Feijóo revela ante los empresarios el nuevo PP: menos hablar de amnistía y más de economía

Feijóo lanza en el Congreso Nacional de la Empresa Familiar un aviso a la corriente de Ayuso y Aznar: el PP no hará bandera contra el independentismo durante la legislatura y prioriza otros temas

Alberto Núñez Feijóo, en el congreso que celebra el IEF en Bilbao.

Alberto Núñez Feijóo, en el congreso que celebra el IEF en Bilbao.

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«Se habla de la tal amnistía. No sabemos si es familiar o no, porque todos los días estamos hablando de esto. En vez de hablar de generación de empleo y rebajas fiscales, estamos hablando de autodeterminación». Con estas palabras, el presidente del PP, Alberto Núñez Feijóo, despachó este lunes ante 500 empresarios familiares en Bilbao el mayor ítem de la política nacional: las cesiones de Pedro Sánchez a los partidos independentistas para lograr la investidura.

Su breve y aguada referencia al proyecto de amnistía para los encausados y condenados por el Procés, e incluso su desganada crítica contra un posible referéndum de independencia, daba cuenta de que Alberto Núñez Feijóo no tiene ninguna intención de convertirse en el medio plazo en un ariete contra el independentismo, ni en dar una batalla descarnada contra los acuerdos que alcance Sánchez con Junts y ERC. Más bien al contrario, Feijóo desplegó en el País Vasco una agenda post-Procés, o post-Sánchez, más pensada en volver a tejer complicidades con los partidos periféricos que en ir a la guerra contra ellos.

Así lo explicitó más o menos Feijóo en el XXVI Congreso Nacional de la Empresa Familiar, donde mencionó siete ejes de su futura acción política, y ninguno de ellos hacía referencia al desafío territorial encabezado por los partidos independentistas. Habló de equilibrios presupuestarios, de reformas estructurales, de estabilidad institucional, de captar inversiones, de política industrial y energética, de agua… pero nada de plantar cara contra el nacionalismo, ni la defensa de la Constitución ni la unidad territorial.

Feijóo testea su estrategia en las últimas semanas

Podría pensarse que la completa omisión de Feijóo a dar batalla ante el independentismo y la priorización de una agenda económica tuvieron más que ver con que la audiencia la conformaban principalmente empresarios. En parte así fue, pero lo cierto es que se trata de una estrategia que se ha fraguado durante las últimas semanas.

El pasado 12 de septiembre, el expresidente del Gobierno José María Aznar (PP) llamó a una «movilización nacional» contra el proyecto de amnistía de Sánchez con los partidos independentistas. Antes incluso de que se posicionara Núñez Feijóo, la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, anunciaba su presencia en la manifestación en Barcelona organizada por Societat Civil Catalana en contra de la amnistía. En ese momento, en Génova notaron con disgusto que la agenda nacional no la estaban marcando ellos.

Feijóo asumió el envite de Aznar y protagonizó un acto en contra de la amnistía en Madrid, y acudió al convocado por SCC en Barcelona. Pero, lejos de lo que pudiera parecer, Feijóo asumió esta estrategia previa a su investidura a medio gas: no movilizó ni al grueso de sus cargos institucionales ni se batió el cobre en los medios de comunicación.

Para Feijóo era importante saber el nivel de indignación social que despierta el ecosistema de la amnistía entre sus (potenciales) votantes. Tanto en Barcelona como en Madrid, el dirigente popular vio que el número de manifestantes era inferior al que aspiraban, al igual que su repercusión mediática. Caso especial es la manifestación de Barcelona, eclipsada totalmente por los brutales atentados de Hamás sobre Israel.

Pero la última manifestación en Toledo este domingo, donde la oposición a la amnistía apenas ha logrado reunir a 2.000 personas, corrobora la tesis de Feijóo y le autoriza para llevar a cabo su proyecto: la relegación paulatina de los elementos más combativos en el PP contra el nacionalismo y la aplicación de una agenda más centrada en lo económico y la modernización.

El problema de Feijóo en Cataluña

Feijóo logra de esta forma poner un freno al intento de ciertos sectores del PP de marcarle el paso. No le ha gustado a Génova que, en momentos delicados de transición política, figuras como Ayuso o Aznar hayan expresado públicamente directrices sobre política nacional sin haberlo consultado previamente. Tampoco les ha gustado el liderazgo del partido en Cataluña, en manos de Alejandro Fernández, quien tras haberse ausentado de reuniones internas decidió expresarse públicamente contra los coqueteos de Feijóo con los nacionalistas de Junts.

Otras figuras en la punto de mira es la secretaria general Cuca Gamarra, que no casa en absoluto con el nuevo PP que prepara Feijóo para el período en la oposición. Pero habrá más cambios en una remodelación profunda que el líder popular tiene pensado acometer en pocas semanas.

En el plano discursivo, Feijóo buscó ante el empresariado familiar dar una imagen de comunión total con las sensibilidades territoriales. Se alineó perfectamente con el lehendakari del País Vasco, Íñigo Urkullu, a pesar de que su partido, el PNV es responsable directo de que el popular no fuera investido presidente del Gobierno el pasado septiembre. Si la amnistía fuera el mayor mal que azota a España en la actualidad, sería extraña la complicidad de Feijóo con un partido que la defiende y que la hará posible con sus votos.

La realidad es que Feijóo está pensando en articular un PP pueda encontrarse con el PNV después de las elecciones autonómicas del País Vasco, y donde puede quizás encontrarse con Junts en un futuro donde Carles Puigdemont, ya amnistiado y relegado del partido, deje paso a liderazgos más pragmáticos.

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