Del intento de diplomacia económica a la política de la nada: la Generalitat cierra su oficina en Tel Aviv

¡Qué más se puede pedir en la cabecita de un indepe! Israel necesitado de amigos en todos los rincones del mundo, se ha dejado querer, aunque nunca se ha posicionado a favor de las tesis nacionalistas

Jordi Pujol, ya como expresidente de la Generalitat, viajó a Israel en 2007 y se dirigió a la Knesset (parlamento nacional) donde se declaró sionista y, en un alarde, comparó la historia de Cataluña e Israel. Desde entonces ha llovido mucho, pero la relación de las administraciones catalanas con Israel siempre ha sido, por un lado, aspiracional y, por el otro, compleja.

Dos años antes de la visita de Pujol otro presidente, este en ejercicio, Pasqual Maragall viajó también a Israel acompañado de su vicepresidente, el independentista Carod Rovira, y el viaje terminó con un fiasco, el enésimo del exlíder de ERC, por una foto de este y Maragall con una corona de espinas.

Históricamente, el independentismo catalán veía a Israel como un espejo en el mirarse. Un país con un tamaño y población parecido al de Cataluña, fundado por gente de izquierdas y con fama de emprendedores que habían logrado la independencia. ¡Qué más se puede pedir en la cabecita de un indepe! Israel necesitado de amigos en todos los rincones del mundo, se ha dejado querer, aunque nunca se ha posicionado a favor de las tesis nacionalistas y sí ha cuidado mucho su joven relación con España retomada en los años 80 del siglo pasado con cuatro décadas de retraso.

En 2015 la Generalitat de Cataluña abrió una oficina en Tel Aviv, más que una de sus polémicas embajadas, era una modesta oficina comercial con dos funcionarios bajo la tutela del departamento de empresa de la Generalitat. Tras diez años de trabajo esta semana la oficina fue cerrada sin previo aviso. El cierre es una concesión, una más, del gobierno autonómico socialista a los Comunes-Sumar.

La marca catalana de los Comunes ha seguido la consigna que marcó su líder, Yolanda Díaz, cuando dijo eso de “desde el río hasta el mar”, la frase que usan los palestinos para declarar su intención de aniquilar y borrar del mapa el estado de Israel. Por ahora Yolanda Díaz y los Comunes, afortunadamente, no lo han logrado, pero a su pequeña escala, abandonar Tel Aviv es un éxito para ellos.

Primero fue Ada Colau la que rompió el hermanamiento entre Tel Aviv y Barcelona, ahora es la Generalitat la que se retira de Israel

Primero fue Ada Colau la que rompió el hermanamiento entre Tel Aviv y Barcelona, ahora es la Generalitat la que se retira de Israel. El espacio que dejan unos será ocupado por otros, de otras comunidades o países y de sus empresas. Cataluña hace un negocio de pena cerrando su oficina en Tel Aviv.

La relación económica entre Cataluña e Israel es favorable a las empresas catalanas. Cerca de 1.000 empresas con sede en Cataluña tienen relaciones habituales con Israel y las ventas superan los 700 millones de euros anuales. Automoción, perfumería, electrónica, plásticos y maquinaria son los sectores más dinámicos en el mercado israelí.

Más allá de las relaciones comerciales desde las universidades catalanas se han firmado en los últimos años diversos proyectos con centros de innovación, investigación y universitarios israelís, algunos de ellos punteros a nivel mundial como el Instituto Weizmann.

La decisión de los Comunes y los socialistas catalanes no tiene nada que ver con los derechos humanos, si fuera así las oficinas de la Generalitat en Emiratos Árabes, China u otros países llevarían años cerradas o jamás se hubieran llegado a abrir.

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