Juez Ruz: las prisas son malas consejeras
Con fecha de caducidad fijada para el próximo marzo al frente del Juzgado 5 de la Audiencia Nacional, el juez Ruz ha apretado el acelerador en la tramitación de la cuantiosa cartera de casos que acumula, a cual más mediático —Gürtel, Bárcenas, Neymar, Pujol Ferrusola…– antes de volver a su juzgado titular de Móstoles.
Uno de los casos que ha sufrido esta aceleración procesal por parte del juez es el que afecta al presidente de la cervecera Damm, Carceller Arce. Está imputado como presunto colaborador de la supuesta trama montada por su padre, Carceller Coll, para evadir impuestos.
La semana pasada dictó auto de apertura de juicio oral contra todos los implicados en este caso, con solicitud de fianzas civiles millonarias y decenas de años de prisión que han acumulado titulares de prensa. Fuentes cercanas a la Audiencia recuerdan que para apreciar debidamente la precipitación del caso, Ruz ya dictó un primer auto de transformación de procedimiento abreviado en la causa contra Carceller Arce en septiembre de 2013, previo e imprescindible al auto de apertura de juicio oral que dictó en octubre de ese mismo año.
La defensa de Carceller Arce recurrió entonces el auto de transformación, pues el de apertura de juicio no era recurrible. Y, en enero de 2014, la Sala Segunda de la Audiencia Nacional estimó el recurso y anuló tanto el auto de transformación como el de apertura de juicio oral.
La Audiencia Nacional empezaba señalando los vicios de aceleración en la tramitación de la causa que derivaron en auténtica precipitación a la hora de tomar decisiones. Así, la Sala de la Audiencia le dijo al juez Ruz que no había practicado una auténtica instrucción y que se había limitado a «cortar y pegar» los escritos de la Fiscalía y de la Abogacía del Estado, que representaba a la Agencia Tributaria.
La Audiencia, en su auto de estimación del recurso de la defensa de Carceller Arce, señalaba que no había elementos de juicio para sustentar que hubiera intervenido directamente en los supuestos comportamientos ilícitos de su padre por lo que las acusaciones quedan sobreseídas.
La Fiscalía y la Abogacía del Estado recurrieron la decisión de la Audiencia Nacional ante el Tribunal Supremo, quien el 10 junio de 2014 estimó los recursos señalando que la explicación de la Audiencia no era suficiente para justificar el sobreseimiento libre de Carceller Arce.
El asunto volvió al juzgado de Ruz, quien en menos de un mes practicó las diligencias de ratificación de los inspectores de Hacienda y de los peritos de las defensas. Las últimas diligencias a petición de la defensa se practicaron el 15 de julio de 2014, con aportación de informes con más de 6.000 folios y varias horas de grabación.
Al día siguiente, con una inusitada celeridad, y sin tiempo material para valorar toda esa prueba, Ruz dictó otra vez auto de transformación, con un contenido idéntico al que ya dictó el 11 de septiembre de 2013. Este auto de transformación, que ha dado lugar a la reciente apertura del juicio oral el 4 de diciembre, está nuevamente recurrido ante la Audiencia Nacional.
Ruz, en su urgencia, no ha esperado a que la Audiencia se pronuncie; algo lógico, ya que hace un año su auto similar ya fue rechazado, con la anulación de todas las actuaciones contra Carceller Arce.
Observadores y abogados que participan en el proceso no hacen sino plantear dudas y más dudas sobre la nueva instrucción del juez y no entienden a qué viene tanta prisa por indicar el camino del banquillo cuando no se ha investigado ni instruido nada nuevo; cuando sólo se ratifican diligencias ya hechas; cuando no se analizan las nuevas o cuando ya hay un pronunciamiento claro de la instancia superior que pone en duda toda la labor procesal de Ruz.
Quienes, a titulo de observadores siguen todos los procesos del juez, no dudan en afirmar que hubiera sido más prudente esperar a que la Audiencia Nacional se pronunciara sobre el recurso de la defensa y a partir de ahí proseguir con todas las garantías legales. Ya que con la decisión adoptada por el magistrado, no sería demasiado aventurado pensar que la Audiencia Nacional volverá a repetir el auto de sobreseimiento dictado en enero de este mismo año y ello no solo dejaría al instructor en una situación desairada, sino que generaría un daño de dudosa reparación para los afectados.