Ante el TSJC: del baño de masas de Artur Mas a la soledad de Torra

El presidente de la Generalitat no logra la foto deseada de una multitud arropando su camino al TSJC para declarar por los lazos

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El 15 de octubre de 2015, Artur Mas declaró en el Tribunal Superior de Justicia de Catalunya (TSJC) en calidad de imputado por la organización del 9-N. Lo hizo arropado por varios miles de personas, incluidos 400 alcaldes. Tres años y medio después, otro presidente de la Generalitat, Quim Torra, acudía este miércoles a declarar al TSJC. En su caso, por presunta desobediencia al no retirar los lazos de edificios públicos cuando lo ordenó la junta electoral. Pero esta vez, pese a los llamamientos de su gobierno y las entidades independentistas, apenas un puñado de decenas de personas acompañaron a Torra y su séquito a la entrada al Palacio de la Justicia.

Torra tenía cita con el tribunal a las 10.30, y con sus fieles 30 minutos antes. El punto de encuentro era el Arc de Triomf, de manera que Torra recorriera los últimos 200 metros hasta la puerta de la sede del TSJC dándose un baño de masas. 

Los voluntarios de la Assemblea Nacional Catalana se habían desplegado como en cualquiera de las grandes manifestaciones que ha organiza la entidad, que junto a Òmnium y otras asociaciones independentistas, había convocado a las 9.30, media hora antes de la llegada del president. Pero vista la respuesta al llamamiento, ni siquiera habrían hecho falta.

Torra, junto a los consellers y poco más

Torra apareció arropado por el grueso de su gobierno, empezando por el vicepresident y hombre fuerte de ERC en el ejecutivo, Pere Aragonès, y buena parte de su grupo parlamentario, además de otras personalidades de Junts per Catalunya (JpC), como su número dos en la lista a las municipales de Barcelona, Elsa Artadi. El diputado electo en el Congreso Gerard Gómez completó la representación de ERC a falta del presidente del Parlament, Roger Torrent, cuya presencia había sido anunciada pero que finalmente no apareció. El diputado en el Parlament Vidal Aragonés cumplió con la cuota de la CUP.

Los congregados que los esperaban no pasaban de 300. En los 20 minutos en los que Torra y su séquito completaron el recorrido, se sumó alguno más. Incluido algún hater, como el que exhibía una pancarta con el lema «Torra, Puigdemont y Pujol son de la raza superior del 3%».

Por lo demás, hubo cánticos de apoyo a Torra y su antecesor, Carles Puigdemont, hasta con acordes de guitarra. Ya se sabe: «le llaman democracia y no lo es», «no estáis solos» y otros hits. Aunque no estaban solos, pero, por lo que se vio, tampoco demasiado acompañados.

Torra, que entró en el TSJC acompañado por su mujer y sus abogados, uno de ellos el también letrado de Puigdemont Gonzalo Boye, había cumplido 24 horas antes un año como president. No hizo balance, ni tampoco su gobierno, cuya portavoz, Meritxell Budó, anunció que habrá que esperar a junio, cuando cumpla un año no el president, sino el ejecutivo. Pero el gatillazo de la convocatoria, saldada con algo más parecido a una ducha fría que a aquel baño de masas de Mas, también tiene mucho de resumen.

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