Mar de fondo en el Sabadell

La decisión de Sol Daurella de dejar el consejo de administración de Banco Sabadell y aceptar la propuesta de Ana Botín de incorporarse al del Santander, ha sorprendido hasta cierto punto al mundo financiero, sabedor del mar de fondo que ruge desde hace tiempo en el seno del banco catalán y que la salida de Daurella hace más evidente.

A nadie se le pasa por la cabeza pensar que la decisión de Daurella de romper su compromiso con el Sabadell sea fruto de frivolidad u oportunismo. Estamos hablando no sólo de la empresaria que lidera Cobega, la primera compañía alimentaria de España con un volumen de negocio superior a los 3.000 millones de euros, sino de una figura de enorme influencia en la vida financiera catalana, no lo olvidemos.

Aunque públicamente se esgrimen razones más o menos protocolarias hay, evidentemente, razones de peso que justifican ese cambio tan radical. En el mundo financiero catalán hace tiempo que se conoce el desencanto de los grandes grupos empresariales con el proyecto al que fueron convocados por el presidente del Sabadell, Josep Oliu, tanto con el objetivo de reforzar el capital del banco como con el de consolidar un núcleo duro que apoyase a Oliu.

Los Andic (Mango), Lara (Planeta), Folch (Pinturas Titan), Brosser (Textil Broser) Colonques (Porcelanosa) y al final Daurella (Cobega) hicieron importantes aportaciones de capital o adquirieron carteras significativas de títulos del banco para apoyar un proyecto que no está dando los resultados prometidos.

Una buena parte de esos empresarios tiene hoy en su poder acciones del Sabadell que valen menos de la mitad de lo que pagaron por ellas y no son pocos los que están sufriendo perjuicios financieros importantes en sus sociedades patrimoniales por esta operación.

La decepción con el proyecto de Oliu la manifestó primero Juan María Nin, consejero delegado de la entidad que en 2007 se pasó a la dirección general de la Caixa. En 2013, Isak Andic dejó el consejo del Sabadell, con razones similares a las esgrimidas ahora por Daurella. En medios financieros catalanes se asegura que la lista de decepcionados se incrementará en breve y que ya hay avisos a Oliu de que algún consejero de su núcleo duro quiere retirarse.

El enfado público del presidente del Sabadell retrasará un poco estas decisiones, hasta que se calme el ambiente en el seno del banco, pero ha tenido el efecto colateral de dejar bien claro que la salida de Daurella no es un tema menor, una frivolidad como pretenden algunos, sino el exponente de que algo grave y de gran calado corroe las tripas del banco catalán.