Los nubarrones que amenazan a JxCat

No hace más de cinco años que las calles de Barcelona, o de cualquier pueblo que organizara una manifestación ‘proprocés’, se llenaban de personas con su estelada en la mano

No hay nada peor que vivir en una crisis y no percatarse. Si tenemos que hacer caso de la nueva psicología empresarial, la crisis son oportunidades.

El problema se esconde cuando no existen evidencias de ella. Y eso es lo que le ocurre a JxCat.

Están en un aprieto importante que pocos de sus miembros reconocen. Si es cierto que Albert Einstein pronunció aquello de “no pretendamos que las cosas cambien, si siempre hacemos lo mismo”, los de Junts parecen dispuestos a militar en el independentismo de siempre que las encuestas recientes indican que está pasado de moda.

Parece mentira. No hace más de cinco años que las calles de Barcelona, o de cualquier pueblo que organizara una manifestación ‘proprocés’, se llenaban de personas con su estelada en la mano.

Un hombre se tumba sobre la «estelada», durante una manifestación independentista.

Aquella aventura imposible e irracional, un tiempo repleto de falsas sonrisas y otro de mala baba, se encuentra en un proceso de transformación acelerado que los dirigentes de JxCat o no quieren asumir u omiten. Eso no significa que el independentismo haya desaparecido o esté desactivado.

Nada más lejos de la realidad. Sin embargo, la acción proactiva de movilización pasa por una fase de fracaso profunda.

Lo más llamativo es que nadie en JxCat está por reinventarse

El salto anunciado de Jordi Sánchez de la secretaria general de su partido es una claro ejemplo. Como también lo son las posteriores críticas a algunos de sus dirigentes, en concreto a la presidenta del Parlament Laura Borràs, que marcan una evidencia de que algo se está resquebrajando por debajo de los ejes fundacionales de una formación política que no puede asentarse en la ideología para sobrevivir porque no la tiene.

Lo más llamativo es que nadie en JxCat está por reinventarse. Lo que entonces era un imposible, la independencia, sigue siendo igual de imposible ahora, pero, ya se sabe, la política que utiliza las emociones para mantenerse lo aguanta todo.

Como un power-point. La metodología utilizada por ERC desde el gobierno de la Generalitat, asumiendo críticas desde el independentismo irreal que le acusa de rendir pleitesía al Estado invasor y le insulta, está dando mejores resultados que los logrados por los consellers y concejales de Junts en sus diferentes demarcaciones.

La última encuesta del CEO así lo explicaba y de forma muy clara. Se consolida el votante de ERC y del PSC y se desploma de forma abultada el de JxCat.

El expresidente de la Generalitat Carles Puigdemont. EFE

¿Qué hay detrás de ese tortazo de realidad? Resaltaría dos cuestiones.

La primera es la evidencia de que una movilización continua es imposible. La segunda, que el líder supremo, llámese Carles Puigdemont, mantiene su cruzada personal y eso lo aleja de la cruzada de casa.

Mucho de agotamiento y de desenmascarar el invento

Sobre la movilización, es ya muy evidente. Pueden hacer vídeos virales, reuniones en el sur de Francia y hasta declaraciones serias del abogado del ´’procés’, Gonzalo Boyé, a la salida del Tribunal de Justicia de la Unión Europea (TJUE), pero no encuentran en mismo eco que en otras ocasiones.

Mucho de agotamiento y de desenmascarar el invento. La segunda tiene relación con la inexistente movilización.

La presentación de su nuevo gobierno, con ministros incluidos, con carteras, o sea con responsabilidad, muy en la línea de la Generalitat en el exilio de Tarradellas tuvo un seguimiento nimio. Como siempre, un gobierno en el falso exilio ya que la mayoría de sus supuestos consellers pueden entrar y salir de España sin problemas.

Trabajan en España, pagan sus impuestos en España y tienen, alguno de ellos, cargos públicos en España. Estas dos situaciones concluyen con lo peor para una formación política: en enfrentamiento interno.

Familias políticas representadas ahora sobre todo por Laura Borràs y Jordi Turull, y desde fuera, pero tocando las narices todo lo que pueden, Quim Torra y el propio Puigdemont, con su proyecto. Las subfamilias tienen otro listado largo, pero para qué les vamos a entretener.

De cara al congreso que JxCat celebrará en junio todo se resume en una cuestión: el apoyo de las bases del partido lo tiene Laura Borràs. Pero ¿los nombres fuertes del partido estarán dispuestos a aguantar a una líder a la que no soportan?

Las alarmas se han disparado y siguen sonando

Ello y las encuestas en contra hacen peligrar sus expectativas de cara a las municipales. Las alarmas se han disparado y siguen sonando.