Sánchez aplaza la mesa de diálogo con ERC

El presidente del Gobierno congela la designación de ministros hasta la semana que viene y retrasa el diálogo bilateral entre Gobierno y Generalitat

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Todas las prisas que tenía Pedro Sánchez por consumar su investidura se han transformado, de la noche a la mañana, en calma para anunciar a sus ministros. Sánchez, que forzó al Congreso a habilitar su sesión de investidura en fin de semana y en víspera del día Reyes, ha optado ahora por un frenazo y, de paso, por desautorizar a las voces del PSOE que aseguraban que la composición del gobierno se comunicaría a partir de este mismo miércoles, una vez publicada su designación como presidente del Gobierno en el BOE, porque «no hay tiempo que perder después de tantos meses con el país paralizado».

Pues sí que lo hay. Sánchez, investido, entre otros apoyos, gracias a la inquietante abstención de ERC —»me importa un comino la gobernabilidad de España», dijo su diputada Montse Bassa, hermana de la exconsellera encarcelada, antes de convertirlo en presidente— se va a tomar unos días para cerrar su consejo de ministros.

Y así consigue dos cosas: la primera es aplazar la mesa de diálogo entre Moncloa y Generalitat acordada con ERC, la cual debe reunirse «en el plazo de quince días desde la formación de Gobierno de España». De esta manera se quita encima el aliento de los soberanistas, únicamente interesados en hablar de autodeterminación y de amnistía, aunque la primera preocupación del ejecutivo es —o debería ser— la aprobación de los presupuestos.

Pero Sánchez no solo retrasa la mesa de diálogo entre Gobierno y Generalitat, sino que también se garantiza un puñado de días para dominar las portadas de los medios de comunicación, tal y como hizo en junio de 2018, cuando anunció con cuentagotas la composición de su gobierno.

Sánchez y la estrategia cuentagotas

Algunos recordarán que en aquel momento el equipo de Sánchez filtró, en primer lugar, el nombre de Josep Borrell como ministro de Exteriores. Era un lunes. Y Borrell se llevó ríos de tinta porque era considerado uno de los grandes azotes del PSOE contra el independentismo debido a su involucración en la batalla contra el procés.

Al día siguiente, martes, la filtración fue doble: por la mañana, la vicepresidenta Carmen Calvo y, por la tarde, la ministra de Economía, Nadia Calviño. Siguió el goteo al cabo de 24 horas, el miércoles, con otra doble sesión de anuncios de mañana y tarde, la mayoría anodinos a excepción de uno de impacto para el gran público: el del astronauta Pedro Duque como titular de Ciencia. Las filtraciones se completaron con la comunicación de que el juez Fernando Grande Marlaska sería titular de Interior y con la del presentador de televisión Màxim Huerta, ministro de Cultura.

¿Qué consiguió Sánchez? Tener a periodistas, analistas y ciudadanos entretenidos durante tres días con sus fichajes y, por tanto, tres días sin comentar que el líder del PSOE había llegado a la presidencia del Gobierno después de una moción de censura apoyada por Podemos, PNV, Junts per Catalunya, ERC y Bildu. 

Tres días analizando la conveniencia de Borrell como jefe de la diplomacia. Tres días dando vueltas a la trayectoria de Calviño en las instituciones europeas. Tres días repasando las proezas del juez Marlaska. Y tres días con las redes de cachondeo porque Sánchez había bajado del espacio a Duque. 

La jugada fue redonda hasta que dejó de serlo. Porque Huerta se convirtió en el ministro más breve de la democracia, ya que al cabo de seis días tuvo que dejar el cargo por fraude a Hacienda (distrayó 218.322 euros empleando una sociedad para cobrar lo que recibía por participar en El programa de Ana Rosa de Telecinco).

Sánchez vs Iglesias

El presidente del Gobierno ganará así su primera batalla a su rival y aliado, el vicepresidente Pablo Iglesias. El líder de Podemos ya ha quemado todas las naves. Ha dado a conocer todos los nombres de los ministros de su influencia y ya no hay golpe de efecto alguno. La pareja de Iglesias, Irene Montero, será ministra de Igualdad. El líder de Izquierda Unida, Alberto Garzón, será ministro de Consumo. Yolanda Díaz (Galicia en Común) será titular de Trabajo. Y Manuel Castells (propuesto por Ada Colau) será ministro de Universidades.

Así que no hay expectación alguna en conocer al equipo de Iglesias, ya anunciado. En cambio, Sánchez reserva algunas sorpresas. El líder del PSOE ya ha demostrado su gusto por los fichajes de impacto. Al margen de los casos ya mencionados, hay otros que lo demuestran como el del exseleccionador de baloncesto Pepu Hernández como alcaldable de Madrid. 

A favor de Sánchez o, quizás, en contra juega una circunstancia y es que ha decidido ampliar su consejo de ministros de 17 a 20 para cumplir con todas sus equilibrios. Así que hay una larga lista de sillas para que el presidente del Gobierno complete su partida de videojuego al PC Ministros.

 

 

 

 

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