Café Pagés, el futuro clásico del tapeo y el vermut en Gràcia

En sus 15 años de vida este informal local se ha sabido ganar su lugar con preparaciones tradicionales y ritmo de rumba

El local de Gràcia mantiene una estética retro

El local de Gràcia mantiene una estética retro. Foto: Juan Pedro Chuet-Missé

El barrio barcelonés de Gràcia siempre reivindica sus raíces. De hecho, todavía hay quienes miran con lupa y dividen al vecindario entre gracianos (que nacieron allí) y gracienses (que vinieron de otras zonas o ciudades). Por ello no es extraño que en sus estrechas calles haya sitios que puedan persistir en base a su propuesta gastro, pero también por el cariño que sienten sus vecinos. Como es el caso de Café Pagés (Torrent de l’Olla 27).

Este local, impulsado desde 2010 por Alberto Barros y Elena Vidal, es el hijo de CasaPagés, cada de comidas de la calle Libertat que lleva cuatro décadas y media de vida. A su vez, es hermano de Casa Pedro, que se está ganando su lugar en el paseo marítimo de Badalona. Su propuesta es simple: tapas de toda la vida, vermut, vinos de calidad, hamburguesas contundentes, y platos para compartir con algunas influencias orientales.

Tapas a buen precio

El local tiene una ecléctica decoración con elementos retro (como los espejos con madera labrada y los carteles de bebidas) con detalles que descolocan, como una bicicleta en las alturas o pequeños abetos que cuelgan del techo. Su barra y mesas redondas, de mármol y madera, son pequeños guiños a las tabernas de toda la vida.

La propuesta gastro está para ser disfrutada a cualquier momento. Uno de los imanes de la casa -como en Casa Pedro– es la carta de tapas a 2 euros, vigente todos los días de 19:00 a 21:00, y los sábados de 12:00 a 14:00.

Selección de tapas a precios accesibles
Selección de tapas a precios accesibles. Foto: Juan Pedro Chuet-Missé

Aquí se encuentran preparaciones como los champiñones a la plancha, los dados de brie rebozados, los boquerones, las albóndigas en salsa, los fingers de pollo, la croqueta de calamar o la ensaladilla rusa; que al ser de porciones más pequeñas, es ideal si uno va solo o no quiere quedar agobiado por el tapeo.

Llegar a Café Pagés a tomar un vermut y que te reciban los acordes de un músico es de lo más normal

Fuera de ese horario, las porciones ganan en tamaño, y se añaden otros platillos como los langostinos a la plancha, los huevos rotos con jamón ibérico o chistorra, varias opciones de tortillas (con cebolla, con chistorra o trufadas) o de croquetas (guacamole, o jamón ibérico).

Bocadillos y hamburguesas de buen tamaño
Bocadillos y hamburguesas de buen tamaño. Foto: Juan Pedro Chuet-Missé

Ensaladas y hamburguesas

Si se quiere ir por lo liviano, en Café Pagés hay cinco tipos de ensaladas, pero si la idea es irse bien lleno, que sepan que hay platos para compartir como el pollo al curry con arroz, las fajitas de pulled pork con cebolla frita, las costillas de cerdo con salsa barbacoa o el tataki de atún.

Además de media docena de bocadillos, con ingredientes como butifarra, jamón ibérico con brie trufado, chistorra, albóndigas o pechuga de pollo; la carta cuenta con tres opciones de hamburguesas de buen tamaño, una de ellas vegetariana. Y su tarta de queso, que comparte la carta de los postres con el coulant de chocolate, es fabulosa.

Casi siempre hay un artista tocando en Café Pagés
Casi siempre hay un artista tocando en Café Pagés. Foto: Juan Pedro Chuet-Missé

De vinos y vermuts

El precio medio de los platos está entre los 6 y los 12 euros, pero también cuenta con menú de días de semana a 13,50 euros y de finde a 17,90 euros.

Huevos rotos con jamón ibérico
Huevos rotos con jamón ibérico. Foto: Juan Pedro Chuet-Missé

Los mediodías y cuando reabren a las 19:00 es territorio de vermuts o de Aperol Spritz, aunque hay que tener en cuenta las propuestas de vino que se apuntan en la pizarra, con referencias de diversas partes de España, ya sea Rioja, Penedès, Verdejo o Montsant.

Barras para el vermuteo
Barras para el vermuteo. Foto: Juan Pedro Chuet-Missé

Llegar al Café Pagés y que te reciban con música en directo es de lo más usual. Guitarra en mano, diferentes artistas van desgranando temas pop o de rumba catalana, género que tiene, precisamente, a Gràcia como su patria chica.

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