El clon maketo de Urkullu

La designación de Imanol Pradales Gil como candidato a jefe de Gobierno vasco revela el poder de decisión de Urkullu sobre el PNV

La elección de Imanol Pradales Gil como candidato a lehendakari por parte del PNV, en sustitución de Iñigo Urkullu, rompe muchos tabúes en la política vasca y nos introduce en un territorio nuevo e inexplorado hasta el momento: el de la posibilidad de que un lehendakari del PNV no tenga apellidos eusquéricos, es decir, que sea maketo.

La actual proclamación de Pradales vendrá seguida de un proceso interno de elección entre las bases que va a ser un perfecto paripé, que no se lo creerán más que los muy cafeteros del PNV y medios adictos, porque el caso es que estamos ante un dedazo en toda regla y todo lo demás es marear la perdiz y vestir al santo.

Lo han anunciado ahora porque saben que no van a poder mantener el secreto hasta el final del proceso. Y, del mismo modo, la no elección de Urkullu se está vendiendo como una decisión del PNV, de su Euskadi Buru Batzar o junta directiva del partido, cuando la realidad es que todo se lo han comido y se lo han guisado entre el presidente del PNV, Ortuzar, y por supuesto el actual lehendakari, Urkullu.

El poder de Urkullu

Parece mentira, con lo inteligentes que son para otras cosas, que periodistas tan avezados como los que marcan la pauta en los medios de Madrid y también de Barcelona no vean esta realidad.

Cómo creen que el PNV va a tomar una decisión sin haber escuchado previamente a Urkullu, o sin haberle comentado nada antes, o, más claro aún, sin haber puesto en común la decisión a tomar, si resulta que es Urkullu el que ha puesto a todos los que están ahora en la cúpula directiva, empezando por el propio Ortuzar.

Todos ellos, los Ortuzar, Aurrekoetxea, Mediavilla y la mayoría de los integrantes de la junta directiva del PNV actual, forman parte del equipo que, con Urkullu a la cabeza, tomó los mandos del partido allá por finales del 2007.

Urkullu se convirtió entonces en presidente del partido, el cargo que ahora ocupa Ortuzar, y Ortuzar era presidente del PNV de Bizkaia, el cargo que Urkullu acababa de dejar. Y cuando Urkullu optó a lehendakari, Ortuzar le sustituyó como presidente del partido. Y aún sabiendo esta historia, los periodistas que hablan de la no elección de Urkullu por parte del PNV ¿piensan que el PNV ha tomado una decisión de este tipo en contra del criterio de Urkullu o como si Urkullu no supiera lo que iban a decidir?

Urkullu no estaba a gusto con la política de alianzas que estaban llevando a cabo en su partido, sobre todo con el apoyo sin fisuras a la investidura de Sánchez

Y así estos analistas se deshacen en loas del sistema de bicefalía del PNV, único en la política española, según el cual lo que se decida en el partido resultaría una sorpresa o algo impensable para el afectado, en este caso Urkullu. Hay que ser ingenuos, hay que estar obnubilados por la mística peneuvista.

Las razones para no postularse como lehendakari

Urkullu ha querido no volver a presentarse de nuevo a lehendakari. Las razones son varias, sin descartar las familiares y personales, pero, desde un punto de vista estrictamente político, todas tienen que ver con su contrariedad por cómo se han hecho las cosas en relación con el apoyo del PNV a Pedro Sánchez. No se ha hecho bien. Probablemente (como ha dicho Ortuzar en su última intervención con motivo de la ofrenda floral ante la tumba del fundador, Sabino Arana, con motivo del 120 aniversario de su fallecimiento un 25 de noviembre de 1903) han dado demasiada importancia a la política de Madrid, se han implicado demasiado en ella hasta el punto de afectarles en sus decisiones internas. Que es lo que ha pasado ahora.

Urkullu no estaba a gusto con la política de alianzas que estaban llevando a cabo en su partido, sobre todo con el apoyo sin fisuras a la investidura de Sánchez, que les colocaba en una posición secundaria respecto de partidos más afectos a Sánchez, y sobre todo a la lideresa de Sumar, Yolanda Díaz, como ERC y EHBildu.

Previamente en el PNV se cerraron la posibilidad de pactar con Feijóo, debido a una campaña feroz de estigmatización de Vox que ellos mismos llevaron a cabo. Y todo ello les colocó en una posición demasiado escorada a la izquierda, para disgusto de buena parte de sus bases y sobre todo del empresariado vasco que les apoya.

Y por último, la elección de Imanol Pradales Gil, el actual Diputado (así se denominan a los consejeros del gobierno de las diputaciones forales) de infraestructuras de la Diputación Foral de Bizkaia, como candidato a lehendakari en las próximas elecciones autonómicas.

Da toda la impresión de que este candidato es una perfecta réplica, hasta en lo físico, del actual lehendakari, solo que más joven, un poco más alto y con más pelo. Pero en lo demás, en el carácter serio, ademanes medidos, discreción y aversión al ruido circundante, incluso en la apariencia física, exactamente igual.

¿Cómo no suponer, por tanto, que –lo mismo que la decisión de no seguir– esta elección de su sucesor sea personal y directa del propio Urkullu? Es que Pradales fue incluso alumno de Urkullu cuando este era “maisu” (profesor de enseñanza primaria) en una ikastola de Portugalete.

Y cuando Urkullu fue elegido presidente del partido a finales de 2007 y empezó un programa de captación de ideas llamado Think Gaur, del que salió el contenido ideológico que imprimió al partido y luego al gobierno durante sus tres mandatos, llamó ya entonces a Imanol Pradales, que tenía a la sazón 33 años, para que configurara el programa de empleo.

La carrera de Pradales

Imanol Pradales, por su parte, siguió una trayectoria muy medida, desde su Santurtzi (anteriormente Santurce) natal, que le llevó a estudiar con beca Ciencias Políticas y Sociología en Deusto y a dar clases en dicha universidad, de donde salió para dirigir uno de los múltiples “chiringuitos” que tiene la Diputación de Bizkaia y el Gobierno Vasco, financiados con dinero público, llamado Bizkaia Talent.

No queda muy claro a qué se dedicó exactamente Pradales allí, pero estuvo unos años hasta que José Luis Bilbao, el Diputado General de Bizkaia que formó parte del equipo que, con Urkullu a la cabeza, tomó el mando en el PNV (José Luis Bilbao siempre llama “boss” a Urkullu), le llamó para dirigir el departamento de Promoción Económica de la Diputación.

Esto era en 2011. En la siguiente legislatura, ya con Unai Rementería, también del PNV, como presidente de la Diputación, dirigió el departamento de Infraestructuras. En ese tránsito cuenta la única mancha de su expediente político: en julio de 2015 fue nombrado para el puesto y en agosto se le ocurre comprar 7.500 acciones de la constructora Sacyr, que luego fue contratada bajo su mandato para realizar las obras de la Supersur, la nueva autopista de circunvalación de Bilbao por el sur.

No fue delito pero quedaba perfectamente impresentable. Se hizo borrón y cuenta nueva y siguió a lo suyo hasta hoy, con su nombramiento como sucesor de Urkullu.

Veremos cómo acaba todo esto, porque no es descartable que ante semejante revolución en la tradición peneuvista (un candidato del PNV sin apellidos eusquéricos, por tanto maketo, al máximo cargo de la política vasca), pueda ser contestada por los “pata negra” del partido, que se vean relegados a un segundo plano por un perfecto advenedizo.