Junqueras y Forn inauguran las divisiones: ¿causa política o penal?

La defensa de Junqueras deplora "el juicio político" en el Supremo, mientras el abogado de Forn se limita a afrontar "una causa penal" sin envoltorios

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Apenas arrancar la primera sesión del juicio del procés, destinada a dirimir cuestiones previas como la admisión de pruebas, ya se han evidenciado que la línea argumental de las distintas defensas transitará por terrenos incluso antitéticos. Así, mientras el abogado del exvicepresident Oriol Junqueras, Andreu Van den Eynde, ha abierto juego calificando ya a las primeras de cambio el procedimiento de «juicio político», el siguiente en intervenir, el defensor del exconseller Joaquim Forn, Javier Melero, se ha esforzado en dejar claro que no avala ese planteamiento.

Van den Eynde y la causa general

Nada nuevo bajo el sol. Tanto el uno como el otro ya habían dejado claro por donde irían los derroteros de sus respectivas estrategias de defensa, y así se ha evidenciado ya en la sala. Y eso que Van den Eynde, que además de a Junqueras representa al exconseller Raül Romeva, arrancó asegurando: «No vamos a hacer una defensa política». 

Pero, acto seguido, añadió de lo que se trata es «de defender valores y derechos humanos», consideró que la causa «criminaliza el derecho de protesta» y cuestiona el derecho de los acusados a defender sus ideas y remató advirtiendo que le ha costado encontrar en la Constitución un derecho que no haya sido «restringido» desde que arrancó el proceso judicial.

Van den Eynde, además, recordó que el origen del proceso que ahora se sigue en el Supremo está en el que abrió el juzgado número 13 de Barcelona, ya antes de los hechos de septiembre y octubre de 2017, cuya instrucción consideró que nunca fue debidamente justificada, y que calificó de «causa general y prospectiva contra el independentismo». El corolario de su argumentación es evidente: si aquella instrucción fue irregular, como defiende el abogado, el actual procedimiento está contaminado de origen el actual, porque de aquella causa posteriormente trasladada al Supremo emanan la mayoría de pruebas. 

Melero y la defensa «técnica»

Que justo después de Van den Eynde le tocara el turno a Melero hizo más flagrante el contraste entre las líneas de actuación de ambos, que marcan los dos polos entre los que bascularán el conjunto de las defensas. «Este es un juicio penal, nada más y nada menos. Como el de una estafa, como el de una alcoholemia», arrancó, e insistió tanto como pudo en desmarcarse de la denuncia política que vertebró el discurso de su colega. 

El abogado de Forn esgrimió una posible vulneración de derechos de su cliente que argumentó por la fragmentación de la causa sobre el procés, parte de la cual se dirime en la Audiencia Nacional (AN).

Y eso porque Forn era el conseller de Interior, y se le imputa ser el responsable de la presunta connivencia de los Mossos d’Esquadra con la estrategia independentista en septiembre y octubre de 2016, pero los mandos policiales, con el exmayor de los Mossos Josep Lluís Trapero a la cabeza, están procesados por la AN. Y son ellos los que pueden rebatir, alegó, el relato de los hechos que hace la acusación. De ahí que pidiera la fusión de ambas causas.

Pero Melero se abstuvo muy mucho de atribuir esa dispersión procesal a causas políticas, o de cuestionar la imparcialidad del juez instructor de la causa, Pablo Llarena, o los miembros del tribunal presidido por Manuel Marchena, como hizo Jordi Pina —el abogado de Jordi Sànchez, Josep Rull y Jordi Turull—, que volvió a pedir la recusación de cuatro de los miembros del mismo, empezando por el propio Marchena. De hecho, el defensor de Forn insistió en calificar a los letrados y magistrados que intervienen en la causa de «técnicos» que tienen que solucionar el caso con «una sola herramienta, que es el Código Penal».

El cógido samurai versus Von Liszt

Verso suelto en la apuesta estratégica de las defensas, el letrado de Forn incluso dijo haber sido «extremadamente prudente» a la hora de pedir el testimonio de políticos para no dar pie «en absoluto a discusiones de una naturaleza distinta a la puramente técnica». Melero había solicitado, como muchos de sus colegas, el testimonio del expresidente Carles Puigdemont, que fue rechazado por el tribunal. Pero, a diferencia de Van den Eynde y Pina, este martes no insistió en él.

Sí pidió que comparezca el exministro Juan Ignacio Zoido, por entender que, como sí serán llamados a testificar tanto el expresidente del Gobierno Mariano Rajoy como la que fue su vicepresidenta, Soraya Sáenz de Santamaría, no tendría sentido que no acuda también el que en esa época fue el titular de Interior. «No nos planteábamos que vinieran políticos, pero ya que vienen, este no puede faltar».

Hasta en su repertorio de citas se mostraron alejados Van den Eynde y Melero. Si el abogado de Junqueras se remitió al código samurai, el bushido, como ejemplo de que «hasta en la guerra hay reglas» y para alegar que en este proceso no se han respetado, el de Forn cerró referenciando a un clásico del derecho, el penalista alemán Franz Von Liszt. «El derecho penal es la barrera infranqueable de la política criminal», dejó dicho. Y de esa máxima hizo Melero su credo.

 

Sigue viendo el juicio en directo de la sesión de la tarde aquí:

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