Rajoy gana el 20D, pero el Congreso pactará el nuevo Gobierno

Podemos irrumpe en España con 69 escaños y exige un cambio territorial profundo después de ser la primera fuerza en el País Vasco y Cataluña

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El cambio en España es trascendental. Toda Europa estaba pendiente este domingo de las elecciones españolas, con la gran pregunta sobre la mesa: hasta dónde podría llegar el castigo de los electores españoles al PP. O, dicho de otra manera, cuál sería el aguante del Gobierno de Mariano Rajoy. Y la respuesta no es concluyente, pero sí es determinante: el Congreso, donde reside el poder legislativo, cumplirá su papel.

En la cámara baja todos los partidos deberán negociar y pactar en los próximos años, con dureza, pero también con generosidad si quieren sacar España adelante. No hay nadie con mayoría suficiente para gobernar en solitario.

El PP sufrió este domingo un palo enorme, pero ganó las elecciones. Con 121 escaños, se queda muy lejos de los 182 de 2011. El PSOE, que estaba casi condenado a un resultado muy pobre, erosionado por Podemos, aguanta, aunque el resultado es escaso: 92 diputados.

Y Podemos emerge con gran fuerza, con 69 escaños, y con la certeza de que puede ser determinante por el propio programa político que defiende.

En las próximas semanas, el primer objetivo de Mariano Rajoy, como ganador del 20D, es garantizar su investidura como presidente del Gobierno. Lo tendrá muy difícil, pero no menos que el segundo candiadto, Pedro Sánchez. Los dos dirigentes podrían encabezar dos bloques, de centro-derecha, y de centro-izquierda, respecticamente, que están empatados a 161 diputados. Es una gran paradoja, pero ese ha sido el deseo de los españoles.

Los partidos nacionalistas vuelven

La otra paradoja es que, aunque estaban en fuera de juego, con la irrupción de Podemos y de Ciudadanos, que consigue 40 escaños, los partidos nacionalistas de siempre podrían ser de nuevo importantes. El PNV, como siempre, aparece estable y con ganas de participar en la política española con 6 diputados. Lo que era Convergència, ahora Democràcia i Llibertat, alcanza 8 diputados. Y Esquerra Republicana obtiene 9 diputados. Junto con Izquierda Unida, que entra en el Congreso, con dos escaños, todos estos partidos pueden inclinar mayorías en un sentido o en otro, en función de cómo se aborde el problema territorial.

Y ahí aparece Podemos. Esa es la fuerza del partido que lidera Pablo Iglesias, que se apresuró en destacar, precisamente, los datos de sus 69 escaños. Es la primera fuerza política en Cataluña, con diez puntos de distancia sobre Esquerra Republicana; la primera también en el País Vasco, aunque se queda con cinco diputados, uno menos que el PNV. Iglesias constató que «España es un estado plurinacional», insistiendo en que sólo Podemos puede ayudar a resolver uno de los problemas que siguen inconclusos desde la transición, como demuestra el proceso en el que se encuentra ahora Cataluña.

¿Una gran coalición?

El poder político, por tanto, estará ahora en el Congreso. Rajoy y Sánchez deberán buscar acuerdos, desde sus respectivos flancos. Existe otra posibilidad, que es la gran coalición entre los dos partidos. Pero eso supondría, en el caso del PSOE, un riesgo enorme. Los viejos dirigentes del PSOE se inclinaban por esa opción, en el caso de quedar por debajo de los 100 diputados, pero otra cosa es ahora afrontar el reto. Pedro Sánchez habló en la misma noche electoral de cambio.

Ahora, si ese cambio es posible, sólo lo podrá ratificar el Congreso, recuperando el espíritu de la transición para lograr la estabilidad del próximo Gobierno.

Quién reivindicaba ese espíritu era Albert Rivera, al frente de Ciudadanos. Tendrá un papel importante, pero no es el que había esperado. Sus 40 diputados se pueden considerar un éxito, pero Ciudadanos aspiraba a la segunda posición.

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