Junqueras renueva su desafío antes del juicio: «Lo volvería a hacer»

Esquerra homenajea a su líder con un acto masivo en el que Junqueras llama a aprovechar la causa para desacreditar a España frente a Europa

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Oriol Junqueras dio este martes el pistoletazo de salida a la campaña de descrédito contra las instituciones españolas en la que ERC quiere convertir el juicio del 1-O con una profusa conferencia que le servía de paso a Esquerra para darse un baño de autoestima y para reivindicar el protagonismo de su líder, que es el encausado que afronta penas más graves en la causa, frente a la omnipresencia mediática del líder de Junts per Catalunya (JpC), Carles Puigdemont

Junqueras, eso sí, habló por persona interpuesta. O por personas, mejor dicho. Eso, tras una introducción en vídeo de la secretaria general de Esquerra, Marta Rovira y una presentación ya en vivo del presidente del Parlament, Roger Torrent, y el vicepresidente de la Generalitat, Pere Aragonès.

«Hoy os hablo desde una celda de la prisión de Lledoners, a través de una pluralidad de voces queridas», se escuchó, meintras una proyeción holográfica del líder encarcelado provocaba el delirio de la militancia. La voz, la primera, era la de Roger Junqueras, hermano del presidente de Esquerra, que fue quien empezó la lectura del texto. 

Después, seguirían la lectura la periodista Empar Moliner; la diputada Najat Driouech; el exdiputado del PSC Joan Ignasi Elena, reciclado ahora en portavoz jurídico de Esquerra mientras dure el juicio; el alcaldable de ERC en Barcelona, Ernest Maragall, o Diana Riba, candidata a las europeas y pareja de Raül Romeva.

De lo que se trataba era de dedicar un homenaje de ERC a su líder, que lleva 463 días en prisión preventiva, y de dar un golpe de efecto a las puertas del juicio, que arranca la semana que viene. Y se dió, ante más de 2.000 personas congregadas en el Sant Jordi Club de Barcelona.

Un espejo para desacreditar al Estado

«No nos encaramos a un simple tribunal», considera Junqueras, sino «ante el régimen del 78», y eso, argumenta, hay que aprovecharlo. No en vano, el exvicepresidente catalán, en modo sacrificial, asume la prisión «como un paso más para conseguir la libertad». Junqueras dice no arrepentirse de nada de lo que le ha llevado a afrontar acusaciones por las que le piden 25 años de cárcel. 

«Queremos poner un espejo frente al Estado y que Europa se dé cuenta de cómo es verdaderamente España, porque haciéndolo podremos ponernos al lado de los demócratas europeos». 

Al cabo, Junqueras reivindicó para Cataluña «el rol de primera trinchera» frente al avance del populismo y la ultraderecha, al que, según su planteamiento, el gobierno español es quien le hace el caldo gordo.

Orgulloso del referéndum, ni mención al 27-O

«No he hecho nada de lo que tenga que arrepentirme, sino que estoy muy orgulloso. Lo volvería a hacer», afirma Junqueras, que reivindica el 1 de octubre como el momento que marca «un antes y un después» en la historia contemporánea de Cataluña.

En cambio, del 27-O, el día de la declaración unilateral de independencia del Parlament, no hay ni rastro en la conferencia. Ni tampoco ninguna apelación a la unilateralidad, y sí, en la línea que ya hace muchos meses defiende Esquerra, a aquello de ensanchar la base.

Así, Junqueras insiste en defender que, más allá de la batalla por la independencia, es necesario incidir en las políticas sociales, porque para construir «un camino factible hacia la libertad» no es posible «obviar los retos globales», así que «las principales decisiones tienen que ir en la línea de combatir las desigualdades crecientes, defender la diversidad y proteger el medio ambiente».

De ese guiño al realismo se podría inferir un reproche a sus socios de gobierno de JpC, tan instalados en la retórica y la gesticulación republicanas, pero el caso es que la conferencia de Junqueras está medidísima para evitar pisar ningún charco. De hecho, no hubo más referencia a Puigdemont que unas palabras iniciales «para abrazar a los compañeros del exilio» a los que solo mentó por su nombre de pila.

Las pullas al expresident las deja Junqueras para las entrevistas, como esa de este lunes en Le Figaro en la que decía que él optó por quedarse en Cataluña y no huir para eludir la acción de la justicia, como hizo Puigdemont, «por sentido de la responsabilidad» hacia la ciudadanía catalana, como también hicieron en su día Sócrates, Séneca o Cicerón.

Contra el pressing de JpC en Barcelona

Tampoco entró al trapo Junqueras en el asunto de las municipales del 26 de mayo, esas para las que JpC ha reactivado el pressing a ERC para arrastrarla a una lista unitaria en Barcelona, pero sí dejó claro que de eso Esquerra sigue sin querer saber nada. 

Para Junqueras, las municipales “tienen que servir para construir mayorías republicanas, ayuntamientos republicanos” dice Junqueras. «Son una prueba de fuego en toda Cataluña, y especialmente en Barcelona», que «ha de volver a ser referente mundial de la lucha por la libertad” y “punta de lanza de la lucha antifascista en Europa”, algo que solo podrá ser “si ejerce de capital de la Cataluña republicana”.

Pero todo eso no significa de ninguna manera que el líder de ERC esté por la labor de explorar ninguna confluencia independentista en clave preelectoral. Para Junqueras, «solo una fuerza central, progresista, que represente inequívocamente el movimento republicano y la defensa de los derechos y libertades de la ciudadanía» puede convertir Barcelona en «motor de la lucha por la república catalana». Y eso, remata, «es lo que también representa hoy la candidatura que lidera Ernest Maragall».

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