Aragonès se arremanga con la CUP para intentar salvar los Presupuestos

Junts y ERC se niegan a explorar vías alternativas con Comuns o el PSC pese a la incertidumbre generada por los antisistema y el poco margen que da el calendario

El presidente de la Generalitat, Pere Aragonès, acompañado por el conseller de Economía, Jaume Giró, y la de Presidencia, Laura Vilagrà / Jordi Bedmar

El presidente de la Generalitat, Pere Aragonès, acompañado por el conseller de Economía, Jaume Giró, y la de Presidencia, Laura Vilagrà / Jordi Bedmar

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La amenaza de la CUP a los presupuestos de la Generalitat ha provocado que Pere Aragonès redoble su implicación en las negociaciones. Unas cuentas cuya aprobación han querido ERC y Junts que dependa únicamente de los antisistema, y que van a contrarreloj ante la amenaza de enmienda a la totalidad y la falta de apoyos cerrados.

El presidente, tras conocerse la voluntad de las bases de la CUP de presentar la enmienda a la totalidad, ha anulado un acto previsto para las 16h para estar personalmente en una reunión entre el gobierno y los anticapitalistas al más alto nivel que intente, en menos de una semana, que el socio preferente del Govern reconsidere su posición.

El Govern quiere concreción a la CUP, sobre cuáles son las partidas que deberían cambiar del presupuesto de la Generalitat. Aunque los anticapitalistas ya han advertido en más de una ocasión de las «tentaciones sociovergentes» en el modelo económico del gobierno de Aragonès, como el apoyo a grandes proyectos como el Hard Rock o los Juegos Olímpicos de invierno.

La «triple enmienda» de la CUP a las cuentas

La CUP ya ha avisado que su rechazo a los presupuestos es una «triple enmienda». Por un lado, el rechazo a unas cuentas «continuistas» que perpetúan el modelo socioeconómico de los últimos 40 años. También, ante la falta de voluntad de ERC de romper sus alianzas en Madrid con el PSOE para abordar un nuevo desafío, y por la insuficiente inversión social.

El resultado se ha tomado tras la Assemblea Oberta Parlamentària (AOP) de la CUP, que ha dirimido durante el fin de semana y ha cerrado su votación este martes. Un 63% de los 462 votantes –del total del 509 llamados a las urnas– ha decidido presentar la enmienda a la totalidad, frente al 33% que pedía abstenerse para seguir negociando.

Aunque la CUP no ha cerrado, todavía, la puerta al Govern. En la doble pregunta también se abordaba que, en caso de enmienda a la totalidad, si se debía seguir negociando. Un 68% de los votantes contestó que sí, mientras que el 28% restante querían dar por finalizada las conversaciones.

Para Junts y ERC el pacto sigue vigente, y la CUP sigue siendo, al menos hasta el próximo lunes –cuando se votan las enmiendas a la totalidad– el único socio posible. Ni republicanos ni ‘junteros’ han descolgado el teléfono para abrir conversaciones con los Comuns o los socialistas. «Hay margen para el acuerdo, y es donde centramos todos los esfuerzos», ha defendido Marta Vilalta.

El partido de Puigdemont hace corresposnable del fiasco a Junts. Mónica Sales ha vuelto a recordar que el máximo responsable es Pere Aragonès, y no el conseller Jaume Giró, al ser quien lidera el Ejecutivo. Además, ha asegurado que quien tiene la responsabilidad es ERC, quien pactó con la CUP la investidura de Pere Aragonès.

Los Comuns y el PSC siguen a la espera

No les preocupan los tempos, pese a que tiene poco margen para buscar alternativas. Si el Govern consigue superar la enmienda a la totalidad con la CUP en contra, tendrá únicamente un mes para tejer alianzas con el partido de Jéssica Albiach, que se encamina a seguir los pasos de los antisistema si el Govern no se pone en contacto antes para empezar a hablar.

Los socialistas mantienen la incógnita. Ni Junts, ni ERC quieren saber nada de Salvador Illa, pero el PSC no deja de tender la mano para convertirse en la muleta del Govern para aprobar unos presupuestos que el partido cree necesarios ante la crisis pandémica vivida desde 2020.

Una fórmula que también permite al PSC erigirse como alternativa útil, y apuntarse como medalla ante el constitucionalismo el haber dinamitado la famosa «mayoría del 52%» de la que siempre alardean los partidos independentismo. Una jugada que al partido puede salirle bien.

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