Cuixart se desmarca de la estrategia del indulto que activó el PSC

Aceptar un indulto "sería como reconocer que soy culpable de algo, y yo no lo soy", dice el presidente de Òmnium Cultural, Jordi Cuixart

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Jordi Cuixart rechaza participar de alguna manera en la estrategia del indulto que impulsó el PSC y que luego repetió el Gobierno. Si es necesario, pasará el resto de su vida en prisión, pero no aceptará un perdón por un delito que asegura que no cometió, afirmó el presidente de Òmnium Cultural en un perfil que publica The Sunday Times con motivo del primer aniversario de su encarcelamiento.

La delegada del Gobierno en Cataluña, Teresa Cunillera, fue la primera en poner sobre la mesa el indulto desde el Ejecutivo, después de que Miquel Iceta hiciera lo propio desde el PSC. Otros políticos que han coqueteado con esta idea son Meritxell Batet y Josep Borrell. Pero desde la celda de Cuixart en la cárcel de Lledoners esta no es una posibilidad, y avisa que jamás la aceptaría porque sería asumir la culpa.

«Sería como reconocer que soy culpable de algo, y yo no lo soy», comentó el ‘número uno’ de Òmnium en una entrevista desde su celda, rodeado de su familia, en una de las tantas visitas que reciben los políticos presos catalanes. El viernes pasado, por ejemplo, pasó a saludar Pablo Iglesias, después de su larga entrevista con Oriol Junqueras para negociar los presupuestos pactados entre Podemos y el PSOE.

Cuixart: «No soy culpable de ningún delito»

Cuixart reconoció en la entrevista de The Sunday Times que está «preparado, si es necesario, para pasar mucho más tiempo en prisión». No obstante, le encantaría salir (sin indulto mediante) para estar junto a su «mujer, la familia y la empresa», dijo, según la versión del reportaje recogida por El Periódico.

El periódico británico tilda a Cuixart de «mártir» y explica que fue encarcelado, junto a Jordi Sànchez de la ANC, por subir a un coche de la Guardia Civil cuando «las imágenes demuestran claramente» que abogaba por la tranquilidad de la multitud. Subió al coche «después de pedir permiso a la policía y lo hizo porque quería que los manifestantes se fuesen a casa», agregó el diario.

«No soy culpable de ningún delito. Jamás he repartido armas ni he hecho llamamientos a la violencia. Jamás haría daño ni a una mosca», manifestó Cuixart, quien cree que los jueces quieren usar su caso como «castigo ejemplar» y teme que le impongan una pena de 30 años, la máxima por el delito de rebelión por el que se le acusa. «Puede parecer imposible que en el siglo XXI exista en Europa un preso político», concluyó.

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