6 playas para disfrutar del invierno frente al mar
En Fuerteventura, Lugo, Almería, Cádiz, Asturias o Mallorca encontramos playas para disfrutar de kilómetros de luz y arena dorada también cuando bajan las temperaturas

Playa de Bolonia. Foto: Turismo de Andalucía.
A menudo reconocidas entre las mejores del mundo, las playas españolas no solo tienen aguas cristalinas, buenas temperaturas o condiciones que las hacen perfectas para practicar deportes como el submarinismo, el snorkel o el paddle surf.
De arcos entre acantilados a ruinas romanas pasando por arenas volcánicas, oasis salados y pecios hundidos rodeados de leyendas y misterios, las peculiaridades de estas playas las hacen atractivas con o sin baño, en verano y también en invierno.
De Lugo a Cádiz y de Fuerteventura a Almería, pasando por Mallorca y Asturias, en estos lugares también se puede pasar un increíble día de playa en invierno.
Playa de las Catedrales, Lugo
As Catedrais (Las Catedrales) es seguramente la playa más popular de Galicia.
La razón, más allá del baño, es que la playa es un auténtico monumento natural, una maravilla de la geología que nos espera en la costa cantábrica a la altura de Ribadeo (Lugo).
También como playa de Aguas Santas, el mar ha esculpido entre sus acantilados una sinfonía de arcos, bóvedas y columnas que recuerda a un gigantesco templo.
Para obtener las mejores fotografías hay que esperar a las horas de marea baja y, aunque es especialmente visitada en verano, también en invierno se puede contemplar su belleza, con la particularidad de poder ver este increíble paraje en perfecta tranquilidad.
Playa de Bolonia, Cádiz
Se podría decir que ya los romanos descubrieron y disfrutaron de las maravillas de las playas españolas. En muchos casos se han encontrado yacimientos casi rozando el mar, como es el caso de Baelo Claudia, en la actual playa de Bolonia (Cádiz).
La antigua ciudad, que llegó a acuñar moneda y elegir a sus propios gobernantes, es conocida por su factoría de salazones, en funcionamiento entre los siglos VI y VII, la famosa salsa garum que hacía las delicias de los habitantes por todo el Imperio y que suponía un intenso comercio entre su capital y la provincia de Bética.
Enmarcadas en la Costa de la Luz, a 15 minutos en coche de Tarifa, y camufladas entre dunas y arenas doradas, entre las ruinas es posible reconocer la Curia, las vías o el foro, todos ellos elementos de las antiguas ciudades romanas.
Playas de Mónsul y los Genoveses, Almería
Antes de visitar estas playas, que se ubican en el interior del Parque Natural de Cabo de Gata, en la provincia de Almería, hay que ver series como The Rat Patrol, una aclamada producción sobre la Segunda Guerra Mundial y películas como El viento y el león (1975) con Sean Connery, La Historia Interminable (1984), Las aventuras del Barón de Munchausen (1988) producida por el Monty Phyton Terry Gillian o Indiana Jones y la Última Cruzada (1989), en la que el héroe al que daba vida Harrison Ford, armado únicamente con un paraguas, logra derribar un avión nazi.
Son solo ejemplos que sirven para entender por qué las playas de los Genoveses y Mónsul son auténticos destinos de cine (por supuesto, aptos para cualquier momento del año).
Próximas a San José (que pertenece al extenso municipio de Níjar), la playa de los Genoveses, entre dunas, chumberas y agaves, tiene más de 1 km y muchos lugares para descubrir, además de ser apta para deportes como el kite surf y el snorkel.
La escenográfica playa de Mónsul, de alrededor de 400 metros, está flanqueada por formaciones rocosas de origen volcánico, incluida una escultural roca, y cerrada por una inmensa duna de arena fina.
Playa de Poo, en Asturias
Cerca del municipio de Llanes, en Asturias, nos espera la playa de Poo.
En la desembocadura del río Vallina, es una playa diferente a cualquiera que hayas visto antes.
Cuando sube la marea, el mar entra por la montaña y forma un oasis natural con escasa profundidad. Y cuando baja, la fina arena blanca se queda mojada dejando un espacio en el que pasear o practicar deporte.
En cualquier caso, es un lugar casi onírico, una suerte de oasis de agua salada, rodeado de elevaciones rocosas cubiertas de árboles.
Playa del Cofete, en Fuerteventura
Puede que vayas en invierno, pero la temperatura media anual de 20º que registra Fuerteventura quizás te permita bañarte en la paradisíaca playa de Cofete.
Habitual en los rankings de las mejores playas del mundo, se ubica en el corazón del Parque Natural de Jandía, en el extremo sur de la isla.
Sus 14 km de longitud y 50 metros de anchura componen un auténtico paraíso virgen libre de masificación, gracias a su protección y a la ausencia de infraestructuras, así como a su difícil acceso.
Guardería de tortugas bobas, enclave para el astroturismo por la total ausencia de contaminación lumínica y hogar de leyendas fascinantes, como las relacionadas con la enigmática Villa Winter, Cofete es el paraíso canario por excelencia.
Torrent de Pareis, Mallorca
Aunque el interior de Mallorca depara mil y un secretos ideales para ser descubiertos en invierno, las playas siguen siendo uno de sus más potentes reclamos en cualquier momento del año.
Si lo que se busca no es un refrescante chapuzón, merece la pena dejarse caer por Torrent de Pareis, un impresionante monumento natural en la sierra de Tramuntana.
Se trata de un cañón formado hace miles de años en la confluencia de los torrentes del Gorg Blau y de Lluc, a 150 metros de altura sobre el nivel del mar. De más de 3 kilómetros de longitud, desciende entre desfiladeros hasta llegar a la famosa cala de Sa Calobra, su desembocadura natural en el mar.
Su forma se debe a los materiales calcáreos de estos terrenos que, combinados con la fuerza erosiva de las aguas torrenciales, dieron lugar a un paisaje kárstico repleto de cuevas, simas, dolinas y, como en Torrent de Pareis, gargantas profundas que discurren entre paredes verticales (con alturas superiores a los 200 metros) hasta el mar.