¿Está España entrando en la segunda ola de la pandemia?

España diagnostica 3.000 casos de coronavirus en una semana, la mitad en Cataluña. Crece el temor a que la segunda ola se precipite antes del otoño

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¿Se ha adelantado la segunda ola del coronavirus? De darse, los expertos pronosticaron que sería en otoño como muy temprano. Pero el verano apenas lleva dos semanas y las cifras y la curva se sienten como un déjà vu de marzo o abril, con el matiz de que ahora se hacen más y mejores pruebas y, en principio, las autoridades sanitarias están mejor preparadas para afrontar un goteo de casos que nadie quiere que se parezca al de hace dos o tres meses.

En la ciudadanía, no obstante, el desconfinamiento no necesariamente se ha traducido en precaución, y en muchas regiones se extreman medidas para obligar a usar mascarilla. En algunas comunidades se prohibió fumar en shishas o cachimbas compartidas en los bares, pues muchos locales no imponían restricciones tan evidentes en plena pandemia por una enfermedad radicalmente fácil de transmitir si entra en contacto con la boca, los ojos o la nariz.

Cataluña asusta. La comarca del Segrià está cerrada perimetralmente por varios rebrotes, de vuelta a la fase 2 del confinamiento, desde el pasado 4 de julio. Ya el 23 de junio, Fernando Simón avisó que un brote en Huesca podía dar el salto a Lleida, y pidió prudencia para las verbenas de San Juan. Transcurrido el periodo de 15 días que requieren los epidemiólogos, todo apunta a que no hubo prudencia y que ya para San Juan se echó de menos extremar medidas.

Hasta este pasado viernes, había 73 brotes activos en toda España, contando el del Segrià y el de A Mariña, en Lugo, donde se vota este domingo en las elecciones gallegas. El estado de alarma acabó hace unas tres semanas, pero el Gobierno no descarta volver a aplicar el confinamiento total si la situación epidemiológica lo amerita, matizando siempre que es su último recurso. Paralelamente, no oculta su preocupación por los rebrotes todavía descontrolados.

En Israel, Australia y China, entre otros, la imposición de un segundo confinamiento total o parcial ha llevado a pensar que ya están lidiando con la segunda ola de la Covid-19, vaticinada pero no esperada tan pronto. La Organización Mundial de la Salud sigue advirtiendo sin cesar de que la pandemia no está bajó control y que, más bien, se acelera. Este viernes, el organismo internacional urgía a aislar cualquier rebrote con diligencia para impedir otro gran avance.

«Este virus nos está engañando a todos en cada una de las cosas que hace», apuntaba esta semana en una entrevista en televisión el profesor titular de microbiología de la Universitat de València, Sergi Maicas, que apostilló: «Cualquier previsión que puedas hacer no deja de ser temeraria». Como él, muchos científicos ven inminente una segunda ola, y la incógnita es si ya se empieza a vivir.

«El coronavirus no se ha ido y va a aprovechar cualquier grieta en las defensas para volver con más fuerza», decía el presidente de la OMS recientemente. ¿Ha encontrado ya la grieta española?

La curva no está aplanada

Algunos datos actuales de la evolución del coronavirus en España dan vértigo, pero de la misma forma que durante la peor parte —al menos hasta ahora— de la pandemia era difícil fiarse de los datos por contradictorios y sospechosos, en esta fase de dudas sobre una posible segunda ola reina la confusión.

Sobre el brote en el Segrià, Fernando Simón dijo el jueves que «da la impresión de que no está creciendo». Menos de 24 horas después, los datos de la consejería de Salud de la Generalitat mostraban que se habían detectado 280 nuevos casos positivos en la comarca catalana, el mayor incremento de contagios desde que se echó el cierre de la localidad, una medida que no impide tanto salir de casa como salir o entrar de la región.

Es cierto que las cifras se leen en clave distinta hoy que en marzo. La cantidad de pruebas (un dato que no se actualiza periódicamente) desde luego informa el incremento de infectados. Asimismo, Sanidad proporciona información que distingue entre sintomáticos y asintomáticos, y en principio los segundos son ahora mismo mayoría. Y la cifra de fallecidos, aunque lamentablemente todavía en actualización, no se parece en lo absoluto a la de hace unos meses.

Pero aún hay incertidumbres. Los datos de Sanidad y los de las comunidades autónomas no son en muchos casos compatibles. Por ejemplo, la diferencia en el total de contagiados en Cataluña entre los datos del departamento de Salvador Illa y los de la Generalitat es de más de 11.000 personas. Además, la eficacia de las restricciones impuestas ante los rebrotes en toda España no se verá en las cifras oficiales hasta la próxima semana, según los expertos.

La curva española, según los datos que maneja Sanidad, no está del todo aplanada, y hay tramos en los que tampoco parece estar bajando. De hecho, este viernes se sumó la mayor cantidad de contagios positivos desde que acabó el estado de alarma: 333, de los casi 3.000 diagnosticados a escala nacional solo en la última semana. La mitad de esos positivos fueron en Cataluña, que informó esta semana de que ha realizado 666.338 pruebas PCR desde marzo.

Preocupa en toda España la incidencia acumulada de casos por cada 100.000 habitantes a los 14 días, una cifra que en los informes de Sanidad adquiere un recorrido cada vez más vertical. A inicios de junio rondaba los 13 casos por cada 100.000 habitantes, bajando a unos 9 a mediados de junio y cayendo a menos de 8 a finales de ese mes. Pero en julio ha recuperado el camino ascendente y este viernes alcanzó 11,5 casos por cada 100.000 habitantes.

Siempre según los plazos que maneja la epidemiología, ninguno de los datos recientes es una fotografía del efecto que ha tenido la apertura del turismo desde inicios de julio, para lo que habría que esperar unos días más. Fuere como fuere, la situación obliga al menos a recordar las palabras de Fernando Simón a mediados de junio, cuando temía que el desconfinamiento trajera «relajación» y causara «un resurgimiento relativamente rápido de la transmisión».

Sanitarios de vacaciones

«La situación nos preocupa muchísimo porque tenemos la mitad del personal de vacaciones», reconocía este pasado miércoles una directiva del Hospital Arnau de Vilano de Lleida, ante el rebrote que amenaza con colapsar el centro sanitario. La localidad catalana ha tenido que pedir refuerzos por miedo a no dar abasto con tantos nuevos casos positivos en pleno regreso al confinamiento.

La preocupación del hospital de Lleida la comparte la Central Sindical Independiente y de Funcionarios (CSIF), que advierte de falta de personal sanitario en toda España para afrontar los rebrotes. «Debemos reforzar las plantillas, rastreadores y de manera concreta en zonas costeras vacacionales para no caer en los mismos errores», reclama el mayor sindicato de funcionarios, que ha pedido reunirse urgente con Sanidad para conocer las medidas que se están tomando.

CSIF quiere saber qué previsiones tiene el Gobierno ante los rebrotes y una posible segunda ola, así como el material sanitario disponible y los refuerzos de personal previstos, afeando que «ya se ha despedido a la mitad de las personas contratadas durante la crisis del coronavirus», lo que a su parecer dificultará la gestión de un repunte de contagios y hospitalizaciones. «Es fundamental una mayor dotación de personal y medios», ha añadido el sindicato.

«La única reunión entre Sanidad y sindicatos durante la crisis del coronavirus se produjo el pasado 13 de mayo y se constató la falta de previsión en cuanto a políticas de personal antes de la crisis, durante los momentos de máxima presión asistencial, pero también ahora cuando estamos en fase de desescalada», reza el comunicado de CSIF.

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