Los CDR fracasan en su protesta contra el acto del Rey en Barcelona

Unas 300 persones se manifiestan contra la visita de Felipe VI a las afueras de un Auditori blindado por un ingente dispositivo policial

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La cita es a las 11.00 horas de la mañana en el puente de la calle Marina, a escasos 500 metros del Auditori de Barcelona, donde el Rey Felipe VI tiene que entregar los despachos a la nueva promoción de jueces. Los llamados Comités de Defensa de la República (CDR) han llamado a protestar contra el acto. «Mañana vuelve a BCN el indeseable, acompañado de su Real Corte de jueces y fiscales represores. Y no nos quedaremos en casa… ¡Echemos a la (in)justicia espanyola!», rezaba la convocatoria difundida el domingo por las redes sociales. A la hora señalada, apenas son 150 las personas congregadas en el punto de encuentro, de la que al menos una treintena, son periodistas.

Media hora más tarde, son unas 300 –periodistas aparte–, un grupo heterogéneo en edades y estéticas que empieza a cortar la calle Marina. A la cabeza, una pancarta con el mismo lema: «¡Echemos a la (in)justicia española!». La protesta avanza unos metros hasta llegar a la rotonda de Marina con la avenida Meridiana, y los manifestantes le dan la vuelta entera, como hacen los coches en una rotonda cuando no saben qué salida deben tomar.

Escaso entusiasmo

Completada la vuelta, un parón. Nadie parece tener muy claro cual es el siguiente paso hasta que finalmente, alguien toma la iniciativa y todos se dirigen hacia el acceso de la Meridiana al Auditori, absolutamente blindado por un fenomenal despliegue de seguridad, rodeado de vallas y de docenas de lecheras policiales. La L4 del tranvía, que pasa por allí, está interrumpida y no circula entre Glòries y la Barceloneta. 

Los cánticos son los habituales. Entre otros clásicos, «libertad presos políticos», «las calles serán siempre nuestras», «Puigdemont, nuestro president» y el que suscita más entusiasmo: «Juez Llarena, prevaricador». 

La protesta tiene un punto desvaído como de lunes por la mañana

Alguno de los manifestantes más jóvenes, los más festivos, propone alguna cancioncilla más contundente, y corea «fuera el borbón por facista y por cabrón» o «a los tiburones, los borbones», sin que nadie se le sume. Ya apostados frente a las vallas que delimitan el perímetro policial, un pequeño grupo les canta a los Mossos: «os vais a quemar, de tanto cara al sol» y «vuestro conseller está en prisión». El máximo nivel de virulencia no pasa de ahí. La protesta tiene un punto desvaído como de lunes por la mañana.

«¿Y qué queréis? Es que por la mañana, la gente trabaja», le comenta a sus acompañantes un habitual de estas protestas, que dice que forma parte del CDR Nou Barris. Antes de acudir a la protesta antimonárquica, cuenta, ya ha acudido a impedir, con éxito, dos desalojos en los barrios de Porta y el Turó de la Peira.

Estudiantes desalojados

Allí, en el acceso de la Meridiana, el grupo se ha juntado con los únicos que le han dado algo de trabajo a los Mossos: los estudiantes de la Escuela Superior de Música, situada dentro del perímetro. Por la mañana los alumnos han podido acceder al centro previo registro. Después, han salido al patio a protestar por la presencia del Rey y la policía los ha empezado a desalojar, con lo que han acabado cortando la  Meridiana antes de que llegaran los convocados por los CDR.

«Para sacarme, me han cogido por los dedos, estirando. ¡Y yo toco con los dedos!», protesta Martí, uno de los estudiantes desalojados, poco después de salir por su propio pie. Sus manos están bien. Sobreactúa, claro, que la sobreactuación es signo de los tiempos. De hecho, teniendo en cuenta el despliegue policial y mediático que suscitan los CDR, la capacidad de convocatoria que los comités han demostrado esta mañana y la magnitud y la intensidad de la protesta, que se disuelve sin novedad y sin atisbar al Rey, no es el único que exagera. 

 

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