Felipe González reclama a Mas y Rajoy que eviten ya un choque “con muchos heridos”

El ex presidente asegura que los dos dirigentes deben dialogar sobre la base de un proyecto federal

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Àngel Ros, el alcalde de Lleida, posible diputado díscolo en las votaciones que se produzcan en el Parlament sobre el derecho a decidir, hace cola entre los asistentes para que Felipe González le firme su libro, En Busca de Respuestas (Debate). Eso, en estos momentos, es una señal importante.

En otro lado, tras finalizar el acto de Gonzaléz, en la Universidad Pompeu Fabra, dialogan Miquel Roca y Celestino Corbacho; Miquel Iceta y Ramón Martínez Fraile, acaban de hacer lo propio y ya se marchan, tras intercambiar opiniones con Narcís Serra.

La diputada del PSC, Rocío Martínez, acaba de ser una de las interlocutoras de González, con quien ha reflexionado sobre la globalización y la posibilidad real de que España pueda crear tantos puestos de trabajo como ha destruido en los últimos años. Hay debate. Hay interés. Y grandes aplausos cuando Felipe –siempre será Felipe– se refiere a lo que todo el auditorio está esperando.

El ex presidente pretende aparentar timidez. Trata de dar la sensación de que poco tiene que decir sobre el proceso independentista en Catalunya. Pero es todo lo contrario. Quiere influir y advertir de las consecuencias que puede tener en el conjunto de España. Y toma velocidad.

Sentimientos de pertenencia exaltados

Felipe González aseguró este jueves, en un acto para debatir sobre las cuestiones que aborda en su libro –crisis de liderazgo, la crisis económica y social, los desafíos de la globalización, la posición derrotista de Europa– que el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, aunque no nombró a nadie con su nombre y apellido, no puede mantener su posición de rechazo al diálogo.

Pero también cargó contra el President Artur Mas al entender que se ha lanzado con un proyecto que “por intereses electorales” ha acabado “exaltando los sentimientos de pertenencia”.

A los dos, y tras advertir que la imagen que ve es la de “dos buques en línea de colisión, con muchos pasajeros a bordo que puedan resultar heridos durante los próximos 25 años”, les pidió que dialoguen y busquen cuanto antes soluciones para recuperar “el espacio compartido que es España”, con las reformas que sean necesarias.

El partido de «los que no se enteran de nada»

La posición de Felipe provocó enormes aplausos entre el auditorio de la Universidad Pompeu Fabra, que quería escuchar, en realidad, ese mensaje.

El ex presidente del Gobierno apoyó claramente la posición del PSC, al entender que “algunos hacen señales a esos dos buques, para que no colisionen, pero les dicen que no se enteran de nada”. Tras esas palabras, algunos dirigentes socialistas valoraron esa posición, al finalizar el acto, pero con la sensación de que pueden quedar definitivamente arrollados.

El problema, sin embargo, que se reflejó en ese auditorio es que nadie sabe todavía en que debe consistir ese diálogo por el que se apuesta.

¿Qué entiende Mas por diálogo?

González ofreció algunas pistas. Aunque criticó a Rajoy, se puso a su lado respecto a la necesidad, a su juicio, de preservar “el espacio compartido que es España, que no se puede fracturar”. Y añadió que “no habrá nunca un marco constitucional con el germen de la autodestrucción que significa la autodeterminación”.

Es decir, está con Rajoy y Alfredo Pérez Rubalcaba en que no se puede someter a debate la soberanía del pueblo español. Aseguró también que lo que peor lleva en esta cuestión es que “por intereses electorales se convierta en un choque de trenes, exaltando los sentimientos de pertenencia”. Una pulla sin remisión a Mas.

Diálogo sí, por tanto, apostando por una actitud más decidida por parte de Rajoy para mostrar que está preocupado y ocupado sobre lo que pasa en Catalunya, pero un diálogo para buscar un proyecto común que debería ser el federalismo. “El proceso federal se debe dar en España, porque ya se está dando también en Europa”, aseguró.

Nuevo pacto de convivencia

La idea de González es que en estos momentos la solución pasa por un pacto que renueve la convivencia “para los próximos 30 años”. Esa posición presenta un problema, como le recordó la periodista Gemma Nierga, que condujo el debate. Y es que no satisface a una parte significativa de la sociedad catalana “que quiere más”, que sigue insistiendo en un referéndum de autodeterminación.

Esa es la cuestión. El President Mas, aunque ya busque una alternativa en unas posibles elecciones autonómicas anticipadas de carácter plebiscitario, no puede desatender a miles y miles de catalanes movilizados, aunque, en buena parte, alentados por el propio Mas.

Los que “no se enteran de nada”, los dirigentes del actual PSC, que se encuentran casi barridos en el contexto político del movimiento independentista, las palabras de González constituyeron un aliento, pero que puede llegar demasiado tarde.

Para Mas, Rajoy está incumpliendo su promesa de diálogo, porque no quiere hablar en ningún caso sobre la consulta soberanista que le plantea. Pero esa promesa sobre la consulta sólo la ha percibido así el propio Mas.

Así que toda la responsabilidad en estos momentos recae sobre el President de la Generalitat, aunque Felipe –siempre será Felipe– le tocara la cara también al jefe del Ejecutivo español.

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