El miedo a tocar impulsará el pago móvil

Igual que sucedió en China en 2003 con la epidemia de SARS, es probable que el Covid-19 acelere los pagos digitales, con el móvil, y el e-commerce

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A pesar de que no hay evidencias de que el dinero en efectivo suponga un riesgo de contagio del Covid-19, la insistencia por la higiene y el lavado de manos y por evitar el contacto con superficies y objetivos está causando una inevitable preferencia por tocar cuanto menos, mejor.

También a la hora de pagar. De hecho, una de las primeras medidas adoptadas por la banca tras el inicio del estado de alarma fue la de elevar «temporalmente» el límite de pago cuando se utilizan tarjetas ‘sin contacto’ de 20 a 50 euros, para no tener que teclear el PIN.

Una operación —teclear el PIN— que no es necesaria en muchos casos cuando se utiliza el móvil para pagar a través de sistemas de pago móvil como Apple Pay o Samsung Pay.

Mientras son cada vez más los comercios donde, aunque antes cogían la tarjeta aun siendo contactless, ahora prefieren acercar el datáfono al cliente incluso desde detrás de la mampara, que no interfiere en su funcionamiento, cuando se trata importes inferiores a los 50 euros.

Hábitos nuevos que se convierten en cambios permanentes

Es previsible que la crisis sanitaria del Covid-19 y el distanciamiento social impongan a la larga nuevos hábitos de compra y de pago que incluyan, además del e-commerce, un crecimiento de los pagos móviles, de forma parecida a como sucedió en China con la epidemia del SARS de 2003.

Entonces el SARS-CoV-1 (el actual es el 2) «aceleró en China el avance hacia los pagos digitales y del comercio electrónico,» dicen desde el World Economic Forum, «un cambio de hábitos debido a la epidemia se convirtió en un cambio permanente.»

Hoy en día el pago con el móvil es común en China. En el país asiático el pasado mes de marzo hasta 765 millones de personas usaron el móvil para pagar (datos de Statista).

También en China el 80% de quienes tiene un smartphone lo utiliza para realizar pagos de todo tipo de bienes y servicios (según Emarketer) en muchos casos sin tener siquiera tarjetas bancarias, sino mediante códigos QR y apps vinculadas directamente a la cuentas del banco. Se conoce como «pago móvil presencial» para diferenciarlo de otros pagos que también allí se hacen con el móvil, incluyendo el alquiler de la vivienda.

Nueva oportunidad para el pago móvil (argumento: la salud)

Grandes tecnológicas como Apple, Google, o Samsung e incluso Facebook (con libra y a través de WhatsApp) llevan años al asalto del sector financiero con los inconvenientes de seguridad, privacidad e incluso complejidad aparente y «compatibilidad» que suponen sus propuestas.

Inconvenientes que hasta ahora las han hecho tropezar en cierto modo, pero que en el período post-Covid tal vez encuentren una nueva oportunidad si si valoran desde la perspectiva de la seguridad y la salud.

Algunos expertos coinciden en señalar que tras el confinamiento muchas personas desarrollarán una consecuencia conocida como ‘síndrome de la cabaña’ que incluye, además del temor a salir de casa, cierto miedo también a entrar en contacto con otras personas, a usar el transporte público… y a tocar cosas.

De modo que incluso sin llegar necesariamente a la misofobia es muy probable que la crisis sanitaria incremente en cierto grado la conciencia social relativa a la higiene y la salud, que lleve a algunas personas a desarrollar cierta aprensión a la suciedad y los gérmenes. Tanto como para preferir los «pagos móviles presenciales» para no acercarse demasiado a nadie y para no tener que tocar, teclear, o firmar nada.

Una medida de seguridad «temporal» de un época que —como sucede en el experimento de los monos y los plátanos, y como sucedió en China hace más de quince años— se acabará convirtiendo en un cambio permanente a favor de los pagos digitales y móviles, y también del e-commerce.

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