Rajoy renuncia a suspender la autonomía catalana

El presidente del Gobierno está dispuesto a mantener su estrategia basada en los recursos ante el Constitucional a la espera de nuevas elecciones al Parlament

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Dos frases casi literales de Mariano Rajoy que ha ofrecido en las últimas semanas a sus visitantes en la Moncloa: «Lo que necesitamos es saber con quién se puede contar en Cataluña, quién es el interlocutor». «Lo que no vamos a hacer es retirar urnas para que aparezcan fotos en los grandes medios de comunicación».

Esas dos ideas están en el centro de todas las reflexiones del jefe del Ejecutivo, que está dispuesto a mantener su estrategia, con un añadido: nadie ahora dentro de su partido –que es lo que le interesa— va a cuestionar su hoja de ruta. ¿Qué quiere decir con ello?

Pese a las reiteradas advertencias de dirigentes del movimiento soberanista, incluidos el expresidente Artur Mas y el actual jefe del Ejecutivo autonómico, Carles Puigdemont, sobre la posibilidad de que se anule la autonomía de Cataluña, o de que se tomen medidas coercitivas, Rajoy no tiene ninguna intención. Para él, «son todo disparates», que no entran en sus planes.

COMO OCURRIÓ CON EL 9N. Rajoy quiere negociar con el gobierno catalán. Pero sólo cuando se sepa quién gobierna la Generalitat y si tiene o no margen de maniobra, sin depender parlamentariamente –como ocurre ahora—de fuerzas políticas como la CUP. Y eso sólo se podrá comprobar con unas nuevas elecciones. En el caso de que Puigdemont acabe convocando el referéndum, Rajoy mantendrá la calma, según fuentes del PP.

La estrategia, pese al ruido de algunos medios de comunicación y de opinadores, será similar a la seguida con el 9N: recursos ante el Tribunal Constitucional y peticiones a la fiscalía para que actúe ante quien desobedezca al tribunal. Poco más. Rajoy no quiere gesticular más de lo necesario.

¿GENERALES Y REFERÉNDUM EL MISMO DÍA? Las cosas sólo se podrían muy feas si Puigdemont convoca las elecciones y el referéndum el mismo día. Pero, según las mismas fuentes del PP, a Rajoy le queda una gran bala que podría ser decisiva: convocar elecciones generales de inmediato, incluso el mismo día, para hacerlas coincidir con las catalanas.  Esa posibilidad no figura en su agenda, pero en el PP sí cuentan con ella si es necesario. ¿Servirá a Rajoy?

La paradoja es que la reflexión del mandatario español coincide con la de algunos dirigentes del Pdecat y ERC. Aunque el discurso oficial insista en que se convocará el referéndum y que Cataluña será una república independiente; la idea que prima es que se deberán convocar elecciones y buscar la formación de un gobierno sólido que pueda negociar con el gobierno español.

En el caso del Pdecat, los miembros de la dirección, como Marta Pascal, buscan cómo reorientar cuánto antes el partido, para conservar parte de ese centro-liberal que se ha ido esfumando en los últimos años. En el caso de ERC, Oriol Junqueras desea gobernar al frente de la Generalitat para demostrar que es capaz de ofrecer una buena gestión, y esperar más tiempo para lograr una mayoría social independentista.

PRESIÓN A LA DERECHA DEL PP. Habrá gesticulaciones, eso sí. Este mismo lunes, una nutrida representación soberanista arropará a Francesc Homs en el juicio en el Tribunal Supremo sobre el 9N. Pero las contradicciones internas comienzan a aflorar. Rajoy lo sabe y espera. Quiere realizar el mismo plan que con el 9N de 2014. Hasta ahora, el presidente del Gobierno ha capeado el temporal. La presión le llega de los círculos políticos y económicos a la derecha del PP en Madrid.

Son también opinadores y editoriales de grandes medios de comunicación, que piden medidas drásticas y la apelación al artículo 155 de la Constitución. Permitiría asumir, por parte del gobierno central, competencias autonómicas. Una de las más activas es Cayetana Álvarez de Toledo, fiel a José María Aznar. Nada de nada. Esperar.

Recursos al Constitucional, actuación de la fiscalía, y posibles inhabilitaciones, las que sean necesarias, una a una. En eso está Rajoy, que repite a quien quiera escucharle esas dos frases: necesita un interlocutor ¿Junqueras a medio plazo?; y evitará cualquier imagen que sirva a un medio internacional para decir que «en España no se respeta la democracia».

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