Renace el baile de fusiones en las patronales catalanas

Foment del Treball invita a Pimec a integrarse en su organización y avanzar hacia la unidad de todas las asociaciones empresariales. La Generalitat impulsa la unión desde la sombra y tras varios fracasos consecutivo

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Será la cuarta ocasión en la que se abran conversaciones tendentes a fusionar las patronales catalanas Foment del Treball y Pimec, pero nadie da por hecho que sea la definitiva. En los últimos días, la asociación de grandes empresas vinculada a la CEOE y que preside Joaquim Gay de Montellà ha propuesto a la de pequeñas y medianas empresas, dirigida por Josep González, reanudar las conversaciones que quedaron pospuestas en octubre de 2009.

La negociación se reactivó en el transcurso del viaje que una delegación catalana encabezada por el presidente de la Generalitat, Artur Mas, realizó a finales de febrero pasado. Según ha podido confirmar esta publicación en círculos gubernamentales, con posterioridad se celebró un encuentro en el que participaron Gay de Montellà, Josep González y Eusebi Cima, presidente de Fepime, la filial de Foment que agrupa como cúpula a las organizaciones territoriales y a varias de las sectoriales más vinculadas a las pymes.

Con conocimiento del President, del portavoz de Govern, Francesc Homs, y del conseller de Empresa i Ocupació, Francesc Xavier Mena, Foment entregó una propuesta de mínimos el pasado 21 de marzo a Pimec en la que marca los principios que considera básicos para llevar a cabo la integración. Entre otros, la afiliación de Pimec a Foment.

El precedente de 2009

A diferencia del acuerdo que alcanzaron los presidentes de ambas patronales en el otoño de 2009 y que fue abortado por la oposición de los integrantes de Fepime, el pacto arrancaría con criterios diferentes. En aquel documento de hace tres años, el gobierno de la patronal resultante era equilibrado entre ambas asociaciones y, aunque mantenían una independencia funcional, la nueva cúpula se formaba de manera paritaria entre ambas organizaciones.

La oferta de Gay de Montellà a Pimec, que se ha concretado en los últimos días con propuestas adicionales, vuelve a situar a Fepime y a Pimec en igualdad de condiciones para la negociación, uno de los obstáculos que dificultó la fusión en anteriores ocasiones.

Medios empresariales consultados por Economía Digital se sorprenden del giro de los acontecimientos, así como del renovado interés de Foment del Treball por alcanzar un acuerdo con la patronal de pymes.

¿Por qué ahora sí?

¿Qué ha cambiado para propiciar este nuevo escenario? A decir de las fuentes consultadas existen tres razones básicas para interpretar la premura de Foment por recuperar un acuerdo que al actual presidente de Foment nunca le ha parecido prioritario. Por una parte, la crisis económica, el eventual recorte de fondos públicos con los que financiar las actividades y funcionamiento de las diversas asociaciones empresariales que componen la gran patronal hacen aconsejable obtener las máximas sinergias y los consecuentes ahorros de costes.

Tampoco es insignificante el papel de presión que el gobierno de CiU ejerce sobre ambas organizaciones, hastiada de las disputas por la representatividad y las tensiones que ese malestar subyacente no resuelto suponen en el día a día de la concertación social en Catalunya. “Además, Gay de Montellà quiere complacer a Mas para dejar de ser la patronal vinculada al PP mientras a Pimec se la identifica como convergente”, señalan medios del Govern.

La Cecot de la discordia

El tercer elemento que impulsaría la eventual fusión es la crisis no resuelta en el seno de Foment del Treball desde las elecciones de octubre de 2010, que dieron la presidencia a Juan Rosell hasta que éste fue designado presidente de la CEOE. Con motivo de aquel proceso, la Cecot que preside Antoni Abad se distanció de Gay de Montellà. Abad quedó fuera de la primera línea directiva, fue conminado a abandonar sus actividades en Barcelona, reprendido por las comunicaciones públicas de la patronal de Terrassa y, en última instancia, en la cúpula de Foment ha llegado a sopesarse una eventual expulsión de la Cecot de Foment.

Medios próximos a la organización empresarial vallesana señalan que en Foment existe cierto temor a que Cecot y Pimec pudieran aliarse y provocar un problema de representatividad mayor al actual.

En el centro de ambas razones figura la resolución del Tribunal Superior de Justícia de Catalunya, que concede a Fepime la condición de “patronal más representativa” por silencio administrativo de la Generalitat. Aunque el Ejecutivo autonómico y la propia Pimec han presentado un recurso de casación que paraliza la ejecución de la sentencia, en caso de que el fallo se reafirmara se daría la circunstancia de que tres asociaciones empresariales obtengan la condición de representatividad ante la administración catalana.

Nuevo equilibrio de representación

Se trataría de una circunstancia que podría romper el equilibrio histórico de representatividad entre Foment (75%) y Pimec (25%) y obligar a repartir a tercios esa condición. Tanto Pimec como Fepime podrían resultar beneficiadas de esa circunstancia en términos económicos (reparto de fondos públicos) como de sillones de representación institucional. La perdedora, en ese caso, sería la propia patronal Foment.

Los últimos movimientos del presidente de Foment no son plenamente compartidos por el presidente de la filial Fepime, Eusebi Cima, según explican fuentes próximas al industrial textil. Cima, vicepresidente de Foment y de Cepyme, ha asumido el liderazgo de Gay de Montellà, pero no es uno de sus colaboradores más estrechos.

Idéntico escepticismo plantea la iniciativa de Gay de Montellà en Pimec, donde sólo parecen dispuestos a tomarse en serio la invitación teniendo como punto de partida el acuerdo de octubre de 2009 titulado “Acord de reordenació del mapa patronal Foment-Pimec”, que fue suscrito y negociado por Rosell, González y los secretarios generales Joan Pujol y Antonio Cañete, respectivamente.

Fuentes de esta organización se niegan a comentar la existencia de las conversaciones, pero señalan que en cualquier caso “un proceso de fusión sólo puede fructificar si la patronal de la gran empresa se toma en serio de una vez que la unión no puede significar que se reduzca la voz de las pymes, sino lo contrario”.

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