Resultados electorales: el único que tiene claro su futuro es Rajoy
Del profundo seísmo que han causado en la clase política española los resultados electorales del 24 de mayo, la única conclusión indiscutible y posible que surge en el horizonte es la continuidad de Rajoy como cartel electoral del PP en los próximos comicios generales.
Es garantía de que nada o casi nada, desde el punto de vista estructural, cambiará en la política del Ejecutivo popular, más allá de los consabidos cambios cosméticos de algunos cargos irrelevantes para el conjunto del sistema.
A partir de ahí, todo parece posible en materia de pactos, acuerdos, alianzas y líneas rojas, incluido el posible sorpasso de Podemos al PSOE. Aunque, según los analistas de referencia, las consecuencias de estos resultados hay que acotarlos y reducir la intensidad con que fueron recibidos por algunos medios de comunicación cuando durante una semana han disfrutado creando un cierto grado de alarmismo y confusión que en ningún caso se ajusta a la realidad.
Así ocurría cuando el día siguiente a los comicios, el Ibex 35 se desinflaba el 2,01%. En ningún caso fue resultado de la fragmentación del voto, sino como consecuencia de la falta de liquidez en los mercados debido al cierre de algunas de las bolsas más importantes del mundo y de las negativas noticias procedentes de Grecia, lo que se reflejaba en la caída del 2,09% de la bolsa italiana.
Con independencia de que para algunos analistas los resultados de las elecciones municipales y autonómicas españolas, no por esperados dejan de ser menos preocupantes, lo cierto es que lo que causaría fuertes desequilibrios en la economía española sería una extrapolación de estos a unas elecciones generales.
Complicaría sobremanera la gobernabilidad del país y terminaría afectando a la recuperación económica. De ahí a titular, como hacía un medio digital de importante difusión, de que «los inversores extranjeros congelan hasta las generales `todo lo que dependa del BOE´», es un exceso supremo.
Los analistas más rigurosos apuntan que comparar la situación de España con la de Grecia como han hecho algunos medios anglosajones, es no haber analizado los resultados de las elecciones del pasado domingo.
Ya que, a pesar de la pérdida de apoyo, los partidos tradicionales continuarían acaparando más del 50% de los votos en unas elecciones locales en las que participan muchos más partidos que en las generales y el voto suele difuminarse mucho más.
Además, los llamados partidos «antiausteridad», a pesar de haber irrumpido con fuerza, siguen teniendo un peso muy limitado y, en muchos casos, han acaparado el voto de otras formaciones que también se oponían a las políticas del Gobierno.
En ello coinciden las siempre medrosas agencias de rating como Moody’s a la hora de prever un crecimiento del PIB para este año del 2,7% y del 2,2% para 2016, advirtiendo de que la situación política en España podría generar cierta incertidumbre en los próximos años y frenar el proceso de reformas estructurales en marcha.