Todos los errores que la izquierda cometerá con la victoria de Ayuso

Fuera de Twitter, hace frío. El 85% de España no teletrabaja. Son dos referencias que tanto Pedro Sánchez como Ángel Gabilondo habrían hecho bien en recordar antes de soltar que “el gobierno de Ayuso y Vox será el principio del fin de la democracia”

La aplastante victoria de Ayuso no se debe a su brillante retórica, ni a su agresividad contra Sánchez, ni a la división de las izquierdas, ni al vector polarizador de la campaña, ni a la utilización partidista de la pandemia, ni a un nuevo ‘desacomplejamiento’ de la derecha, ni a la marea atlántica de los modos trumpistas, ni al florecimiento del independentismo madrileño de las élites madrileñas, a veces neoliberales, a ratos fascistas.

Todos estos elementos se vienen cacareando año tras año durante las 250 citas electorales que ha celebrado España desde 2015, y ninguno de ellos explica cómo una candidata “tan flojita”, como ha dicho algún experto politólogo y ‘spin doctor’, ha logrado más que duplicar escaños, cargarse a Ciudadanos y mantener a raya a Vox. Quien quiera insistir en estos argumentos no solo habrá errado, (en mi opinión, claro), sino que corre el riesgo de no poder rectificar el discurso si su intención es imponerse en el nuevo ciclo electoral que está ya a la vuelta de la esquina. Quien insista en la lucha bíblica entre izquierdas y derechas, solo recordar que Ayuso le saca 40 escaños al segundo partido en una cámara de 5 partidos.

Quien insista en la lucha bíblica entre izquierdas y derechas, solo recordar que Ayuso le saca 40 escaños al segundo partido en una cámara de 5 partidos

Isabel Díaz Ayuso ha duplicado escaños porque, cuando los cientos de asesores monclovitas pensaron que era buena idea refugiarse en la ‘ideologizada idea’ de la “cogobernanza” (concepto que algún lumbreras incluso soñó en reutilizar para ‘confederalizar’ Cataluña)  para esquivar la tediosa gestión pandémica, la presidenta madrileña aceptó el envite y empezó a tomar decisiones políticas por su cuenta más allá de los comités de expertos, la ciencia y Joe Biden; la más importante de estas decisiones, mantener abierta la economía madrileña mientras no se saturasen las UCIs.

Y no hay más. Lejos de representar solo al ‘Madrid de los Cien Montaditos’ (está mal decirlo porque ella está de moda, pero con Mónica García empezó la izquierda a perder esta campaña), la decisión de mantener abierta la economía es lo que ha calado en unas clases medias y trabajadoras desesperadas ya tras un año de actividad económica bajo mínimos.

Todos estos votantes no están aterrados por la insoportable desigualdad neoliberal en Madrid ni lloran de rabia porque los ricos no pagan impuestos: están aterrados por no poder trabajar y por que gobierne la alternativa izquierdista, que ha dicho que todo lo que ha hecho Ayuso está muy mal. Solo como recuerdo: Mercamadrid, Nacho Cano, Santa Ayuso de los bares… (evito mencionar al taxista de anoche por obvio, pero ahí está).

Fuera de Twitter, hace frío. El 85% de España no teletrabaja. Son dos referencias que tanto Pedro Sánchez como Ángel Gabilondo habrían hecho bien en recordar antes de soltar que “el gobierno de Ayuso y Vox será el principio del fin de la democracia” o “la recuperación no se concentra en la calle Serrano”, como dijeron de forma ‘naive’ en el cierre de campaña (ideón).

Pedro Sánchez, Iván Redondo y el ministerio de Igualdad deben aprovechar la circunstancia para cambiar pronto el paso: no se trata de aprovechar los vientos culturales de la sostenibilidad verde y la inclusión digitalizada, sino de sincerarse con una sociedad maltrecha con humildad y transparencia, y empezar a tratarles como adultos, y darles soluciones. Y pueden comenzar con el Plan de Recuperación Económica y los 140.000 millones que vienen de Europa.

Pedro Sánchez, Iván Redondo y el ministerio de Igualdad deben aprovechar la circunstancia para cambiar pronto el paso

En vez de politizarlo por enésima vez, Sánchez puede empezar a plantear de forma honesta cómo repartirlos para que todas las pymes tengan opciones reales de acceder con una metodología clara y accesible. Porque la ciudadanía solo percibe el negociazo para las ‘Iberdrolas’ y para las nuevas firmas de Public Affairs que tanto están triunfando en este nuestro país.

Señor Sánchez: la vida es lo que pasa mientras la ultraderecha hace planes, y el Gobierno haría bien en apagar Netflix y poner el telediario.