Las ITV, Oriol Pujol y la obligación de liberalizar la economía

El fraude de las ITV detectado en Catalunya por la Agencia Tributaria y en el que aparecen involucrados altos representantes de Convergencia Democrática de Catalunya (CDC) y de la Generalitat, con especial referencia al secretario general de CDC, Oriol Pujol, pone de actualidad no solo la tendencia a la corrupción política, sino la necesidad de liberalizar, de una vez por todas, un sinfín de actividades económicas que por sus especificidades, desvirtúan el mercado y la libre competencia.

La trama catalana buscaba la manipulación del concurso público de las estaciones de la ITV, evitando la libre concurrencia y su valoración con criterios de objetividad, al estar pactadas parte de las clausulas del concurso. Un escándalo.

Liberalizar. Ese es el término que economistas de distinto signo y procedencia suelen recomendar como una eficaz receta para hacer frente a los desequilibrios que provoca la crisis económica. Hoy en España, son decenas las actividades productivas que todavía son susceptibles de liberalizar y pendientes de modificaciones legislativas que lo permitan.

Liberalizar es el verbo que con demasiada frecuencia se convierte en enemigo acérrimo de sectores económicos que llevan años asentando sus reales en un entorno de competencia desvaída que les permite vivir cómodamente sin mayores sobresaltos, aunque ello vaya en detrimento de la competencia y, por tanto, del consumidor, que tiene que hacer frente a mayores precios o a peores servicios.

El camino de liberalizar sectores y activar la competencia no es un camino de rosas, ya que desmontar intereses creados, no es una labor cómoda, aunque existan decenas de sectores y subsectores económicos susceptibles de una acción liberalizadora que siempre resulta oxigenante para la economía.

La economía española está llena de actividades a las que se las ha tenido que introducir por el siempre duro camino de la más o menos libre competencia y ahí está el sector de las telecomunicaciones o el de la farmacias, por poner solo dos casos extremos.

Producto de la crisis económica, la sociedad española no solo está en un irreversible proceso de incorporar importantes elementos de riesgo a su actividad cotidiana, sino que no para de incrementar sus niveles de desempleo y de ello empiezan a dar fe diferentes sectores económicos.

Liberalizar, es una las respuestas al problema. El penúltimo caso de falta de competencia, se empieza a manejar en el sector de la automoción y pone de relieve que más de tres millones de automóviles – el 22% del parque automovilístico españoles- circulan por las carreteras sin haber pasado la ITV, lo que dada la edad media de los vehículos de más de más de ocho año, representa no solo un riesgo añadido en materia de seguridad vial, sino un serio problema de contaminación.

No es ajeno a esta situación el “cerrado” sector de la Inspección Técnica de Vehículos, desarrollado originariamente de acuerdo con intereses “inconfesables”, que han convertido a estas estaciones de servicio al ciudadano en una máquina de ganar dinero dado el “numerus clausus” que propicia enormes colas de espera y que desincentiva, en muchas ocasiones, el que los conductores cumplan con la normativa vigente.

Actualmente hay en España 330 centros especializados de ITV con 831 líneas de inspección, cifra claramente insuficiente para la demanda del parque español, ya que por extrapolación del mismo y estaciones en otros países europeos, serían necesarios casi 800 centros de inspección para conseguir su equiparación.

Y como si se tratara de una espiral sin fin, el sistema viciado en su origen proyecta sus consecuencias sobre el resto de la cadena, y así los talleres de automóviles, generadores potentes de mano de obra, ven aminorada su actividad, ya que son quienes reparan los automóviles rechazados por la ITV, que al día de hoy alcanza la tasa del 20% de los coches revisados.

Los estudios elaborados apuntan a la necesidad de que se produzca una mayor liberalización del mercado, ofreciendo una mayor oferta de centros especializados de ITV para así evitar la saturación del servicio y poder mejorar la demanda de revisiones de ITV. Con ello, se conseguiría que España se equipase a los estándares europeos y sin una exacta cuantificación, se considera que se podrían crear varios miles de puestos de trabajo.

El modelo de liberalización iniciado por Madrid, Castilla la Mancha y La Rioja, es el camino a seguir, ya que garantiza que el cliente final tenga mayores centros donde elegir y que exista competencia de precios y de servicio. En concreto, la liberalización efectuada en Madrid con la creación de cerca de una docena de centros ITV en el último año, demuestra la eficacia de este tipo de procesos, siempre unido al apoyo necesario de los agentes policiales para aumentar el control de los vehículos sin revisión.

El sistema actual en España de clara y estricta separación entre las actividades de inspección y de reparación, siguiendo la práctica francesa, tiene sus partidarios y detractores, frente a la fórmula mixta alemana en donde concesionarios y talleres ofrecen la posibilidad de pasar revisiones a la vez que hacer frente a las reparaciones.

** Carlos Díaz Güell es editor de ‘Tendencias del Dinero’, publicación ‘on line’ económico-financiera de circulación restringida

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