Los algoritmos de precios tienden a perjudicar al consumidor

Una investigación descubre que los algoritmos que deciden los importes de los productos a la venta en internet aprenden por sí mismos a "pactar" los precios

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La colusión (cuando dos o más partes se ponen de acuerdo para limitar la competencia) no necesariamente se enseña a los algoritmos que fijan los precios en el comercio online. Un nuevo estudio demuestra que estos sistemas autónomos de inteligencia artificial, incluso en su concepción más simple, aprenden sistemáticamente a seguir patrones propios de las estrategias colusorias; es decir, que está en su naturaleza actuar en perjuicio del consumidor.

La investigación comprueba las sospechas de las autoridades antimonopolio, que temen que los algoritmos que usan las plataformas de comercio online (desde Amazon hasta los vendedores de menor fuelle) rápidamente aprenden el arte de la colusión, lo que se traduce en sacar provecho a costa de los consumidores. Y lleva inevitablemente a la pregunta: ¿qué son capaces de lograr cuando sí les enseñan a buscar el mayor lucro posible?

Los profesores italianos de economía y econometría de la Universidad de Bolonia que dirigieron el experimento construyeron dos sistemas de fijación de precios basados en algoritmos y los dejaron interactuar entre ellos en un ambiente controlado. Y descubrieron que «incluso algoritmos relativamente simples aprenden sistemáticamente a jugar sofisticadas estrategias colusivas», según el sumario de la investigación.

«Lo más preocupante es que aprenden a coludir por ensayo y error, sin conocimiento previo del entorno en el que operan, sin comunicarse entre sí, y sin estar específicamente diseñados o instruidos para conspirar», agregan.

Piden más investigaciones sobre los algoritmos de precios

En 2015 se reveló que una tercera parte de todos los productos de Amazon tenían precios fijados por un algoritmo. Desde entonces, los softwares de inteligencia artificial para definir el importe de un producto en línea se han multiplicado y abaratado, lo que lleva a suponer que la mayoría del comercio online tira de este mecanismo. El asunto está en la mira de las autoridades, en cuenta la Comisión Europea, por preocupaciones antimonopolio.

La preocupación es que estos algoritmos autónomos pueden descubrir independientemente que, para conseguir el mayor lucro posible, deben evitar las guerras de precios. Estos nuevos sistemas de inteligencia artificial son similares a los que han ganado a los campeones mundiales de ajedrez y go, que reciben instrucciones sobre la meta del ejercicio (ganar el juego, vender más, etc.) pero no sobre cómo llegar ahí, por lo que deben aprender solos.

Al comienzo de la prueba, los dos algoritmos luchaban entre sí para bajar los precios, pero eso fue temporal, dado que rápidamente empezaron a subir. En algún momento, uno de los sistemas comenzó a mostrar un «comportamiento autorreactivo», o a lo que los investigadores se refieren como «un signo distintivo de colusión genuina». Aunque matizan que esta actividad colusoria es «típicamente parcial».

Parcial porque, por un lado, los algoritmos no convergen con el precio del monopolio, sino con uno más bajo; pero, por otro lado, la propensión a coludir es obstinada, porque la colusión sustancial prevalece incluso cuando las empresas activas son tres o cuatro, cuando son asimétricas y cuando operan en un entorno estocástico (un sistema que funciona mayormente por azar), añade el estudio.

Los investigadores concluyen que estos resultados hablan de un reto para las autoridades que velan por la sana competencia, y afirman que es necesario realizar más estudios antes de considerar nuevas regulaciones. Lo más preocupante, dicen, es que estos algoritmos que fijan precios de forma colusoria lo hacen sin dejar rastro, sino por prueba y error, un hecho suficiente para respaldar los temores que el asunto despierta.

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