El Pdecat (sin Puigdemont) se ofrece a Sánchez como el ‘PNV catalán’

El partido heredero de CDC aprovecha la ruptura con Puigdemont, los políticos presos y los consellers para implantar una nueva línea política en el Congreso

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«Aliviados». Así es como se sienten en el Pdecat después de que Carles Puigdemont, así como los políticos presos y los consellers de la Generalitat de Junts per Catalunya hayan roto el carnet del partido heredero de Convergència.

Los dirigentes del Pdecat, distanciados desde hace meses, incluso años, de la línea política impuesta por Puigdemont prácticamente han celebrado el adiós de la corte de Puigdemont. Por dos motivos: el primero, porque ha sido por su propio pie y el segundo (y más importante), porque ven al fin la ocasión de trazar una estrategia muy diferente a la seguida hasta ahora y no lo van a dudar. 

«Basta con fijarse en lo que hace el PNV con 6 diputados en el Congreso. Pues nosotros tenemos 4″, dicen en el Pdecat, decididos a apostar por la negociación con el gobierno de Pedro Sánchez, en minoría en las Cortes, y a hacer valer el peso de sus parlamentarios en lugar de vivir permanentemente a la greña con el PSOE.

El diputado Ferran Bel es el hombre señalado por el Pdecat para ensayar una aproximación a los socialistas a lo largo de los próximos tiempos después de que durante esta legislatura todo el peso haya recaído en la puigdemontista Laura Borràs. El contexto es inmejorable porque el PSOE y Podemos necesitan votos para sacar adelante los presupuestos generales del estado.

La relación de Bonvehí e Illa

El cisma entre Junts per Catalunya y el Pdecat va a ser inminente en el Congreso de los Diputados porque las estrategias que defienden unos y otros son muy distintas. Los de Puigdemont siempre han defendido la confrontación continua, mientras que el partido presidido por David Bonvehí defiende «hacer política».

El propio Bonvehí mantiene una relación más que fluida con el secretario de Organización del PSC y ministro de Sanidad, Salvador Illa. Ambos negociaron y firmaron el pacto para gobernar de la mano la Diputación de Barcelona después de las últimas elecciones municipales. «Se reunieron muchas veces, alcanzaron una buena relación y la mantienen. Es un elemento que ahora puede tener peso», pronostican en el Pdecat.

En cambio, la ruptura entre JxCat y el Pdecat no se va a trasladar en breve al Parlament de Cataluña porque ni unos ni otros están dispuestos a dejar sin cobertura al gobierno de Quim Torra que integran, entre otros, la consellera de Empresa, Àngels Chacon (Pdecat). «En el Parlament no nos vamos a hacer daño, no tendría sentido. Defendemos al mismo gobierno», dicen soberanistas de uno y otro lado.

Descartan, por tanto, la posibilidad de que Torra cese a Chacon para empeorar todavía más las relaciones, que, en estos momentos, se basan más en el futuro que en el presente. «Ahora mismo solo importa una cosa: el resultado de las próximas elecciones catalanas. Si el Pdecat saca un buen resultado nos necesitarán. Por eso todos han roto diciendo que confían en mantener una relación fluida con nosotros. Si nos vamos a pique, ni existiremos para ellos. Y nadie sabe ahora mismo qué es lo que va a ocurrir», analizan en el Pdecat.

Movimientos en el bando nacionalista

La ruptura entre JxCat y Pdecat se produce mientras la amalgama de proyectos políticos del nacionalismo catalán sigue explorando alianzas. La Lliga, Lliures y Convergents alcanzaron en julio un acuerdo para ir de la mano. Falta por ver qué ocurre con Units per Avançar y el Partit Nacionalista Català (de Marta Pascal).

¿Puede haber un acuerdo entre el Partit Nacionalista Català y el Pdecat, por ejemplo? «Es muy difícil. Al final hay una diferencia crucial: el Pdecat es un partido independendentista; el Partit Nacionalista Català no lo es». La explicación sirve para prácticamente cualquiera de los pequeños proyectos del nacionalismo catalán y hace inviable una alianza con el Pdecat.

La incógnita de Artur Mas

Despejado este interrogante, quedan otros que no están tan claros. Ninguno como el del papel que va a adoptar Artur Mas tras el cisma. El expresidente de la Generalitat ha intentado en los últimos meses con cierta energía que Puigdemont no soltara amarras del Pdecat. Y lo ha hecho sin éxito. En público ha discrepado de la estrategia continua de confrontación y ha defendido el diálogo con Sánchez, pero nunca se ha atrevido a echar un pulso al líder huido.

Las fuentes consultadas son contradictorias respecto a sus intenciones. Unas aseguran que Mas seguirá en esa misma línea de no desafiar a Puigdemont y que de alguna manera bendecirá su proyecto. Otras sostienen que la relación de Mas con la dirección del Pdecat está tan engrasada que se hace inimaginable pensar que pueda abandonar el partido que él mismo se empeñó en fundar.

Sea como fuere, la consellera de Empresa, Àngels Chacon, se prepara para liderar electoralmente al Pdecat. Y su primera misión es lograr que Mas, siempre presionado por los poderes económicos para alejar la política de la radicalidad, se mantenga en línea con el partido.

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