Pero, ¿Quién es Tsipras, el tipo que negociará con Merkel?

El líder de Syriza, sin experiencia de gobierno, se erige en la esperanza de la izquierda europea que le planta cara a la ortodoxia económica

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Es ingeniero. Y eso ofrece certidumbres, para prever su forma de actuar, racional y buscando soluciones a problemas concretos.

Pero también ofrece dudas, porque no tiene experiencia de gobierno, y no controla los códigos políticos necesarios para moverse entre los bastidores de la Comisión Europea. Claro que esas aseveraciones se interpretarán de forma diferente en función de las aspiraciones de cada uno.

Alexis Tsipras tiene 40 años, es licenciado en ingeniería por la Universidad de Atenas, hace poco que ha acabado de manejarse con el inglés, y está llamado, tras su victoria este domingo en las elecciones en Grecia, a negociar otra Europa con la cancillera Angela Merkel, a quien le podrá reprochar ahora que no le recibiera en junio de 2012.

Una carrera política desde joven

El líder de Syriza no es, sin embargo, el Pablo Iglesias griego. Ha experimentado, en carne propia, la recesión en su país, con las medidas aplicadas por la llamada troika (Comisión Europea, BCE y FMI), y logra ahora aglutinar todo el descontento con un plan muy claro: renegociar el pago de la deuda con las instituciones europeas, del mismo modo que ha ocurrido en otras ocasiones en la historia reciente, como el plan Brady en Latinoamérica, en los años 90.

Tsipras inició su carrera política de muy joven, enrolado en las juventudes del Partido Comunista Griego, el KKE, que obtendría este domingo un 5% de los sufragios. Lo dejó para formar parte de una coalición de fuerzas de izquierdas y de inspiración ecologista, llamada Synaspismós.

Fue presidente de esos movimientos en 2008. Pero, justo antes, se había probado como candidato a la alcaldía de Atenas, y logró un 10,5% de los votos. Justo después, Tsipras impulsó Syriza, las siglas de Coalición de la Izquierda radial, que le ha llevado a la cima.

Apoyos progresivos a Syriza desde 2009

Esa coalición ha ido logrando más y más apoyos. Del 5% en 2009, al 27% en junio de 2012, al 35% de este domingo. Es decir, Syriza no es Podemos. Ha ido trabajando en la política griega durante los últimos cinco años, y ha crecido a medida que la sociedad griega ha considerado intolerable las condiciones marcadas por las instituciones comunitarias.

En lo que sí se asemeja Tsipras a Iglesias, o al revés, es en su lectura de la situación. Mientras el Pasok se ha hundido, un partido que ha sido protagonista en Grecia en los últimos 30 años, y que había sido un interlocutor en la familia socialista europea e internacional, Tsipras recogía a sus electores con el mensaje de replantear las cosas de una forma directa, sin subterfugios, como es la petición de reestructurar la deuda.

Nadie le hizo caso, pero ¿ahora?

Nada le ha hecho cambiar. Ni el menosprecio de las autoridades europeas, sea Merkel, que no le recibió en 2012, o Juncker, que consideró que no tenía conocimiento de la realidad, o de Weidmann, el presidente del Bundesbank, que le ha pedido que no toque las reformas que se han puesto en marcha, o de Samarás, que ha protagonizado una campaña del miedo. Nada le ha llevado a modificar su posición.

Ahora bien, sobre sus espaldas residen las esperanzas de una izquierda europea que se ha acogido a Syriza para plantear alternativas a la Europa que ha ido implantando la canciller Angela Merkel. Tiene virtudes, pero esas mismas virtudes pueden transformarse en un problema.

¿Cómo se negocia con el poder, el poder real que representa la economía financiera?

En España, Podemos espera que Syriza abra el camino, para ir detrás.

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