La plaza de toros de Badajoz y las fosas de Paracuellos del Jarama 

En la presentación de los reportajes se afirma que los periodistas “viajan al verano del 36, cuando las columnas militares procedentes de África pasan a sangre y fuego por la provincia de Badajoz”

El 6 de diciembre de 2011, Televisión Española emitió un par de excelentes reportajes de la serie Crónicas titulados Badajoz 1936: a sangre y fuego y  Paracuellos en la memoria. El objetivo era el de sumarse al 75 aniversario del comienzo de una Guerra Civil en la que se produjeron “dos grandes matanzas en los primeros meses de la contienda con un nexo común: el sufrimiento de los inocentes”.

En la presentación de los reportajes se afirma que los periodistas “viajan al verano del 36, cuando las columnas militares procedentes de África pasan a sangre y fuego por la provincia de Badajoz” y que  “Paracuellos está considerada como la mayor matanza que tuvo lugar en zona republicana en los primeros meses de la Guerra Civil”.  

El guion/texto de los reportajes, en que participan historiadores solventes de reconocido prestigio, no tiene desperdicio por su claridad. Lo mismo puede decirse de la imagen. Hoy, 89 años después de lo sucesos ocurridos, con motivo del 50 aniversario del fallecimiento de Francisco Franco, Badajoz y Paracuellos han vuelto, directa y/o indirectamente,  a la actualidad. Con el telón de fondo de la Ley de de Memoria Democrática.  

Badajoz a sangre y fuego 

En la Batalla de Badajoz (agosto 1936), las tropas franquistas -legionarios y regulares- utilizaron el terror como arma de guerra para matar a los republicanos.

El método: saqueos, violaciones y fusilamientos. Las víctimas: políticos republicanos, sindicalistas, maestros, campesinos y mecánicos. Los prisioneros -hombres y mujeres- son conducidos a la plaza de toros y allí serán fusilados. La arena teñida de sangre. A veces -a modo de ejemplo-, con público mirando.

Unas 100 personas ejecutadas cada día. Se avisa que la gente puede salir sin problemas a  la calle. Lo hacen. Miles de muertos. Saqueo de tiendas y venta de relojes y joyas en la frontera con Portugal. Un negocio. Cadáveres carbonizados en el cementerio. El holocausto español, dijo el historiador Paul Preston.   

A Paracuellos del Jarama se llega con autobús para ser fusilado   

En Paracuellos del Jarama (noviembre y diciembre 1936), también en Torrejón de Ardoz, la masacre. Para mantener el orden público dentro de la capital hay que evacuar de la prisión y ejecutar de forma inmediata -de “manera humanitaria”, señalan – al grupo de fascistas. Y así fue. Lo cuenta el reportaje de TVE y Julius Ruiz en su trabajo El terror rojo (2012).   

Alrededor de las nueve o diez de la mañana del 8 de noviembre  llegaron a la Carcel Modelo siete o nueve autobuses de los de dos pisos del servicio público urbano y dos autobuses grandes de turismo. Los llenaron de presos. En el interior de cada uno de los autobuses metieron a 60 detenidos más y en su plataforma delantera iban de 8 a 12 milicianos armados. 

Los evacuados estaban atados por parejas, la muñeca de uno con la de otro. Los obligaban a salir del autobús y los fusilaron en campo abierto. Cuando algunos autobuses llegaban a su destino, se encontraban con  grupos de fusilados de la saca del día anterior en el suelo, que todavía no estaban enterrados en la fosa común.   

Una masacre, organizada desde la Consejería de Orden Público, que era “legítima” y necesaria por seguridad. Los “paseos” eran  impulsados y seleccionados por las organizaciones políticas y sindicales. También,  por los comités del pueblo que se encargaban de las denuncias. Y el poeta revolucionario: “la revolución no se hace con agua de rosas, para defenderla de sus enemigos es preciso mancharse las manos”.  

El olvido a medias de la barbarie  

Y el caso, como decíamos al inicio, es que, directa y/o  indirectamente,  Badajoz y Paracuellos han vuelto a la actualidad con el telón de fondo de una Ley de de Memoria Democrática que, diga lo que diga, se olvida voluntariamente de las víctimas causadas por los republicanos.   

Aprovechando el 50 aniversario del fallecimiento de Francisco Franco, hemos podido ver por televisión -también, leer en la prensa- algunos nuevos reportajes sobre la Guerra Civil en los que, casualmente, solo se hablaba de la barbarie franquista. ¿La barbarie de Paracuellos? Connais pas. En el mejor de los casos, una nota a pie de página. Claro, como únicamente se hablaba del aniversario del fallecimiento de Francisco Franco y su barbarie,  ¿por qué se iba hablar de la barbarie republicana?  

Un olvido perfectamente diseñado y orquestado por una izquierda socialista  y comunista cuyo mensaje al “pueblo” no es otro que el siguiente: vayan ustedes con cuidado, porque el PP y Vox son los herederos naturales del franquismo. De haber editado y publicado un reportaje sobre la masacre de Paracuellos -o de haber revisitado el reportaje de TVE de 2011-, se corría el riesgo de que el “pueblo” asociara la izquierda socialista y comunista con los socialista y comunistas de la República.  

Nuestra izquierda progresista tenía que evitar el daño o el reproche, la censura o el castigo. ¿Qué dirían de nosotros si conocieran a nuestros antepasados? De ahí, el olvido -un olvido consciente: la izquierda no padece agnosia política- diseñado y orquestado del pasado reciente fabricado -también, conscientemente- por quienes no pueden tolerar que se les desapruebe.  

Así se mantiene la polarización política -la historia tergiversada como arma-  de quienes buscan sacar provecho para exculparse y continuar en el poder. Y siguen el ejemplo de Francisco Largo Caballero, presidente del Consejo de Ministros de la Segunda República, . 

Deja una respuesta