Necesitamos más planes de igualdad
Este mes, coincidiendo con el Día Internacional de la Mujer Trabajadora (8 de marzo), se han presentado y publicado un sinfín de informes relacionados con los avances y a veces retrocesos de las mujeres en el trabajo y en la sociedad. Se puesto de nuevo de manifiesto las diferencias salariales por razón de sexo y las dificultades que existen para que entren en los consejos de administración de las empresas, a pesar de las leyes y recomendaciones nacionales y europeas para conseguir este objetivo. Conocimos la relación directa entre contrato a tiempo parcial y mujer y se han publicado estudios muy importantes sobre la relación entre mujer y pobreza, que deberían tener mayor difusión porque denuncian situaciones que la sociedad está obligada a corregir.
En estas fechas también deberían conocerse los avances efectivos, aunque silenciosos, que se han producido en muchas empresa y sectores. Todos ellos están muy relacionados con la Responsabilidad Social Corporativa (RSC), la acción sindical, la negociación colectiva y el diálogo. Los protagonistas son trabajadores y trabajadoras, empresarios, sindicatos y patronales. Avanzan en la contratación de mujeres en sectores industriales hasta ayer masculinizados o en la corrección de diferencias salariales en situaciones de trabajo de igual valor. Avanzan en acciones de conciliación o en mayor atención formativa a las mujeres. Todos ellos son avances reales fruto de la acción, del diálogo, de la sensibilización sindical y empresarial. Pero tienen el riesgo del abandono a medida que se va agravando la crisis, ya que muchas empresas tienen la tentación de relegar sus compromisos y planes de igualdad por entender que son lujos prescindibles en situaciones difíciles como las que vivimos.
Pero la noticia más impactante es la aparecida en diversos medios de comunicación encabezada por el titular: «Las empresas prefieren a los hombres para gestionar la crisis«. En ella, nos informa de la reducción del número de mujeres en cargos de responsabilidad ejecutiva. Han pasado de representar el 19,50% en 2009 al 10,30 % en enero del 2013, según un estudio realizado por la escuela de negocios AEDA y la consultoría de recursos humanos ICSA.
El documento refleja el retroceso de las mujeres en las responsabilidades ejecutivas por entenderse que los valores que aportan no son los más apropiados para afrontar la dura situación de crisis, expresando un grave retroceso cultural que delata el paso atrás de reforzar aquellos viejos, rígidos y además ineficaces valores en la gestión empresarial. Entierran las buenas intenciones expresadas en los cientos de seminarios, campañas y jornadas para propagar y sensibilizar en la necesidad de que las empresas cuenten, más de lo que lo hacen, con el talento y los valores femeninos en la gestión empresarial.
Lo más grave de esta noticia es que advierte que estamos retrocediendo en el tiempo y en el espacio, y que en los ámbitos de muchas empresas y de la sociedad se sigue persistiendo en el error de entender que la rigidez y la jerarquías son las mejores formas de gestión para la salida de la crisis. Han sido precisamente estos valores, junto al autoritarismo, los causantes de parte de nuestro histórico retraso económico, de nuestro débil tejido productivo y de la escasa innovación.
Es muy mala noticia precisamente ahora y en estas circunstancias. Deberíamos considerar más que nunca que sólo nos sacarán del pozo de la crisis mayores grados de flexibilidad y de participación, unos valores más identificados con la mujer. En muchas empresas se tendría que propiciar un cambio en las formas de gestión empresarial que aporten una nueva cultura allí donde todavía hoy estén marcadas por el autoritarismo y el machismo. Por esto precisamos más Planes de Igualdad, como nos demuestran día a día las empresas con futuro, para conseguir entornos con hombres y mujeres iguales en derechos y oportunidades, capaces de integrar y aprovechar su diversidad y pluralidad. Hagamos el esfuerzo de incluir más mujeres en la gestión. Si no es por justicia, por demostrada eficacia.