Casado quiere dos grandes acuerdos con Sánchez para dar caza al PSOE

El líder del PP apuesta por los pactos para dar el 'sorpasso' al PSOE: un gran acuerdo sanitario y otro para no volver al estado de alarma

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El equipo que rodea a Pablo Casado ha llegado a la conclusión de que es necesario reforzar el perfil pactista del PP para dar caza en las encuestas al PSOE, que mantiene la delantera. Por eso, Casado ha pedido a los suyos que busquen dos grandes acuerdos con los socialistas: uno en materia sanitaria y otro de carácter jurídico para evitar un nuevo al estado de alarma en el caso de que la pandemia del coronavirus regrese con fuerza este otoño.

«A Casado le conviene reforzar su apuesta por los pactos porque la estrategia del Gobierno consiste en presentarnos como los demonios de la crispación. Él va a poner todo de su parte para el acuerdo», explica un dirigente del puente de mando del PP.

Los populares creen que esta línea política es la que ahora demanda la parte mayoritaria de la sociedad y están dispuestos a jugar fuerte esta baza. Pero temen, al mismo tiempo, que los socialistas se conformen con su abanico de socios, es decir, con mantener a tiro a Ciudadanos y a ERC, mientras tratan de escorar al PP hacia Vox. Pero lo cierto es que Pedro Sánchez asegura que sí que hay posibilidades de acuerdo, particularmente en el terreno sanitario.

Ana Pastor y el pacto sanitario

¿Va a haber acuerdo sanitario entonces? Responde la diputada y expresidenta del Congreso, Ana Pastor, que lleva las riendas del PP en la comisión para la reconstrucción, en conversación con Economía Digital:

“Nosotros queremos llegar a acuerdos. Pero va a depender de las propuestas que haga el Partido Socialista”, sostiene Pastor, que recuerda que «desde hace más de un mes» el PP ha planteado al Gobierno el llamado Plan Cajal por la sanidad con el propósito de dotar al sistema de salud de la «financiación suficiente”.

Se trata de un proyecto que incluye propuestas como la creación de una Agencia de Salud Pública y Calidad Asistencial, así como una medida para poner en marcha una tarjeta social que centralice todas las ayudas «para evitar duplicidades”. En principio, ningún obstáculo insalvable.

El mayor problema, quizá, es de calendario. “Faltan todavía comparecencias la próxima semana. Debe venir el gobernador del Banco de España, el exministro Román Escolano, también Josep Borrell… Todavía quedan comparecencias, y después la previsión es ir acabando los trabajos para que se pueda ya cerrar definitivamente”, explica Ana Pastor, que lamenta que no se haya podido dar voz a «personas de todos los sectores” que querían comparecer.

La visión de la diputada del PP es que “para un asunto de tanta envergadura como este” dos meses son muy poco tiempo. Recuerda en este punto que el PP solicitó más tiempo, pero al ser una comisión no permanente se ha limitado su duración a dos meses. Eso sí, son prorrogables por la Mesa del Congreso.

El pacto para evitar el estado de alarma

El otro acuerdo señalado por Casado es el relativo al paquete de medidas jurídicas que sirvan para evitar la declaración del estado de alarma si la pandemia regresa con virulencia en otoño.

El asunto lleva semanas sobre la mesa y no por parte únicamente del PP, sino de la práctica totalidad del arco parlamentario. Casi todos los grupos coinciden en que el estado de alarma se podría haber reemplazado por otras medidas que limitaran la movilidad durante la desescalada, así que hay una gran coincidencia respecto a que hay alternativa a la excepcionalidad política.

Sin ir más lejos, este tema ya se sometió a debate en la última reunión entre PSOE y Ciudadanos en el Palacio de la Moncloa sin que aparecieran discrepancias importantes.

El acuerdo imposible: el económico

Casado, por tanto, tiene a mano la estilográfica para rubricar el acuerdo sanitario y el jurídico. Pero el otro gran pacto que ha planteado, el económico, se antoja casi inalcanzable porque las visiones de PSOE y de PP son prácticamente contrapuestas. 

Ni existe un mínimo entendimiento sobre la política fiscal que llevar a cabo, ni sobre cómo administrar el gasto, ni sobre cómo deberían emplearse los recursos europeos. La distancia entre ambos es oceánica y solo hay un factor que pueda dar un vuelco a la situación: las exigencias de la Unión Europea.

El resumen de todo ello es que ni Casado —ni barones del PP— están en estos momentos por una oposición feroz a Sánchez, ni el presidente del Gobierno quiere atarse de pies y manos a Unidas Podemos sin estudiar antes los réditos de algún gran acuerdo con el principal partido de la oposición.

 

 

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