PSOE y PP salen de pesca al río revuelto de Ciudadanos

El PSOE aprovecha la crisis interna de Ciudadanos para arrebatar una figura a Rivera, mientras el PP también maniobra en busca de una aproximación a Valls

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Ciudadanos no sólo tiene que cruzar los dedos para que acabe el goteo de dimisiones en sus filas, sino que también va a tener que blindarse para evitar fugas a PSOE y PP. Después de varios años sufriendo las dentelladas de Ciudadanos, el PSOE —sobre todo— y el PP preparan la venganza.

El presidente del Gobierno en funciones, Pedro Sánchez, estudia con particular atención las arenas movedizas de Ciudadanos para anotarse uno de aquellos fichajes que van directos al hígado del adversario.

Los socialistas sufrieron, a manos de Ciudadanos, las fugas de Soraya Rodríguez, Joan Mesquida y Cestino Corbacho. Y, ahora, aprovechando la crisis interna que ha desencadenado en Ciudadanos la política de pactos impuesta por Albert Rivera, van a devolver algún golpe.

El primer golpe del PSOE

De hecho, ya lo han hecho. El primero en moverse ha sido el presidente de la Generalitat valenciana, Ximo Puig, que ha cerrado la incorporación de Carolina Punset como asesora de su gabinete para asuntos europeos. Punset fue portavoz de Ciudadanos en las Cortes valencianas y eurodiputada.

Sólo es la primera presa de caza que se cobra el PSOE en el coto de Ciudadanos. Sánchez, aunque todavía concentrado en las cuentas de su investidura, planea maniobras en el mismo sentido que Ximo Puig y cuenta para ello con el trabajo sordo de José Luis Ábalos, la voz de los socialistas que más abiertamente ha defendido un pacto con Cs.

Sánchez intenta que el cinturón sanitario establecido por Rivera al PSOE sea, en realidad, su soga y ha ordenado a los suyos explotar las contradicciones internas que genera en Ciudadanos el veto a los socialistas.

Las maniobras del PP

También el PP intenta devolver algún golpe a Ciudadanos, aunque sus maniobras están muy limitadas, ya que su poder autonómico y local depende de la buena relación con los de Rivera. 

Hay un elemento que, sin embargo, se escapa a Ciudadanos y es Manuel Valls. El exprimer ministro francés se ha convertido en una pieza codiciada para sus adversarios y los populares planean contactar con Valls para ofrecerle algo parecido a un frente constitucionalista en Barcelona.

Rivera suspira por que sea Sánchez quien ponga fin a esta tortuosa etapa activando de una vez por todas su investidura. Pero no hay reglas claras en este sentido, como ya se vio en la no-investidura de Mariano Rajoy, cuando pasaron 125 días sin que se activara el denominado «reloj de la democracia», es decir, la sesión fallida de investidura en el Congreso que pone en marcha los automatismos para una repetición automática de la investidura.

Sánchez sigue manejando el mes de julio para su investidura, pero la presidenta del Congreso, Meritxell Batet, no mueve pieza. Las conversaciones del PSOE con Podemos han encallado y una letanía comienza a correr entre los socialistas, que reconocen que preferirían «a un Toni Roldán (uno de los dimitido de Ciudadanos) en el Gobierno antes que a uno de Podemos al que haya que atar con correa».

 

 

 

 

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