Las balanzas fiscales, ¿propaganda nacionalista o realidad?

El déficit fiscal catalán oscila ente los 774 millones y los 16.543 millones

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Algunos economistas como Xavier Sala Martín, el preferido en el ámbito nacionalista catalán, por su apuesta por la independencia, mantiene que hay dos constantes en el planeta: la velocidad de la luz y el déficit fiscal catalán, que arroja siempre un porcentaje similar, sobre el 8,5% del PIB. ¿Es cierto, es un acto de propaganda, con el objeto de irritar a los catalanes y que, así, se llegue a un mayor número de independentistas?

Agilicemos, antes de presentar las cifras. El investigador del Instituto de Análisis Económico del CSIC, Ángel de la Fuente, defiende que ese es el problema, “la agitación descarada, la utilización propagandística” de unos resultados que la academia no valida de una forma rotunda.

Contabilizar los flujos entre los ciudadanos de diferentes territorios de un mismo estado es complicado. Lo que hay son aproximaciones a una realidad, mediciones de esa realidad económica.

Evitar los ciclos económicos

El conseller de Economia, Andreu Mas-Colell, presentó este martes las balanzas fiscales del 2010. La primera premisa es que los dos resultados, en función de dos metodologías distintas, se presentaban “neutralizados”, es decir, sin tener en cuenta el efecto de la crisis, o de los ciclos económicos.

En este caso, sí hay un cierto consenso. De la Fuente sostiene que siempre se debe neutralizar. También defiende esa idea Sala-Martín, y el ex conseller de Economia, Antoni Castells, y sus colaboradores en su etapa en la Generalitat, como Núria Bosch. También Marta Espasa, y, claro, el propio Mas-Colell.

Pero la horquilla del déficit es muy amplia. Con el método del flujo monetario, que trata de explicar el impacto del gasto del Estado en un territorio, Catalunya tuvo un déficit fiscal en 2010 de 16.543 millones de euros, el 8,5% del PIB. Con el otro método, el de carga-beneficio, que mide los efectos redistributivos de ese gasto, el déficit fue de 11.258 millones de euros, el 5,8%. La diferencia es sustancial.

El salario del Rey o la embajada en Francia

De la Fuente no considera que los dos métodos expliquen cuestiones diferentes, en función de cuál sea la pregunta, como defiende Sala Martín, que lo ha explicado con determinación todos estos días en los medios públicos de la Generalitat. “No, el que mide mejor esos flujos es el de carga-beneficio, es más razonable”, afirma De la Fuente.

¿Qué quiere decir De la Fuente, y que es lo que no explican o lo hacen a medias los economistas más proclives a las tesis nacionalistas, –entre ellos el propio Castells en su momento– y a los que apoya ahora el Govern de CiU?

Que una embajada española en Francia no repercute en nada a Catalunya, si se sigue el método del flujo monetario.

O que una estación del AVE en Zaragoza, o en Barcelona, sólo se debe computar en Aragón o en Catalunya y no al conjunto de ciudadanos del Estado español. O que el salario del Rey Juan Carlos I, o el del ministro Wert, los ejemplos que le gusta presentar a Sala Martín, sólo impactan en Madrid, porque el servicio que puedan hacer no tiene nada que ver con los intereses de los catalanes.

Ese juego constante sobre supuestos servicios “españoles” que no benefician en nada a Catalunya, sirve para alentar el supuesto perjuicio de que Catalunya continúe en España.

Sin neutralizar

En el caso de que los dos métodos se presentaran sin neutralizar –el ex conseller Castells ofrecía todo el abanico de posibilidades, aunque él defendiera el del flujo monetario neutralizado- las cifras varían claramente. Si no se neutraliza, el del flujo monetario arroja un déficit de 5.835 millones, el 3% del PIB. Si tampoco se neutraliza el del carga-beneficio, el déficit desciende hasta los 774 millones de euros, el 0,4% del PIB.

La neutralización quiere decir que el Gobierno, según el ejercicio teórico que implica las balanzas fiscales, cerró 2010 con un presupuesto equilibrado –la realidad es que lo hizo con un déficit del 9,3% del PIB–. En caso de no hacerlo, los diferentes expertos coinciden en que podría suceder que todas las comunidades tuvieran supéravit fiscal, al tener que repartir la deuda del Estado entre los diferentes territorios.

La financiación de la Generalitat

Perfecto. ¿Pero y de qué sirve todo esto? De la Fuente incide que las balanzas fiscales no se deben mezclar con la financiación de la Generalitat, aunque el Govern de Artur Mas lo pretenda. El ajuste entre los servicios que presta una autonomía y los ingresos que reciba se debe arreglar de forma urgente. Y entiende que sí debe primar el principio de ordinalidad, según el cuál una comunidad no puede quedar por debajo en dinero público por habitante después de haber contribuido al fondo común respecto a la autonomia que ya tenía por debajo antes de pagar.

Esa debería ser la lucha de Catalunya. Pero, por ahora, se agitan las balanzas fiscales.

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