El secretario del principal sindicato médico catalán: “Nos han gobernado trileros con corbata”

Josep Maria Puig, de Metges de Catalunya: “La gente intenta hacer la vida lo más normal posible, con mascarilla, pero esto no es suficiente”

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Josep Maria Puig, secretario general de Metges de Catalunya, el principal sindicato médico catalán, carga contra los políticos que no han trasladado sus continuas promesas de mejorar la sanidad pública a los presupuestos.

En estos momentos, la sanidad pública catalana dispone de un 17% menos de dinero que hace diez años. Sus profesionales siguen “huyendo” al extranjero.

Este nefrólogo del Hospital del Mar de Barcelona advierte que los ciudadanos intentan hacer vida normal, con mascarilla, pero que esto no es suficiente para frenar la pandemia de coronavirus.

¿Cómo ve la situación?

Parece que está empeorando. Vemos las consecuencias del puente de la Constitución. A pesar de las restricciones, mucha gente salió fuera y los que no salieron se tiraron a la calle, a la zonas comerciales, sin guardar distancias. Ahora estamos viendo el resultado del puente, de aquellos comportamientos.

¿Y no aprendemos?

Vemos en las terrazas que la gente está codo con codo, en grupos, riendo. La limitación del aforo al 50% en los restaurantes se ha quedado en un deseo. Muchos se llenan como si no pasase nada.

El problema más importante que tenemos es que la gente se está cansando. Si uno no está concienciado, puedes pensar que lo acabarás concienciando, pero, en estos momentos, quien no tiene conciencia, no la tendrá nunca. Y los que la tienen, se están cansando. Lo estamos viendo en el comportamiento social y, esto, se traduce en más infecciones.

Vamos con mascarilla, pero comemos en casa de amigos. Si está abierto el bar, vamos a tomar algo. La gente intenta hacer la vida lo más normal posible, con mascarilla, pero esto no es suficiente.

¿Hacen falta más restricciones?

La pandemia nos ha demostrado que el contacto social es la principal fuente de difusión del virus. La primera oleada se controló enviando a todo el mundo a su casa, permitiendo que la gente únicamente se desplazara para ir al trabajo. Y todo cerró: bares, restaurantes, discotecas, gimnasios… Todos estos puntos de socialización estaban cerrados. Eso nos ayudó a pasar la primera oleada.

Cada vez que hemos cerrado todo lo que facilita el contacto social, al cabo de unos días o semanas da sus frutos. En cambio, cada vez que se ha abierto la mano, unos días más tarde hemos ido a peor. Me sabe mal, pero en este momento todo pasa por cerrar los espacios de socialización.

¿Se deberían cerrar los bares?

Desde el punto de vista sanitario, la respuesta es clarísima y rotunda: sí. Lo que pasa es que la vida es más compleja. El político tiene la responsabilidad de que la gente pueda subsistir. Somos un país pobre. No tenemos el dinero de los alemanes o los franceses para pagar la subvención para que sobrevivan [con sus negocios cerrados]. Debemos pagar lo que ellos dejan de ganar porque cierran por el bien de todos. Esta sería la filosofía, pero si no se acompaña de dinero no tiene sentido.

¿Por qué se colapsan los hospitales y la atención primaria?

Como aquel título de una novela de Gabriel García Márquez, Crónica de una muerte anunciada, llevamos años de encarnizamiento contra el estado del bienestar: en salud, atención a los mayores o educación.

Los gobiernos no han mejorado la sanidad pública sino que la han destruido

En los últimos diez años hemos tenido unos gobiernos con unos discursos muy profundos sobre el estado del bienestar, con políticos que se daban golpes en el pecho en su defensa pero que, cuando se cerraban los micrófonos, no trasladaban lo que decían a los presupuestos. No han mejorado la sanidad sino que la han destruido. Es un hecho objetivo que se demuestra con los números.

Vamos a por los números …

Si comparamos el presupuesto de la Generalitat del 2010 con el de este 2020, vemos que los ingresos han aumentado en un 30%. La cuestión es: ¿cómo se ha repartido este 30% más de pastel? Pues se ha incrementado la dotación de todas las consejerías, pero a Salud no le ha llegado ni un solo euro.

La sanidad catalana tiene un 17% menos de dinero que hace diez años

La situación es aún peor: para este 2020 se presupuestó para Salud un 1% menos de lo que se asignó en 2010. Si tenemos en cuenta que Cataluña ha registrado durante este periodo de diez años una inflación del 16%, esto significa que tenemos un 17% menos de dinero para sanidad que en 2010. Son números, no interpretaciones. Nos maltratan.

¿Por este motivo falta personal?

Se han perdido mil médicos de atención primaria, mil camas de hospital, 800 camas sociosanitarias, …  y esto ha provocado una sobrecarga de trabajo a los profesionales.

Y la gente joven, al ver como se trata a los profesionales, como se los sobrecarga de trabajo, con contratos temporales, en la más absoluta inestabilidad, levantan la cabeza y ven que, con solo cruzar los Pirineos, lo sueldos se duplican. Encima, la carga de trabajo es menor.

Esto también ocurre con los médicos catalanes que prefieren ir a trabajar a Aragón o a Valencia porque, al final del año, tendrán una diferencia de sueldo de 6.000 o 7.000 euros a su favor. Los profesionales catalanes huyen hacia otras autonomías y también hacia el extranjero. Los formamos con fondos públicos aquí y, luego, se van.

Los políticos están desesperados porque no encuentran médicos. ¿De qué les viene ahora este desespero, si ellos mismos han provocado esta situación? No les ha importado nada hasta ahora. Es una vergüenza como nos ha gobernado. No tenemos profesionales, se han ido, los hemos espantado. Esto es el fruto de 10 años de destrucción del sistema y no se puede arreglar en seis meses. Estamos gobernados por trileros con corbata.

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