, cuando no irresoluble.

Las elecciones en la Comunidad de Madrid van a determinar la verdadera medida para saber si la sociedad movilizada es la de los violentos indignados por las ideas de otros o la de que aquellos que se sienten indignados por la manipulación política de los líderes carismáticos, de la soluciones fáciles, y de los populismos, en definitiva, de aquellos que han perdido toda esperanza de futuro y ya solo se alimentan de los antagonismos .

Director de la Fundación Romea para las Artes escénicas.
Fèlix Riera