El relato turístico o cómo mejorar la calidad del turismo

Se necesita un esfuerzo de los agentes implicados para incrementar la calidad del turismo en la Ciudad Condal

Hay una diferencia importante entre una fotografía y un relato. La fotografía fija una realidad y el relato la explica. Ninguna de las dos tiene que ser necesariamente definitiva pero bien complementadas adquieren una extraordinaria fortaleza.

En los últimos meses hemos asistimos  a un baile de cifras para intentar conoce cual es el impacto real que tiene sobre la economía catalana la caída del turismo.

En los agentes turísticos hay preocupación por la bajada de calidad del Turismo

Oficialmente solo hemos tenido una reducción del 5% en el primer semestre del año, pero comentarios, sotto voce, del propio sector alertan sobre una disminución espectacular del turismo de calidad que afecta directamente al gasto medio por visitante y a la ocupación de los hoteles de mayor categoría.

Aunque no podamos establecer todavía ninguna tendencia esta información, si consolidara, afectaría de manera directa al modelo turístico de la ciudad y podría suponer un incremento grave de su conflictividad.

Hay dos maneras de gestionar el turismo; la primera tiene que ver con las políticas de precios y la competitividad salvaje; la segunda con la calidad y el valor añadido.

La diferencia entre las visitas y las pernoctaciones en Barcelona es abrumadora

Barcelona ha vivido un proceso selectivo en el que ha primado lo segundo, aún a costa de aprovechar las ventajas económicas de un turismo basado en la gestión de precios bajos en el litoral catalán. La diferencia enorme entre las visitas a la ciudad y las pernoctaciones en la propia ciudad lo explican claramente.

Si las infraestructuras hoteleras barcelonesas no tuvieran más remedio que competir a la baja en los mercados turísticos, el perfil del turista local acabaría desequilibrando la balanza hacia un turismo de baja calidad que obviamente incrementaría la animadversión ciudadana.

Apuesta por el barcelonés

Hoteles, comercios y restaurantes son los primeros afectados por esta crisis, pero también lo son las infraestructuras culturales. Los principales museos de la ciudad tienen un público mayoritariamente foráneo, lo cual debería preocuparnos a estas alturas de la crisis obligándonos a plantear un cambio de rumbo en su orientación.

Crecer en público local es, en la actualidad, el principal reto de nuestros museos. El atractivo internacional  de Barcelona es indiscutible, pero sería un error darlo por supuesto y reducir los programas de promoción que contribuyen a definir imaginarios globales.

¿Localización activa o pasiva?

Es la diferencia entre una localización activa o pasiva. El mundo del cine permite analizarlo con detalle. Almería fue una extraordinaria localización cinematográfica en los años 50 y 60 y allí se rodaron buena parte de las películas que dieron lugar a un subgénero exitoso: el “espagueti western”. 

Samuel Bronston creó unos importantes estudios cerca de Madrid e incluso Esplugas tenía un pueblo del oeste. Eran tiempos donde los grandes estudios buscaban escenarios baratos y climas generosos.

Localizaciones en España como Almería y Madrid tuvieron su espacio cinematográfico

No duró mucho porqué en pocos años otros países entraron en el juego de las localizaciones aportando nuevo valor añadido; primero técnicos y laboratorios de postproducción, después primas económicas y desgravaciones fiscales, ahora coproducciones.

 En realidad la adaptación de las ciudades y los países al mercado de las localizaciones cinematográficas ha dependido más de las políticas locales que de las decisiones que hayan podido tomar las productoras.

El papel de las instituciones

A gran escala le ocurre algo similar al turismo. La fragilidad de las decisiones empresariales (tour-operators) o personales (turismo de lujo) es enorme, porqué ambas analizan el coste-beneficio de cada opción en función del rendimiento potencial de las operaciones de futuro.

Es decir gestiono el día a día a la vez que planifico lo que sucederá en los próximos años. Hay una tendencia a pensar que el turismo barcelonés se ha gestionado solo y que la Oficina de Turismo no ha hecho gran cosa al margen de gestionar el Bus Turístico.

Hay quien piensa que la Oficina de Turismo no ha hecho gran cosa por Barcelona

Para lo bueno y para lo malo eso es incierto. La Oficina de Turismo, a través de múltiples acciones modula el discurso que marca la pauta turística de la ciudad.   

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Dada la importancia estratégica y económica del turismo en Barcelona sería terrible que la tendencia futura fuera la de conservarlo cuantitativamente a toda costa sin preocuparse de mantener e incrementar la calidad del mismo.

Se trata de un esfuerzo que requiere complicidad entre los agentes implicados y la renovación, en positivo, de un discurso que a menudo ha caído en la demagogia fácil de la turismofobia.