El lado bueno de la historia conduce al infierno  

El totalitarismo comunista soviético tomó cuerpo en una sociedad explotadora, ineficaz, dominadora y controladora

En el ámbito de la política, la idea/expresión “el lado bueno de la historia”  aparece en España a finales de los años 80 del siglo XX con la fundación de Izquierda Unida o refundación del Partido Comunista de España. El lema: “¡Que todo el mundo vea que nuestra militancia ha estado siempre en el lado bueno de la historia!” Consigna: “Siempre en el lado de la historia”. Se lo traduzco: hay que volver al marxismo y el comunismo. 

Probablemente, algunos camaradas de IU/PCE dirán que no es eso. Discrepo. Si ustedes leen el Preámbulo para españolas y españoles, insertado en el Programa electoral de Izquierda Unida para las elecciones legislativas del 22 de junio de 1986, que se presenta como “el compromiso de Izquierda Unida con la sociedad española”, podrán tomar nota de lo siguiente:  

  1. “Defendemos las ideas de la izquierda de siempre… [porque persiste] la contradicción clásica de la que surgió el movimiento obrero, caracterizada por la separación entre productores y producto de trabajo, de explotadores y explotados, de la alineación creciente del trabajo humano…  
  2. [Necesitamos] “un gobierno de las cosas que se remita a un colectivo y a una valoración social que supere las dominaciones políticas y económicas tradicionales y necesitan también que sus reivindicaciones se entrelacen con la inspiración social, democrática y solidaria que es propia del socialismo…  
  3. [Reivindicamos] “un desarrollo económico a la medida del hombre y que eliminen el desempleo, por unas nuevas relaciones de igualdad con el tercer mundo y la otra Europa [el Muro cayó en 1989]…  
  4. “De ahí que no se trate, por tanto, de laborar sólo por una nueva mayoría parlamentaria, o por una nueva fórmula de gobierno, aunque todo ello sea necesario para hacer avanzar el proyecto que proponemos. Significa también el ser conscientes de que es necesario abrir para nuestro país una nueva fase histórica, en la que hay que introducir una nueva dinámica en la que las fuerzas de la renovación y del progreso vuelvan a conquistar el protagonismo que haga posible la realización práctica de dicho proyecto”. 

De nuevo, se lo traduzco: hay que volver al marxismo y el comunismo.  

No sabemos lo que hubiera ocurrido en España con IU/PCE en el poder. Lo que sí sabemos es lo que pasó en los paraísos marxistas-comunistas que construyeron sus camaradas del este europeo y del este geográfico.   

El totalitarismo comunista soviético tomó cuerpo en una sociedad explotadora, ineficaz, dominadora y controladora. Explotadora, porque de los excedentes materiales e inmateriales se beneficiaban los dirigentes del partido y sus aledaños. Ineficaz, porque el subdesarrollo crónico fue el resultado de una política económica intervencionista e improductiva. Dominadora, porque la sociedad civil tenía una presencia testimonial y sólo se manifestaba con el permiso del régimen. Controladora, porque nada escapaba a la observación, vigilancia, censura y represión del sistema. Lo que vale para la URSS vale también para sus satélites europeos.  

En definitiva, la infinita miseria de la gran Revolución Socialista de Octubre cuyas banderas pregonaban un magno objetivo histórico: la construcción de una sociedad nueva en la cual no habría explotadores y explotados, opresores y oprimidos.   

Finalmente, el monstruo totalitario cayó. Pero, no sin antes extender su semilla por los continentes asiático y latinoamericano. Un par de ejemplos.   

La República China Popular o el lugar en donde se practicaba el terror contra los “enemigos del pueblo” al tiempo que se impulsaba una “campaña de supresión de los contrarrevolucionarios”; en donde se extendieron los programas psicológicos de tratamiento de aquellos individuos apegados a las costumbres de la vieja sociedad burguesa. Todo ello, por supuesto, en beneficio de una nueva sociedad y un hombre nuevo. Algo peor de China: Camboya. El horror.  

El presidente de China, Xi Jinping. Foto: Flickr.
El presidente de China, Xi Jinping. Foto: Flickr.

La República de Cuba del camarada Fidel en donde floreció  la sinrazón totalitaria. El control de la población –a través de los Comités de Defensa de la Revolución y la Asamblea Nacional del Poder Popular-, así como la penuria cotidiana, son las señas de identidad de la dictadura. ¿La Cuba de la Revolución? Ausencia de libertades fundamentales, economía estancada que no alcanza los niveles de 1958 de antes de la Revolución, renta per capita similar a la de los países del Tercer Mundo, racionamiento, déficit de viviendas y subempleo. Algo similar ocurre en Nicaragua y Venezuela.   

El lado bueno de la historia que nos prometen es lo más parecido a un paseo por el infierno en donde habita el monstruo totalitario.  

Deja una respuesta