Las trampas más frecuentes de las etiquetas del pescado

Los carteles y etiquetas deben precisar, además del precio, la zona de captura y el método de pesca. Pero hay empresas que dan datos muy vagos o confusos

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España es uno de los mayores consumidores de pescado del mundo: alrededor de 40 kilos por persona al año. Para poder satisfacer la demanda, los barcos españoles, que se encuentran alrededor del mundo, capturan tantas piezas como para ser la primera potencia pesquera de Europa. Una vez que llega a las tiendas, los consumidores deben tener en cuenta que un cartel con el precio del producto es una información válida pero insuficiente.

Dicho de otra forma: en cualquier tienda –sea de una gran cadena o una pescadería de barrio- junto con el precio se deben consignar el nombre comercial y el científico de la especie, el método de producción (si fue capturado o si es de piscifactoría), la zona de captura o cría,  la categoría de arte de pesca en el caso de las extractivas, y si ha sido descongelado previamente.

Cada español consume 40 kilos de pescado por año

Si alguna tienda no brinda esta información estaría vulnerando el reglamento de la Organización Común de Mercados de la Unión Europea, que establece estas pautas en el etiquetado de las piezas. Sin embargo, pese a estas medidas nunca faltan los comercios que recurren a la picaresca para que engañar al consumidor.

Por ejemplo, como se ve en la fotografía, se promociona a la “merluza de pincho gallega”. ¿Acaso este pescado fue atrapado en aguas gallegas, con lo cual es un producto fresco y capturado hace pocos días? En absoluto: cuando se lee en detalle las especificaciones, se revela que fue capturado en el Atlántico norte, más exactamente al suroeste de Irlanda. Desde allí han llegado en barco hasta Galicia, y hasta que se expone en los comercios, habrá pasado al menos cinco días congelada.

Cartel con información del origen y método de extracción del pescado. / Greenpeace

La merluza de pincho gallega no significa que haya sido capturada cerca de Galicia

“Para que sea sostenible y capturada de manera artesanal, esta merluza tendría que venir del Atlántico norte”, de la denominada zona FAO 27, subárea VIII Bahía de Vizcaya –que es toda la costa norte española-, precisa Greenpeace. Esta organización ecologista ha emprendido una campaña para concienciar a la población y que preste atención a las etiquetas de venta del pescado y marisco. También para que sepa cuáles son los métodos de pesca.

Por ejemplo, cuando figura la pesca de arrastre cabe saber que es uno de los métodos más destructivos del lecho marino. Captura numerosas especies que mueren y no tienen ninguna utilidad para el mercado comercial.

La pesca de arrastre es uno de los métodos más destructivos del lecho marino

El bonito del norte es como se conoce al atún Thunnus alalunga, uno de los túnidos más populares del mercado. Pero que en las pescaderías se venda como tal no significa que haya sido pescado en el mar Cantábrico. Los atunes son uno de los grandes navegantes de los mares, y pueden ser capturados al norte de España, pero también en las aguas del Índico cerca de las Seychelles, o en el gigantesco Pacífico, a la altura de la Micronesia.

Las factorías no tienen la obligación, en las latas de conserva, de especificar la zona de captura, y en ocasiones lo que se indica es el lugar donde se ha procesado el atún. Por suerte, cada vez más empresas dan pasos a una mayor transparencia e informan de este detalle.

No se puede vender un producto como sostenible si se usaron redes de arrastre

Corazones de filete de merluza de Pescanova

En los congelados como los corazones de filete de merluza de Pescanova en el empaquetado se precisa que son productos elaborados con pautas de pesca sostenible certificada. Allí se indica que la zona de pesca es en el sur de África –más bien, en los caladeros de Namibia-, y que este alimento se produce con varias especies de merluzas, como la Merluccis capensis o la Merluccis paradoxus.

El punto de la discordia llega cuando se leen las artes de pesca: «está bien que se usen sedales y anzuelos, pero las redes de arrastre no se pueden calificar como un método sostenible», precisa Celia Ojeda, de Greenpeace.

El consumidor debería buscar pescados de temporada y capturados en aguas cercanas

Los caladeros de alguna especies como la merluza en el Mediterráneo se han agotado, por lo que los barcos deben aventurarse cada vez más lejos para las capturas. Según Greenpeace, el 75% de los stocks pesqueros están totalmente explotados, sobreexplotados o han quedado liquidados. Para tener un consumo responsable, esta organización ha publicado una guía en Internet para identificar a las especies de temporada, para que los consumidores también puedan elegir aquellos que se capturan en aguas más cercanas, y que llegarán más frescos a la mesa.

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