La coyuntura en el cambio de Gobierno

Si miramos alrededor, a aquellos países que son nuestros principales clientes, la situación está dejando de ser lo positiva que fue en los últimos años

Recientemente hemos asistido a un sorpresivo (al menos para el que escribe) cambio de Gobierno en España. Con independencia de las motivaciones políticas del mismo, creo que es necesario intentar ver, a la luz de los indicadores actuales, la situación de nuestra economía y, sobre todo, qué se puede esperar de ella en los próximos trimestres.

Si miramos alrededor, es decir, a aquellos países que son nuestros principales clientes y proveedores, la situación está dejando de ser lo positiva que fue en los últimos años. Vemos como en el primer trimestre de 2018 el comportamiento de Alemania decepcionó, frenando notablemente su ritmo de crecimiento. El PIB alemán se desaceleró al crecer únicamente un 0,3%, tras haber registrado aumentos en el tercer y cuarto trimestre de 2017 del 0,7% y 0,6%, respectivamente. La desaceleración se debió a la influencia del comercio exterior, que se deterioró entre enero y marzo de este año. Asimismo, el gasto del Gobierno también cayó, por primera vez en cinco años, arrastrando así al crecimiento a la baja.

Alemania sigue creciendo, pero los datos correspondientes al primer trimestre reflejan que la economía germana perdió fuerza y que los temores de una guerra comercial desencadenada por los aranceles de Trump sobre el acero y aluminio están causando inquietudes en su economía.

Como había advertido Mario Draghi, la coyuntura europea sigue desacelerándose.La economía de la eurozona creció en el primer trimestre de 2018 un 0,4%, tres décimas menos que en el trimestre anterior. Habría que remontarse al cuarto trimestre de 2016 para encontrar un crecimiento tan exiguo. En tasa interanual, el crecimiento ha pasado del 2,8% a finales del pasado año, al 2,5%.

El entorno internacional que más incide en nuestra economía, uno de los hasta ahora favorables “vientos de cola”, da signos de agotamiento

Entre las principales economías de la UE se observó una moderación del crecimiento en el primer trimestre, tanto en la comparación trimestral como en la interanual. Así, el PIB de Francia creció un 0,3% frente al 0,7% anterior y el de Holanda un 0,5% frente al 0,7%. Si la comparación es interanual, vemos que la economía alemana creció un 2,3% frente al 2,9% del primer trimestre de 2017; la francesa, un 2,1% frente al 2,6%, y la holandesa, un 3% frente al 3,1%

La economía de Portugal, muy interrelacionada con la nuestra, creció un 0,4% trimestral en el primer trimestre. La tasa interanual cayó hasta el 2,1 % en los tres primeros meses de este año frente al 2,4% en que finalizó y el 3% del primer semestre de 2017, lo que confirma una fuerte ralentización. Para este año, el Gobierno estima que su economía crecerá un 2,3 %.

Así pues, parece claro que el entorno internacional que más incide en nuestra economía (uno de los hasta ahora favorables “vientos de cola”) da signos de agotamiento. En coyunturas como las actuales, los analistas e inversores profesionales (fondos de inversión, hedge funds, grandes corporaciones, compañías de seguros, fondos soberanos, private equities, etcétera) intentan vislumbrar el futuro mediante el uso de los llamados “indicadores adelantados”, es decir, datos que permitan adivinar que va a pasar con la economía a corto y medio plazo.

Entre ellos merece la pena ser resaltado el “Purchasing Managers’ Index”, conocido habitualmente como el índice PMI (índice de gestores de compras). Es un indicador que trata de mostrar el futuro económico de un país basándose en los datos recabados por una encuesta mensual,que realizan los gestores de comprasde las empresas más representativas y lo elabora una entidad privada: Markit Economics. La importancia del PMI radica en que es un inmejorable indicador de la situación y dirección de una economía, y es el primero que se publica cada mes frente a los índices oficiales publicados por los organismos gubernamentales. Por ello es seguido por la totalidad de analistas públicos y privados, ya que su comportamiento histórico ha predicho claramente los cambios de tendencia macroeconómica. Se calcula a partir de las respuestas a unos cuestionarios que se remiten mensualmente a los profesionales de compras y ejecutivos de empresas de los sectores manufacturero y de servicios.

¿Y que están diciendo actualmente este indicador adelantado acerca de España y Europa? Pues nada bueno. La situación se puede resumir en los siguientes datos, correspondientes a mayo:

En Holanda, este indicador alcanzó su nivel mínimo de los últimos 8 meses.

En Austria, el mínimo de los últimos 14 meses.

En Alemania, mínimo en 15 meses.

En España, mínimo en 9 meses.

En Italia, mínimo en 18 meses.

Para definir brevemente la presente situación, se puede decir que el sector manufacturero de la eurozona mostró en mayo el ritmo de expansión más débil de los últimos 15 meses. Las actuales coyunturas española y europea apuntan a un enfriamiento de la actividad en los próximos meses. La ralentización de las exportaciones está frenando la producción y los pedidos. En mayo, los nuevos pedidos internacionales están creciendo al ritmo más lento desde hace dos años, como consecuencia de la fortaleza del euro y de la debilidad de mercados clave, como EE UU.

Actualmente existen señales de que la actividad seguirá ralentizándose. Aunque la producción en Europa se ha desacelerado, los pedidos lo están haciendo todavía más. Esta circunstancia provoca que la producción ha crecido más rápido que los nuevos pedidos durante los últimos seis meses, lo que sugiere que los fabricantes estarán presionados para frenar su actual ritmo de producción en los próximos meses, a menos que se reactive la demanda. No es casual que las expectativas de los fabricantes se hayan desplomado hasta los niveles mínimos de los últimos 20 meses, poniendo de manifiesto una sombría perspectiva económica.

Esperemos , por nuestro bien, que los indicadores adelantados se equivoquen y que los europeos podamos seguir disfrutando de una coyuntura tan sólida como la de los últimos cuatro años, favorecida por una serie de factores que no se repetirán (dólar débil, petróleo barato, tipos de interés en mínimos históricos, bajo crecimiento de los precios, etcétera). No obstante, en Zincapital comenzamos a ser razonablemente poco optimistas. Es cierto que solo el tiempo da o quita razones. Por ello, habrá que esperar y ver, pero recomendamos hacerlo con cautela.

 

Vicente Martín Egaña es socio director de Zincapital