La rueda de la suerte de una investidura

La negociación del PSOE con las diversas formaciones para la investidura podría saltar por los aires. No es la primera vez que algo así ocurre.

Puede que la negociación que está teniendo el PSOE con las diversas formaciones que podrían, en condicional, apoyar su investidura salte por los aires provocados por el lugar menos previsible. No sería la primera vez que algo así ocurre. Es cuestión de estar atentos.

Los contactos están siendo complicados no solo con el independentismo fugado que representa Puigdemont, sino también existen tensiones con la Esquerra de Oriol Junqueras y el Podemos de Irene Montero. Si a ello le añadimos que el PNV tampoco está demasiado satisfecho, las posibilidades que tiene Pedro Sánchez de convertirse en presidente tiene las dificultades de poner en armonía intereses encontrados.

Tensión en la negociación

Es cierto que cualquier tipo de negociación pasa por momentos de tensión. La estrategia es mantener puertas abiertas y, así, obligar a que sea difícil cerrarlas. Una de esas mayores dificultades pasa por Podemos. Es un distanciamiento diferente al de JxCat, pero también grave. Parece que cuanto más cerca están de Sumar, más alejados están de Podemos.

Las raíces son diferentes y los proyectos también. Llama la atención la necesidad por los cargos de Podemos. Quieren sus ministerios a toda costa. Una propuesta graciosa, ya que la impronta que llevó al Podemos de Pablo Iglesias a convertirse en lo que es ahora rechaza de entrada cualquier tipo de cargos y de prebendas. Eran las castas. Se entendía casta aquellos que llegan y se creen que el cargo es suyo. Hay muchas formas de entenderlo, pero Irene Montero y Ione Belarra tienen las suyas.

Lo cierto es que sería muy razonable que Podemos complicará la investidura a Pedro Sánchez, aunque no ocurrirá, y ya veremos cómo eso lo castiga su electorado.

ERC marca distancias con Pedro Sánchez

Durante la última semana, ERC ha marcado distancias con Pedro Sánchez. Es cierto que lo hizo Oriol Junqueras desde Irlanda, que no pasa por ser el líder más solvente en cuanto a la negociación. Algunas voces malévolas desde Esquerra apuntan a que su mala relación con Carles Puigdemont lo podrían colocar en el territorio de los que desean que todo descuadre. Aunque esa idea tenga cierta mala leche, no es descartable observando cómo se mueve y cómo declara Junqueras.

El presidente del Gobierno en funciones, Pedro Sánchez. EFE/ Sergio Pérez
El presidente del Gobierno en funciones, Pedro Sánchez. EFE/ Sergio Pérez

Sus palabras fueron claras: “Lo que es imposible es que haya un acuerdo si el Gobierno no hace nada para llegar a un acuerdo«. Si a ello le añadimos las malas sensaciones que llegan al Govern sobre los traspasos de “Rodalies” y las distantes declaraciones de la ministra María Jesús Montero sobre financiación de las comunidades autónomas, la fotografía no es muy positiva.

Lo que pide Puigdemont es insaumible

La elección del día de la investidura es decisión de la presidenta del Congreso, Francina Armengol. Todo apunta a que se agotará al máximo las fechas posibles. A no ser que el equipo negociador de Sánchez tenga claro que lo que pide Puigdemont es inasumible.

Sin embargo, la última hora nos dice, y escuchando a Pedro Sánchez en su intervención en el Comité Federal del pasado sábado, que su decisión transita por ponérselo muy difícil a Puigdemont para que no pueda decir que no a apoyar su investidura, o muy fácil para que diga que sí, que en estos momentos no es lo mismo.

El plan B ya está previsto, pero no es del estilo Sánchez. Si hay que ir a elecciones, la maquinaría electoral del PSOE explicaría que la decisión está respaldada por la responsabilidad hacia España. Que se intentó hasta el último momento, pero no fue posible. La instrucción de la palabra “amnistía”, proclamada sorprendentemente con toda normalidad el pasado sábado, nos da pistas. Habrá que seguir especulando.

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